La vida es ahora, un riesgo.

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Ya han pasado unos cuantos días y me los he pasado viendo cómo son ellos. Con ellos mismos, con los demás y entre ellos. Aunque ésta última no me es fácil, ya que H no sale mucho del aula. Aún no entiendo por qué.

Al que si veo seguido es al chico alto, al cual he decidido llamar Louis, apesar de que es alto, su cuerpo luce pequeño y delicado, su cabello es café claro, sus labios gruesos y tu tez es pálida, pero aún así no deja de ser encantador. Además, usa lentes.

Me he puesto a investigar y apenas me doy cuenta que a los amigos de ambos ya los había visto un par de veces en un ir y venir rápido. Por eso no los recordaba.

Pero sólo eso sé. Identifico a sus amigos, pero no sé nada de ellos ni cómo se llaman.

Estoy en la clase de Matemáticas, bueno, a ésta altura ya no sé si llamarla clase, el profesor Sotto no ha venido en un par de meses y cuando viene ni clase da. Así que, he tomado éste tiempo para salir a ver un poco el panorama. Sebastien y Mia aún no llegan así que he ido sola. Llevo conmigo un bolígrafo y un cuaderno. Soy nueva en ésta escuela y, aunque ya estoy a poco de salir, puedo fingir que estoy tomando apuntes acerca de, ¿los árboles?

Son las 12:45 horas.

No tengo ni idea de si H y L ya han llegado al Instituto, pero ahora mismo estoy sentada en un lugar donde puedo mirar hacia ambas direcciones de aulas. En el escenario del Instituto. Yo sola. Nada sospechoso, ¿no?

Mi hoja está en blanco. La escogí sólo para escribir cualquier cosa que involucre a H y L. No sé qué será la primera cosa que escriba en él. Mi cabeza está en blanco y estoy aburrida. Así que, en el encabezado sólo escribo las iniciales de los nombres falsos que les he puesto y la fecha en que los conocí.

H y L. 11•04”.

Bueno. No puede ser tan malo.

De repente, una idea pasó por mi mente tan rápido que apenas pude procesarla. Me quedé pensando en si era buena idea, no, no era buena idea. Decidí que no importaba mucho, al fin y al cabo ya faltaría poco para que se acabe el ciclo. Miré hacia ambas puertas de las aulas. Están cerradas y nadie salía ni entraba por ellas.

Mi cuerpo reaccionó antes que yo y sin darme cuenta ya me dirigía hacia las aulas del segundo piso.

Estaba nerviosa hasta la mierda. Subí las escaleras y me detuve en la primera aula. 602. Cada puerta tiene los horarios de cada grupo que ingresa ahí. Y justo delante mío estaba la hoja. Miré a todos lados, había chicos por doquier, la puerta estaba frente a mi,  intacta. “La vida es ahora”, pensé. Me apresuré a anotar todas las horas de salida de cada día. Nunca he sido buena disimulando, pero creo que esta vez nadie me ha notado.

Entonces, me aproximo a la siguiente aula. 603. Aquí no se encuentra los alumnos de ese grupo, están en el primer piso, pero este es su salón y este es su horario. Me apresuro a apuntarlo todo y salgo disparada hacia las escaleras sin mirar a ninguna otra dirección. No me di cuenta cuando abrieron la puerta del aula de H, entonces me golpeo con otra persona y la hoja con mis puntes sale disparada fuera de mis manos.

Cuando levanto la vista, veo una cabellera rizada. No puedo respirar. Ni siquiera ha salido un lo siento” por inercia de mi boca. Estoy completamente en shook. La hoja está en sus manos, pero él todavía me da la espalda.

Cuando él se gira hacia a mi, todo el aire que retenía lo dejo ir, no puedo sentirme más estúpida, no puedo sentirme peor. Él no es H.
¡Maldita sea! Pero son tan jodidamente parecidos.

—Mierda. No te vi, lo siento.— Estoy tan agradecida de no haber tartamudeado.

—No te preocupes. Aquí tienes.— Él me regresa la hoja. Pero no me pasa desapercibido que la ha visto.

Él está con sus amigas y todas me han visto. Tengo que salir de aquí. Yo sólo tomo la hoja y salgo casi corriendo de ahí.

Más tarde cuando salgo del Instituto, Sebastien y Mia ya se han ido y ahora camino hacia la parada del bus. Con la hoja de H y L, analicé los horarios y el único día que salimos los tres al mismo tiempo son los jueves. Hoy es jueves. Pero no he visto a ninguno de los dos en el día, supongo que no han venido al Instituto.

Camino por las calles hasta llegar al paradero donde, ahora mismo, casi no hay chicos del Inste. Pero, ahí está el otro chico rizado. Con el que choqué ahora. Estoy debatiendo para mis adentros si sería una buena idea ir a hablarle. Sabía que él iba en el mismo grupo que H y que seguramente lo conocía. Así que me dije “la vida es un riesgo.” Pronto, mis pies ya se encaminaban en su dirección.

—Hola.— Dije sin más. El chico me miró indiferente, pero al momento su gesto cambió, creo que reconoció mi rostro.

—Ugh, hola. Tú eres la chica con la que choqué ahora, ¿cierto?

—Si, si, soy yo.— De repente, me quedé en blanco. No sabía cómo seguir con la conversación. Estaba luciendo como una completa idiota. Piensa, piensa.” Yo no te di agradecí después de entregarme la hoja de mi proyecto. Hubiera estado en serios problemas si la hubiera perdido. Así que, gracias.

—Oh, no hay problema.— Me sonríe y ese gesto parece ser un si, ya vete.”

Pero no, no quiero irme, necesito información. Entonces, sin más, dije: —¿En qué grupo vas?

—Estoy en el 602.

—¿De verdad? Oh, eso está bien. Es que estoy buscando a un chico. Se parece mucho a ti, a decir verdad. Es de tu altura y también tiene el cabello rizado.

Entonces, él se rie un poco.

—Creo que hablas de CA. Él... Oh, bueno, ya tengo que irme, ya viene mi bus. Hasta luego.

Él se va y luego yo también. Cuando llego a casa enciendo mi computadora y comienzo a buscar su nombre en las redes sociales.

¡Mierda!, ¡Bingo!

Tengo sus datos personales, el nombre de sus familiares y quiénes son. También el de sus amigos y los lugares donde ha estado.

Todo lo he apuntado. Ahora si me metería en problemas si perdiera esta hoja.


Al final, si me caigo o si lo obtengo todo, sólo espero que valga la pena

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Al final, si me caigo o si lo obtengo todo, sólo espero que valga la pena.


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