O3

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Después de desinfectar la herida, ventarla y terminar de comer, Jungkook insistió en lavar los platos y los cubiertos sucios. Taehyung se negaba diciéndole que debía de descansar y que de eso ya se encargaba él luego, pero el azabache se negaba rotundamente a ello.

—Es solo lavar dos platos bebé, puedo hacerlo yo. —Sin dejar que el susodicho pronunciase alguna palabra, agarró la esponja y abrió el grifo para comenzar a limpiar.

Taehyung hizo un puchero e intentó quitarle los utensilios, aunque resultó ser en vano, ya que la fuerza del azabache era mayor. Suspiró resignado y lo dejó continuar con la labor, apoyó sus manos en la mesa de mármol sitiada al lado del lavabo para impulsarse y sentarse sobre el mueble y poder estar cerca de él.

Jungkook lo miró de reojo y sonrió ante la tierna actitud de su pareja, aprovechó aquello y le salpicó con el agua de sus manos.

—¡Choco coco! —Exclamó el nuevo apodo que le había puesto hace unas semanas atrás cuando el cabello de Jungkook era literalmente un coco de chocolate derretido a causa del champú caducado y maloliente. El susodicho rió por su reacción y volvió a tirarle más agua. —¡Kookie!, ¡es mi camiseta nueva de Gucci!

El nombrado fingió arrepentimiento y cuando Taehyung había bajado la guardia y él había terminado de lavar, le hechó más agua, esta vez en su pantalón.

—¡JEON JUNGKOOK! —Gritó enfurecido y frunció sus labios indignado, aunque más bien parecía un puchero.

—¡JEON TAEHYUNG! —Dijo casi riendo, pues le era imposible no hacerlo, ya que Taehyung cuando quería verse intimidante siempre acababa viéndose como una bolita de arroz.

Pero vamos, el castaño no podía enfadarse de verdad. Solo son unas cuantas gotas de agua que más tarde se secarán. O eso pensaba Jungkook antes de que su pareja comenzase a perseguirle por toda la casa con sus puños cerrados al tal punto de tenerlos rojos, a excepción de los nudillos que se encontraban blancos por la presión.

A pesar de ser el más corpulento y fuerte de los dos, fue una gran desventaja que cojease cada vez que pisaba el piso con el pie herido. Sin embargo, nunca subestimes a Taehyung sobre su capacidad y forma física, porque quitando el hecho de que era más bajito que el azabache y portaba una linda pancita de bebé, podía partirle la mandíbula si se lo proponía.

—¡Si no vienes aquí ahora mismo, quedas en abstinencia!

—¡Llevo en abstinencia dos semanas, no me engañarás!

Jungkook entró corriendo a la habitación y la rodeó para salir de nuevo de ella y volver a bajar las escaleras antes que el contrario lo atrapase.

—¡No es mi culpa que no tenga ganas!

—¿Qué no tengas ganas?, sé que me deseas tanto como yo a tí, bebé. —Dijo en un tono seductor, atravesando el pasillo de nuevo para encaminarse a subir las escaleras. Su objetivo era agotar al castaño.

—¡AHG!, ¡deja de correr, maldita sea! —A medida que decía la frase su tono iba bajando y los jadeos de cansancio iban intensificando.

Subió las escaleras detrás de Jungkook y cuando ya estuvieron arriba, el anterior mencionado se dejó atrapar y se hechó a reír por la cara roja de Taehyung, quién le pegó un leve puñetazo en el pecho sin fuerzas.

Cuando iba a separarse del menor tropezó hacia atrás por no ver uno de los escalones, pero por suerte, Jeongguk se adelantó y lo tomó de la cintura fuertemente, impidiendo que cayese hacia abajo.

—Ten cuidado, mi príncipe. —Le guiñó un ojo y depositó un beso en sus suaves y acolchados belfos.

Taehyung lo miró seriamente, pero segundos después suspiró rendido y le devolvió el beso. Era imposible que se enfadase con el azabache, mucho menos cuando le llamaba con esos románticos y tiernos apodos, que a pesar de ser cliché, le encantaban.

Family ; kookv Where stories live. Discover now