Capítulo 14

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Lo único que se escuchaba en la oscura habitación eran los chasquidos que producían los labios de ambos jóvenes al tocarse.

Llevaban unos cuantos segundos en eso. Ambos estaban de pie besándose, sus ojos estaban cerrados y la música de afuera no torturaba su ambiente.

Era un beso hambriento, pero no por ambas partes. Chris se sentía inquieto, no sabía muy bien qué hacer así que sólo trataba de seguir el ritmo, en lo que estaba fallando. No era un experto besador, y no se sentía muy bien esa noche... Así que no tardaron en correr lágrimas por sus mejillas mientras su amigo Jesse paseaba su lengua por su boca y mordía con suavidad su labio inferior.

Se separó lo más rápido que pudo, repitiendo una y otra vez la misma palabra: "no..."

El llanto no se hizo esperar, tampoco los gritos. Jesse no tuvo tiempo de preguntarse qué había pasado cuando ya se encontraba sentado en su cama con Chris a su lado, tratando de calmarlo.

Pero no era culpa de Jesse, él no había hecho nada malo; era Chris, él era quien estaba mal, y tampoco tardó en aclarárselo a Jesse, que solamente podía abrazarlo y tratar de consolarlo por algo que desconocía.

—Mira, Christopher, déjame llevarte a casa, estás ebrio y... Lo siento —le dijo el mayor con pena.

Chris seguía temblando entre sus brazos. Él no era pequeño como Michael, pero podía ser igual de frágil... Su Michael...

—No es tu culpa, Jesse, soy yo... Soy un idiota, ¿sabes? ¿Crees que por eso Michael no me quiera?

—Michael te ama, Chris.

—No, me odia, no me quiere cerca...

Jesse rodó los ojos.

—¿Es por eso que has estado actuando así últimamente? ¿Por Michael?

—Michael me odia...

Entre los jadeos, el llanto y lo alcoholizado que se encontraba Christopher, logró sacar un poco de lo que tenía dentro. Logró desahogarse un poco mientras su amigo acariciaba su espalda.

Ya le enfermaba sentirse así, y su propio olor a alcohol. Había pasado una semana y no sabía nada de Michael, y nunca dejaba de pensar en él. Se planteó muchas veces tratar de olvidarlo, pero esa idea lo enfermaba aún más, lo asqueaba más que cualquier cosa horrible que podría estar haciendo por dolor, como inhalar sustancias ilícitas y llorar hasta dormirse.

Prefería llorar, porque le recordaba que amaba a Michael más de lo que se amaba a sí mismo, y era el sentimiento más hermoso que alguien podría experimentar.

Estaba convencido de que Michael lo odiaba, pero no más de lo que él había llegado a odiarse.

Jesse escuchó atentamente todo lo que su amigo decía, a pesar de que careciera de sentido o que fuera opacado por sollozos. Nunca se había imaginado en una situación como esa, consolando a alguien con un corazón roto.

No le gustaba, pero, por empatia o cualquier otra cosa, el mismo dolor que las lágrimas de Christopher desprendían, lo sentía él.

—Oye... —Jesse rompió el silencio que se había formado luego de que Christopher se calmara, ya no había sollozos ni jadeos; ambos seguían abrazados—. Si me lo preguntas, Michael es un idiota, él se lo pierde...

En otro momento Chris hubiera reído por eso, por no ahora, ahora sólo tenía la mirada perdida en la oscuridad de la habitación, sorbiendo su nariz.

Jesse deseó no haber dicho nada, no sabía qué podía decir, no conocía la historia completa, y tampoco quería hacerlo, sólo sabía que odiaba a Michael, y eso le bastaba.

Pétalos [gay]Where stories live. Discover now