Soltando globos.

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He dejado todo. Después de esa noche he dejado todo. 

Escapé de esa casa en medio de la noche, cuando llegue a la mía, tuve que entrar por la ventana de mi habitación, pero cuando revisé la casa, yo estaba completamente sola. La hoja de papel donde tenía todo apuntado acerca de ellos la hice pedazos y después la quemé. Tuve que desaparecerlo, tuve que hacerlo. 

Las fotos que tenía de ellos las he borrado, y también le de pedido a Mia, que borrara todas las que tenía en su celular.

He intentado que mi comportamiento respecto a ellos mejorase en los últimos días en el Inste, he intentado no toparme con ellos por los pasillos, ni con sus amigos, ni mucho menos con Pol, quién me ha confesado que siente algo por mi. Al principio, pensé que él era una clase topo, pero tal parece que no tiene ni idea de nada. 

He intentado no hablar al respecto con Mia y Sebastien. No me siento preparada para hablar de eso con alguien, me sienta incorrecto, tan personal, tan mío. No, definitivamente no puedo.

He intentado que la pesadez que siento en el corazón no me hunda mas rápido de lo que ya es. Intentando no sentir que los he perdido y a la vez que son míos, o que una parte de lo que ellos dos son juntos, es mía. Intentando de ignorar la comezón que siento en la garganta, aguantándome las ganas de llorar.

Estoy intentando no llorar porque he dejado todo. Pero tal parece que eso no cabe en mi mente. No ahora, no en este momento. 

No cuando me encuentro a escasos metros de la gran puerta de entrada al salón de eventos que está frente a mi. Aquí se celebrará la fiesta de los chicos de último año. Lo sé por Brandom, que en estos momentos me acompaña en el auto el que va manejando junto a su novia. Ella no ha preguntado nada y parece no importarle mucho.

Me he puesto un vestido hermoso, me he maquillado y arreglado el cabello perfectamente, pero afuera está lloviendo y ya no sé cómo sentirme por eso. 

Salimos corriendo hasta la puerta de entrada y Brandom ha entregado la tarjeta de recepción. No debería de estar aquí, no debo, sin embargo, tal parece que el recepcionista no se dio cuenta de mi presencia, su rostro estresado me confirma que soy la última de sus preocupaciones. Al entrar me topo una gran ola de chicos que no dejan de brincar, bailando al ritmo de la música, con una enorme sonrisa en sus rostros y otros sin dejar de gritar. 

Algunos chicos pasan tan cerca que puedo oler el alcohol que emanan de sus bocas. Me siento tan estúpida aquí, hay tanta gente a mi alrededor, que ya me he balanceado por empujones varias veces. Pero Brandom llega detrás de mi y me sostiene por el hombro. Cuando me giro para mirarlo, el me regala una sonrisa, luego el gira su cabeza para mirar a su novia y decirle lo hermosa que se ve. Yo he sonreído por inercia, porque me parecen hermosos juntos. Entonces, el vuelve a mirarme y se ríe un poco.

—Tú también luces guapa, celosa.— Yo sólo puedo rodar mis ojos hacia el cielo, porque no soy celosa en lo absoluto. 

Ya ha pasado una hora y todavía no puedo localizar ni a Louis ni a Harry. Brandom me ha alentado diciendo que no me preocupara que estaba seguro de que ellos estaban ahí. Se ha ofrecido a ayudarme a buscarlos, sin embargo, me he negado y le dicho que se divierta. 

Ahora me encuentro en la barra de bebidas, esperando que aparezcan en cualquier momento, pero no es así, tampoco estoy sentada sin hacer nada, ya que el barman de aquí me ha preguntado qué quería, pedí lo primero que recordaba de un cóctel, y ahora ya llevo dos Mai Tai. 

Ya no puedo esperar aquí, tengo que levantarme y buscarlos en la multitud. Y eso hago, estoy en medio de todos estos chicos, simulando bailar. 

—¡Hola! Nunca te he visto por aquí, ¿quién eres?— Levanto mi mirada para ver de quién se trata, pero resulta que yo tampoco nunca lo he visto. Yo sólo le guiño el ojo, porque es lo único que puedo hacer y pronto ya me encuentro lejos de su vista. 

Edlos.Where stories live. Discover now