noventa.

1.4K 182 32
                                    

"No es tanto como te lo imaginas, no es que cada vez que lo pensara me sintiera horrible. No me sentaba bien, pero tampoco era algo por lo que no pudiera dormir." dijo. Aquello realmente me consoló.

"Pues sí me importabas. Bueno, me importas."

"No te creo." dijo, con una sonrisa desafiante.

"¿Cómo que no?"

"Dame un ejemplo."

"¿Recuerdas el primer día que nos vimos en Corea? Ese día en que me abriste la taquilla."

"Cómo olvidarlo." dijo, prestando atención a lo que yo decía.

"Pues, sé que te hablé de mala manera, pero al momento me sentí mal al pensar que podrías volver a tener la reputación que tenías en China. No quería que tuvieras aquella fama de 'persona de la que burlarse' aquí también. No quería que estuvieras solo en Corea también." dije. Aquello era verdad. La preocupación era un sentimiento que había estado en mí desde el principio de mi historia con Renjun, pero que no salió a la luz hasta este momento. No había querido admitirlo, pero siempre estuvo ahí.

"Vaya..." dijo. La mirada desafiante que había tenido al principio de mi explicación desapareció, y ahora tenía una mirada entre comprensión, incredulidad y atención. Quería que siguiera hablando y cumplí su deseo.

"De hecho, cuando vi que te habías hecho amigo de Jeno y Chenle me tranquilicé bastante, pues son dos chicos a los que conozco un poco gracias a Sohyun y creo que son dos grandes amigos para ti. En ese momento me sentí un poco más tranquila sobre tu situación aquí. No sabría cómo explicarlo pero, a pesar de que sabía que yo no podría hacer nada para ayudarte -pues me veía obligada a seguir con mi estupidez de odiarte-, me sentía como una madre con su hijo, sentía que tenía que estar atenta a tu bienestar para evitar de alguna manera que no lo pasaras mal como en China. Cuando te vi con ellos, sentí caer un peso de mi espalda."

Miré a Renjun, me miraba como a su película favorita, como a algo que no quería que acabase nunca. Yo misma me sentí sorprendida por la manera en que estaba admitiéndome a mí misma aquellas cosas, todas ellas ciertas.

"Aún así, no se si te dabas cuenta, pero de vez en cuando echaba alguna mirada a vuestra mesa en el recreo para ver si te estaban tratando bien. En efecto, lo estaban haciendo."

Al acabar la última frase, Renjun cogió una de las manos que yo tenía apoyadas en la mesa y me miró.

"Yina, puede que tú lo niegues hasta la saciedad, pero eres una persona maravillosa."

once again || huang renjunOù les histoires vivent. Découvrez maintenant