4.

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~Ron~

¿Olvidarlo todo?

Se que una sola palabra mia haría que Hermione saliera de San Mungo sin embargo, era incapaz de decirla. Había preferido mantenerla dónde sabía que estaba segura, dónde los demás no se enterarán de nada.

¿Se puede retroceder el tiempo?

No podía olvidar y tampoco quería hacerlo. Recordar me hacía saber que ella no era débil, ni frágil.

No me necesitaba...

El día que regrese a verla me informaron del alboroto que armó Malfoy y me aterró pensar que el imbécil supiera lo que Hermione escondía. Si él sabía y quería estar cerca no era más que para amenazarla con la verdad, tal vez para tener algo con que divertirse. Lo que Malfoy se trajera entre manos era mejor que lo fuera olvidando, no iba a permitir que le hiciera daño a nadie.

Entré en la habitación seguido por los ojos brillantes de Luna, me pareció más extraña de lo habitual. Hermione estaba sentada frente a la ventana con un libro de cuero negro con letras doradas en el regazo.

¿El libro que Malfoy le dió?

Me pare frente a ella y se lo arrebate, arrojandolo lejos de ambos. Hermione no se movió, sus ojos estaban vacíos y cansados, como si no hubiera dormido nunca. Me agaché frente a ella y la nombre, pero no me veía, no veía nada en particular. Puse mi mano junto a su oreja y dí un chasquido lo más fuerte que mis dos dedos me permitieron. Fue claro el clic dando un chispazo en su mente. Sacándola del trance.

—Ron. —me sonrió tan tiernamente que por un momento se me olvidó todo lo que había hecho, todo lo que me había dicho cuando la lleve a San Mungo.

—Hola nena. —respondí con un hilo de voz. Me desconcertó verla reaccionar tan fácil. —¿Cómo estás?

—Sedienta. —se pasó la lengua por los labios.

—Conseguiré agua.

—No, quiero posion rabbit.

—¿Poison...? De acuerdo.

Salí y busque a Luna, le dije que era lo que Hermione me había pedido y al escucharme la rubia dió un suspiro de alivio y entró casi empujándome.

—Hermione, cariño, no hay de momento lo que quieres, solo agua. —con su varita Luna apareció un poco de agua y comenzó a darsela con las palmas de sus manos. —no podemos darle nada de vidrio, es peligroso para ella.

—Entiendo.

Observé la escena, parecían una madre e hija. En el tiempo juntas se habían hecho tan cómplices que no necesitaban hablar. Hermione miraba a Luna y ella le daba más agua o le acercaba una manta. Antes de volver a salir recogió el libro maltrecho en la orilla del cuarto.

—Lo tirare.

—Gracias.

Volví a acercarme a Hermione. Le toque la mejilla y ella recargó su rostro en mi palma.

—Te extrañé. Necesitas mejorar para que nos vayamos.

—Cuando vienes me siento mejor.

—Vendré más seguido entonces. —prometí sin darme cuenta lo mucho que me alegraba tener un buen motivo para verla a diario, no podía negarlo, todavía la amaba.

—Ron... ¿Ya me perdonaste? —preguntó alejando mi mano de ella.

No sabía que contestar. No estaba listo para dar un veredicto aún, no sabía si podía perdonarla. En realidad entendía sus razones de hacer lo que hizo, lo que me costaba trabajo digerir era que ella fue quien lo hizo. Siempre la ví como una mujer demasiado benevolente, demasiado buena con el mundo.

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