Es capaz de matarme 3/5

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Entramos a la cabaña, se veía pequeña por fuera, pero realmente era más grande de lo que parecía.

-¿Qué es lo que quieres hacer?- preguntó dejando las mochilas sobre un sofá.

-Darme una ducha, creo- cerré la puerta.

-Oh, claro.- rió irónico.

-¿Tú qué quieres hacer?- le sonreí también.

-Darme una ducha también, pero después de ti, claro.

-Te resfriarás.

-¿Y qué puedo hacer?

-Bañate conmigo.- no tenía que decirlo pero quería decirlo, perdón mamá.

-¿Qué?- frunció el ceño confundido.

Reí apenada y toqué mi frente.

-Bueno, es la única manera de que ninguno se resfríe ¿O esta cabaña tiene dos baños?

Negó con la cabeza y yo encogí los hombros.

asintió.

Sabía que esto sería sumamente incómodo, pero no toda la vida seguiremos así. Sé que él es un hombre bien, y con él quiero estar.

Entré al baño y abrí el grifo para dejar caer el agua esperando la caliente.
Michael aún estaba fuera.El baño
se encontraba ya lleno de vapor caliente. Me miré en el espejo del baño deshaciéndome de mi suéter y tirándolo al piso, dejando caer la falda y quedando en ropa interior.

-Cuando quieras- le dije desde adentro.

Entró segundos después.

Me miró e intentó sonreír.

Quizá parecía incomoda, nerviosa.

-Sí no quieres está bien.

-Sí quiero. - aseguré

Abrí las puertas de la regadera y probé el agua, estaba perfecta.
Me quité el sujetador dándole la espalda a Michael y lo lancé después de quitarme las bragas. Siempre nerviosa.
Entré a la ducha dejando que el agua caliente empapara mi cuerpo, escuché que la puerta se cerró y cerré mis ojos también. Segundos después sentí a Michael tocando mi espalda para después abrazarla y esconder su cara en mi cuello, provocó escalofríos.

-¿Qué pasa? ¿El agua está muy fría? ¿Por qué tiemblas?- le pregunté tocando sus manos qué estaban en mi abdomen.

-Lo lamento, estoy nervioso.

-¿Por qué?- fruncí el ceño.

-Sé que crees que ya debo tener esto dominado y así. Pero no, esto es diferente. Nunca me había duchado con una chica tan linda.

-¿Debo sentirme especial?- giré a mirarlo a la cara- yo también estoy nerviosa, creeme.

-Sí, lo sé.- sonrió mirándome a los ojos.

-Vaya Caballero- reí.

-¿Qué?

-Me miras a los ojos.

-No quiero mirar otra parte, no por ahora.- me besó.

Era vergonzoso e incómodo para mí, tener a un hombre desnudo a pocos centímetros de mi era nuevo.
Sentir su cuerpo rozando con el mío, su masculinidad junto a mi, era demasiado.

Pero aquel baño no fue malo, en realidad fue mejor que esos de una hora con agua súper caliente y cremas relajantes. Siempre será mejor estando con él, todo será mejor estando con él.

1.Mi Hermanastro-Michaentina (Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora