V

244 68 18
                                    

Jimin llegó una hora después a ayudarme a ordenar mis cosas y si notó que había algo extraño en mí, no hizo comentarios. Tomé el tren a Daegu esa misma tarde.

Las semanas siguientes fueron las marcas que dejaste recorriéndome y las heridas de mis labios lo único que me convenció que no había sido un sueño. No sabes cómo dolió verlas desaparecer cada día un poco más, hasta que de esa noche no quedó nada. Hasta que de nosotros no quedó nada.

No le hablé de ti a nadie, Hoseok. Si lo hacía rompería esa magia que los dos habíamos creado y que sólo a los dos nos pertenecía.

El invierno acabó, la primavera duró lo que tardó en llegar el verano. Hace unos días Jimin me invitó a Seúl otra vez. Acepté, pensando que era una oportunidad para encontrarte otra vez.

He estado yendo al mismo bar, sentado en la misma silla y no has aparecido. ¿Y qué más puedo hacer, Hoseok, si no esperar que por arte de magia te acerques a mí una noche y me pidas compartir cenicero?

Puedo verte en cada cabellera negra que está dándome la espalda, pero el hechizo termina apenas se dan vuelta y me doy cuenta que no eres tú. Escucho las estrellas reírse cuando me ven salir todas las noches, aun sabiendo que lo que espero no ocurrirá jamás. Aun sabiendo que es probable que tú no recuerdes ni siquiera mi nombre.

Y al día de hoy, Hoseok, ¿qué no me confirma que fuiste una alucinación perfecta? Porque esa noche había querido sentir, y te encontré. Quería algo distinto a todo lo que conociera, y llegaste tú. Quería hacer algo estúpido, y me enamoré de ti. Todo tan ideal, tan bueno que no parecía algo que me pudiera ocurrir.

Pero cierro los ojos y puedo sentir tu cabello contra mi mejilla, tu olor y tu voz susurrándome cosas al oído. Y no, no, no. Sé que no lo soñé. No hubiera siquiera podido imaginar a alguien como tú.

Esta noche hicieron una fiesta en el departamento y bebí un poco más de lo que debía. Jimin me cuidó, pero al final prefirió dejarme descansando solo en la habitación que había preparado para mí. Ahí. La misma que meses antes tú y yo habíamos compartido.

¿Tienes idea de lo difícil que es esto, Hoseok? Las paredes, la cama, los muebles, todo. Lo veo todo, sólo existo aquí, y es imposible no pensar en ti. Ya no estoy seguro de en qué lado de tu labio tenías un lunar ni recuerdo el tamaño exacto de tus manos. El tiempo hace su trabajo en mis recuerdos y hace que te olvide, pero no olvido como me hiciste sentir.

Estoy tratando de dormir, pero no puedo. El techo se mueve y hay demasiado ruido aquí dentro, ruido que lleva tu nombre y que sólo se calma cuando pienso en esos detalles que me hicieron caer. Cuando pienso en las palabras que compartimos, en tus brazos a mi alrededor, en la sensación de tu cabello entre mis dedos, tu piel contra la mía y tus labios y besos hambrientos en todos lados. Casi puedo sentir tu calor a mi lado, pero es mentira.

Porque se siente como si antes de ti no hubiera existido nadie. Porque se siente como si después de ti nada será suficiente.

Y no mentiré, esa noche me emborraché pensando en ti.

Un trago por ti. Otro fue por lo que no fuimos.

Y otro, por lo que no alcanzamos a ser. 

y nos dieron las diez y las once 愛. vhWhere stories live. Discover now