Capítulo 9.- Revancha

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Después de arreglarse para ir al trabajo, Mauro fue a la habitación del chico a investigar si ya se le había pasado el coraje y así hacer una tregua

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Después de arreglarse para ir al trabajo, Mauro fue a la habitación del chico a investigar si ya se le había pasado el coraje y así hacer una tregua.

Tocó la puerta y al no haber respuesta la abrió. El chico no estaba, tal vez y era lo mejor, todavía estaba muy reciente su último encuentro y se sentía demasiado confundido como para saber qué hacer.

Tony le había dicho que se las iba a cobrar caro, pero eso era poco probable, ¿o no?

Al llegar al restaurante, Tony seguía sin estar a la vista. Los demás trabajadores ya habían llegado y ya era hora de dar las indicaciones, no podía esperar a que el divo apareciera.

Igual que todos los días, se colocó detrás de la mesa de la esquina, desde donde daba las indicaciones de siempre, los trabajadores se quedaban a cierta distancia pues desde su lugar se quedaban esperando por sus instrucciones diarias.

—Vamos a iniciar el día de hoy, implementando un leve cambio en el menú. Verifiquen la tabla que les coloqué en el anaquel de servicio —señaló detrás de todos ellos y esperó a que los trabajadores la localizaran con la mirada.

Ocupado en vigilar a su personal, fue muy tarde cuando se dio cuenta de que, con una velocidad impresionante, una pequeña mano traviesa se abrió paso debajo de su mandil.

El Chef dio un respingo pero de nada le sirvió, aquella personita le había bajado la cremallera del pantalón.

Solo pudo ver su mano, pero reconocería esa piel pálida en cualquier lado, Tony estaba escondido debajo de la mesa. No se veía porque esta, estaba toda cubierta de un lado y del otro tenía el espacio amplio para guardar ollas grandes. Era imposible que sus trabajadores notaran la presencia del chico y eso lo asustó porque no podía hacer nada al respecto. Se sintió furioso al darse cuenta de que el chico tenía razón, para una venganza, él tenía más imaginación.

La altura de la mesa cubría la cintura del Chef, pues era alta. De ese lado no había nadie más que pudiera ver lo que sucedía por debajo.

—Pulga, no te atrevas o te voy a matar ¡Sal de ahí! —Ordenó en un susurro, sintiendo la vergüenza de que ahora su miembro íntimo, estaba expuesto fuera de su pantalón.

El chico ni siquiera intentó darle una respuesta.

—¡¿Qué mierda pretendes?! ¡Sal de ahí! —Volvió a susurrar mirando discretamente hacia abajo. No podía ver a Tony, solo su mano que sostenía su miembro dormido.

—¿Chef? —Le habló uno de los trabajadores— Ya revisamos el menú.

—Ahm, bien, ahora van a...

Las palabras de Mauro se atoraron en su garganta, la lengua fría y húmeda de Tony estaba jugando con su carne expuesta.

—¿Chef? —Insistió el trabajador.

Tony, chocolate y picanteHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin