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Terror. Era la palabra más adecuada para describir la única emoción que consumía al hechicero en cuerpo y alma. Sus ojos no dejaban de mirar a la chica malherida sobre la tierra, y entonces su peor miedo se hizo real. El titán loco sostuvo el cuello de _____ con una sola mano para apartarla del suelo hasta que sus pies no pudieron tocar la tierra. Tony Stark y el equipo de los guardianes trataron de acercarse pero entonces el enemigo hizo más presión sobre el cuello de la heroína, dándoles así una advertencia. Acérquense y la mato de inmediato.
—Por favor, no —le pidió Stephen, era la primera vez que le rogaba a alguien. —¿Acaso es amor, Strange? —rió Thanos, ganándose una mirada de muerte del hechicero supremo.
—Déjala ir... te lo ruego —repitió el doctor, era tan difícil suplicar, pero ella valía toda la pena.
—Hagamos un trato: la gema por la insignificante vida de la chica —negoció el hombre púrpura.
______ pudo mirar directo en los ojos de su amado doctor, negando tantas veces con la cabeza como fue posible. No quería morir, eso era obvio, pero su vida no valía la de todas las demás en el universo.
—No lo hagas, cariño —logró gimotear por la presión en su cuello—. Voy a estar bien... estoy lista.
—No, no —negó rápidamente el castaño al comprender sus palabras, estaba despidiéndose—. No puedo.
—Lo sé —sonrió la chica débilmente, las lágrimas bajaron por sus mejillas al momento—. Pero yo sí.
Las manos de la heroína se movieron hasta la pretina de su pantalón donde su blaster se encontraba guardado, sabía que aquello no podría matar a Thanos, ya que había podido detener el ataque de Loki anteriormente, así que optó por algo más efectivo. Lo llevó a su cabeza y no vaciló en apretar el gatillo, quitándole a Stephen cualquier oportunidad de darle la gema del tiempo a Thanos por su vida.
—¡NO! —el hechicero prorrumpió un potente grito agónico, al tiempo que sus ojos seguían el camino de su novia descendiendo hasta el suelo. Jamás había experimentado algo así, tanto dolor, tanta pena.
—Hey, Strange, ¿estás bien? —la voz de Tony Stark interrumpió de pronto su visión, regresandolo de golpe al tiempo real.
La respiración de Stephen estaba fuera de control, aquella premonición había parecido tan real que por un momento se había olvidado de que sólo era eso, un posible futuro. Con este simple recuerdo, el hechicero se prometió que no dejaría que ése futuro se hiciera realidad, incluso si llegaba a verse obligado a arriesgar su propia vida. Ella lo merecía.
