Aquello Que Llaman Amor

-63-

Tras cinco meses de la misteriosa desaparición del presidente ejecutivo Kim Ryeowook, la policía ha descartado la posibilidad de un secuestro, luego de que su ex esposa Shin Taeyeon informara que tuvieron un breve encuentro en las Islas Maldivas.

Al parecer el heredero del imperio Kim se ha ido en un viaje secreto dejando a la empresa a cargo de su primo Kim Hangeng quien hasta el momento ha hecho un trabajo impecable, impidiendo que la imagen de la empresa y la familia quedase aún más manchada luego de los fuertes escándalos que han azotado su familia.

Aunque todas las empresas que tienen el sello de Koin se encuentran estables, la casa de modas Prince se encuentra en un punto crítico. Sin su jefe diseñador, el diseñador sustito Shindong, ha tomado las riendas de la casa y presentará la próxima semana la colección otoño-invierno en la Semana de Moda en Paris.

Algunos colegas de la industria de la moda han hecho homenajes en agradecimiento al legado que Kim Ryeowook ha impuesto en este mundo.

Por otro lado, un nuevo diseñador se ha postulado para presentar su primera colección la próxima semana. Todos están a la expectativa de ver su trabajo, ya que se sabe que es el mismo que diseño la complicada línea que la hija del jeque árabe, Al Waleed Bin, ha usado para su multimillonaria boda, y que ha dejado asombrado al mundo. Todos están ansiosos de conocerlo y ver su desempeño en este mundo tan exigente como estricto...

La voz de la presentadora se perdía por los pasillos blancos de la casa. La fuente que se encontraba en medio de la casa opacaba el sonido exterior. Las ventanas enormes dejaban entrar la luz necesaria para trabajar desde muy temprano hasta muy avanzada la noche. La enorme habitación estaba repleta de maniquíes y telas finas de todos los colores. Una estantería se alzaba desde el piso hasta el techo y guardaba todos los hilos, agujas y botones que pudiera necesitar. La luz amarillenta de la lámpara iluminaba una mesa en donde se encontraba costurando un vestido azul. Sus manos se movían ágiles con la aguja y aunque tenía varias cortadas en los dedos, no tenía tiempo para perderlo.

Estaba a punto de estallar gritando una lluvia de groserías. No podía creer que se había equivocado en una de las puntadas del diseño principal y eso le había costado cuatro días de atraso. Ahora estaba a punto de terminar y aún tenía que preparar todo el montaje para la presentación.

Agradecía profundamente que Heechul estuviera con él ayudándole de lo contrario ya estaría completamente loco.

Y claro que fue una locura... todo, desde que Heechul entró a su habitación en el hospital, todo se había convertido en una locura. Suspiró mientras enhebraba la aguja.

—Cho. —

Kyuhyun alzó la vista y se encontró con la presencia sin igual de Kim Heechul. Lo veía con algo de aprensión y compasión.

—Vaya— dijo caminando hacia él. —Cuando Valentino me dijo que estabas en el hospital no pensé que fuera tan grave. —

Kyuhyun sonrió. Se acomodó la ropa del hospital y trato de lucir menos enfermo.

—Gracias por venir. —

—No creas que vine porque me agradas. — hizo un movimiento con la mano y se dejó caer en el sillón. —Bueno, quizás un poco. —

—¿Eso es bueno? — dijo con algo de burla.

—Siéntete afortunado por eso, querido. —

—Entonces gracias. —

—No agradezcas nada aún. —

—¿Aún? —

—Sí. — Heechul se acomodó frente a él y lo miró con simpatía. —He venido por algo más que saludarte. Viene por negocios. —