Capítulo 4.- Guerra

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La jornada fue agotadora, pero al final de todo, el Chef estuvo satisfecho con el resultado

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La jornada fue agotadora, pero al final de todo, el Chef estuvo satisfecho con el resultado. Para su sorpresa, Tony había organizado todo de forma muy impresionante para haber tenído solo un día.

No le agradaba mucho ver de colores las etiquetas, aunque la caligrafía fuera perfecta. Mauro prefería las cosas estéticas, serias y minimalistas. Su nuevo empleado era un arcoíris con pies, siempre llamando la atención como si fuese una lámpara fosforescente. Ese chico no pasaba desapercibido en ningún momento. En fin, por lo menos cumplió con éxito la primera tarea que se le asignó.

Al salir, Wilson invió a cenar a Tony a una plaza cercana al trabajo, luego decidieron caminar un rato y por último, llegaron al departamento de Mauro. Se detuvieron en la puerta de entrada, el chico no podía invitar al otro a pasar, eso no iba a gustarle para nada a su jefe. Tenía que despedirse y mejor si era rápido.

—Eres muy agradable Tony. Me gustó mucho conocerte y estar contigo —Wilson alzó su mano lentamente, tratando de acariciar la mejilla del otro.

Sin querer parecer grosero, Tony se movió un poco incómodo de ese gesto.

—Gracias por acompañarme Wilson. Te veo mañana, aprecio mucho lo que hiciste por mí.

—Ansío que sea mañana para poder verte —el chico lo tomó de la mano y dejó un beso allí.

—Muy bien... —lentamente, Tony movió su mano para soltarse— Yo también ya quiero que sea mañana.

Fue una mentira del tamaño de un edificio pero no se le ocurrió otra cosa que decir.

Y es que Wilson no era feo. De hecho era un chico lindo, se notaba que era de su misma edad. Sin embargo, darle alas sería injusto.

Él quería sentir las mariposas en el estómago, de esas que te dicen que esa es la persona que andabas esperando, no quería salir con nadie asi nada más, quería enamorarse, ser feliz como lo eran sus amigos Dan y Lenard.

Parecía que Wilson iba a acercarse más hacia él, pero en ese momento Mauro llegó y gruñó, alertando a los dos sobre su presencia.

—Nos vemos después —se despidió el rubio y con una sonrisa tímida, salió del lugar.

Mauro no perdió tiempo y entró al departamento, dando un empujón al hombro de Tony.

—Estorbas en la entrada, pulga.

El chico entró después del mayor y azotó la puerta.

—¡No me digas pulga! ¡No me gusta!

—Me tiene muy sin cuidado lo que te guste —Mauro llegó a su habitación y cerró la puerta.

—Estúpido Mauro, te ganas mi odio a pulso —pataleando, Tony fue a su habitación por sus cosas. Mejor tomaría un relajante baño.

Unos 15 minutos después, estaba sumergido en una enorme tina de baño, con agua tibia y mucha espuma. Se sentía relajado y muy a gusto, tanto que hasta se puso una mascarilla de aguacate para mantener en perfecto estado su cutis. También se puso una gorra de baño y en sus manos tenía una revista que Wilson le había comprado en el camino.

Tony, chocolate y picanteWhere stories live. Discover now