O2

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Taehyung salió de la cocina y antes de avisar a su esposo que el almuerzo ya estaba listo, alzó una ceja confundido al ver que él no se encontraba en la sala. Apagó la televisión y ordenó las mantas situadas en el sofá, junto con los cojines, a continuación subió las escaleras pensando que a lo mejor el azabache estaba en la habitación.

-¿Kookie?, ¿amor? -Abrió la puerta con precaución, frenándola hasta la mitad para solo asomar su cabeza y observar el cuerpo semidesnudo del azabache sobre el cómodo colchón y las sábanas blancas. Pues lo único que le cubría era aquel boxer negro, que tanto le encantaba a Taehyung, quién se mordió el labio inferior ante la imagen de su esposo en esa posición tan sexual, a la vez que sus labios se mantenían entreabiertos dejando salir unos pequeños suspiros soñolientos.

Caminó silenciosamente hasta llegar al extremo de la cama y con cuidado de no despertarlo, se subió a esta y se acostó al lado de su pareja, al mismo tiempo que escondía su rostro en el cuello del menor. Aspiró todo su aroma, amaba el champú y el perfume del azabache, a pesar de que ambos compartían el mismo.

Admiró su rostro con parsimonia y detenimiento, a pesar de conocerse cada parte de la anatomía de su amado, nunca se cansaba de observarlo y recordarse tantas veces lo afortunado que era por tener a un hombre tan cariñoso, protector y hermoso como él a su lado.

Sus labios gruesos entreabiertos, sus grandes y levemente rasgados ojos cerrados que combinaban a la perfección con sus medianas pestañas y las arrugitas que se le formaban cuando sonreía junto a aquellos dientes de conejito, con unos hoyuelos delicadamente notorios adornando estos. Su grande, pero hermosa nariz, que amaba acariciar con la suya propia para dedicarse unos besos esquimales, que ya se hicieron rutina todas las mañanas, nada más levantarse. Y no nos olvidemos de esa cicatriz, oh Dios, esa línea recta y notoria en su mejilla izquierda que era extremadamente sexy y tierna a la vez y que cada vez que la vé no duda en besarla.

Y Taehyung terminó de escanear todos los rasgos de Jungkook, por el simple motivo de que acabaría con una erección entre sus piernas si seguía bajando más de aquella mandíbula. Por lo que, rodeó el torso de su marido con su brazo izquierdo y cerró los ojos para intentar consiliar el sueño.

Aunque fue en vano, ya que a los pocos segundos de cerrar los ojos, el cuerpo debajo de él se movió inquieto, probablemente intentando encontrar una posición más cómoda. Con sus labios todavía entreabiertos y saliva cayendo por sus comisuras, abrió también sus ojos para encontrarse con la mirada del castaño.

Era increíble que después de tantos años juntos, Taehyung todavía se sienta intimidado ante la fija mirada de Jungkook, causándole siempre un escalofrío en su espina dorsal y una sensación de timidez instalada en su pecho. Como justo ahora.

-Buenos días, cariño -Pronunció Jungkook como pudo, debido a la luz que le cegaba proveniente de la ventana y con la voz ronca a causa del sueño.

-Son las 15:30, Jungkookie. -Rió enternecido, al ver que el azabache comprobaba la hora en su móvil mientras se restregaba los ojos por el grillo de este. -Te quedaste dormidito cuando estaba preparando la comida. Seguro que debes de tener hambre.

-¿Enserio? -Se giró a verlo y tomó la cintura de Taehyung con sus manos, impulsándolo a sentarse en su regazo, por lo que apoyó su espalda en la cabecera de la cama y sintió como las tibias y suaves manos del mayor rodeaban su cuello y agarraban delicadamente su cabello. -Siento no haberte ayudado, bebé.

-No pasa nada, entiendo que hayas venido cansado del trabajo, además de que es mejor que te mantengas alejado de la cocina. -Rió levemente y depósito un corto beso en los labios ajenos, recibiendo una sonrisa traviesa de Jungkook.

Family ; kookv Onde as histórias ganham vida. Descobre agora