Capítulo 04
—podrías hacerlo, en serio, solo hazlo.
—es que no me atrevo, mi hermano se moriría del enojo y… Solo no podría hacer nada de eso por mí misma. Y la única persona que sé que me apoyaría, es la novia de mi hermano.
—bueno… ¿Qué tal si yo te acompaño a hacer tu primera travesura? —me miró con una sonrisa pícara. Mi estómago dio un vuelco.
— ¿Cual?
—Hacerte un tatuaje —contestó emocionado. Yo dudé— conozco un lugar de confianza, mi primo es el que tatúa. A mí me hizo dos tatuajes.
— ¿Tienes tatuajes? ¿Dónde? —le pregunte emocionada.
—Uno en la cadera y uno en las costillas, te los enseñaría pero una pareja de ancianos nos está viendo y me da vergüenza —admitió.
Reí y lo empujé suavemente.
— ¿Estás seguro de que no dolerá mucho? —pregunté mordiendo mi labio nerviosamente.
—bueno… Digamos que solo sentirás una punzada
—si me duele te golpeare —le advertí.
Mi celular vibro en mi short y lo saqué rápidamente.
—Diga —contesté sin mirar quien era.
—¡_______! ¡¿Donde rayos estas?! —gritó Nico al otro lado del teléfono.
Podía escuchar la voz de Ana a lo lejos diciéndole que no gritara.
—tranquilo Nico, solo salí a dar una vuelta
—de acuerdo. Llega temprano ¿Con quién estás? —preguntó preocupado.
—Con un amigo —contesté virando los ojos.
Me estaba fastidiando su repentina preocupación.
— ¿Qué amigo?
— ¡Que te importa! ¡Déjame en paz Nico, volveré a la casa cuando se me dé la gana!—le grité enojada y colgué antes de que me dijera algo.
No me gustaba gritarle a Nico ni me gustaba pelearme con él; pero cuando se ponía en su papel de hermano protector en verdad me cansaba.
— ¿Todo bien? —preguntó Niall.
—Mi hermano se está comportando como un idiota —la voz se me empezaba a cortar y los ojos a inundar de lágrimas.
No llores, ____. No. Llores. Te tomara por loca desquiciada.
—no podré hacer nada, simplemente no me atrevería a hacer nada por mi sola, me odio por ser tan cobarde, Niall. No puedo hacer nada sin pensar primero en qué pensará mi hermano, en si se enojará conmigo o si no le gustara mi actitud. O pensar en si Ana me apoyara o ira corriendo a decírselo a él ¡Y me moriré sin haber hecho una sola cosa de esta estúpida lista! —reproché con voz de vil desquiciada histérica casi ahogándome con mis propias lagrimas.
Niall me abrazó de nuevo y me recosté en sus brazos.
—linda, ve por lo que sea que te haga feliz. Al carajo lo que ellos piensen, preocúpate solo por ti misma —aconsejó mientras acariciaba mi brazo despreocupadamente.
Y él tenía toda la razón, tenía que hacer lo que yo quisiera, no lo que ellos quisieran que hiciera.
Suspiré y me acurruqué más contra el guapo. Se sentía tan bien estar entre sus brazos, tan confortable que ni siquiera me importaba que no supiera nada de él más que su nombre.
—Tienes razón —le dije y me alejé de su cuerpo para darle una sonrisa y que supiera que ya estaba bien. Pasó sus dedos por mis mejillas y sonrío.
—Eres muy tierna —soltó de repente, me sonrojé al instante— ¿Qué te parece si hacemos ahora mismo algo de esa lista tuya?
— ¡Sí! —exclamé contenta, tomé mi diario y lo abrí —eh… Lo primero no, definitivamente.
— ¿Qué es lo primero? —preguntó curioso.
—no te diré, de todos modos no me atreveré a hacerlo.
—anda, solo dime que es —rogó.
—Es subir una montaña rusa —puse los ojos en blanco— pero no, me dan pavor, jamás me he subido a una, creo que me daría un paro cardíaco.
— ¿En serio? No sabes de lo que te pierdes ¡Te encantará!
—mmm, no lo creo —lo corté rápido. Él estaba emocionado y se veía lindo, pero jamás me subiría a una montaña rusa.
—De acuerdo —se cruzó de brazos — ¿Me acompañas al parque de diversiones?
—Niall, ya te dije —lo miré con los ojos entrecerrados— no me…
—yo me subiré, tú solo me verás ¿Qué dices?
A final de cuentas asentí. Se levantó casi inmediatamente y me tendió su mano. La tomé y me paré.
Su mano era tan cálida, grande y suave que me dieron ganas de no soltarla jamás, pero lo hice. Porque quizás le daría un poco de miedo que le tomara la mano y que no se la soltara, y a lo mejor él se estaba volviendo loco porque no lo soltaba. Aunque me acababa de invitar a una cita… No, definitivamente no era una cita. Pero me gustaría que fuera una.
— ¿Vamos por Sofi? —pregunté ilusionada de ver a la niña de nuevo.
—no. Necesito que se quede sola con mi tía, ya sabes, para que se acostumbre a estar con ella —me explicó.
Y era mejor estar solos, porque así parecía más una cita, de acuerdo, quizás no era una cita pero cualquiera que nos viera pensaría que era una. ¿No creen?
Verían a una chica a punto de morir y a un galán de Londres y dirían: “miren que lindos ¡Están en una cita!” aunque no fuera una.
O quizás estoy muy desesperada y Niall es muy guapo.
Sí, eso suena más convincente.