La Sala De La Elección

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No os puedo describir que sensación se tiene cuando uno esta  cayendo al vacío, aunque os puedo asegurar que no es divertido . Fueron las nauseas de los segundos después que me hicieron replantearme mi situación. Puede que si que estuviera en un lugar mágico , porque os prometo que esa horrenda sensación me dejo muy claro que no estaba en un sueño.  Y por lo que vi, a Robin le debió pasar lo mismo, porque tenia los ojos como platos. intente concentrarme el la escena, estaba en una sala triangular y muy alta, tan alta que no se veía ni el techo. Cada lado de la pared, tenia un espejo de grandes medidas, uno ovalado y con un símbolo de una balanza en el marco superior, el otro rectangular con un símbolo de un corazón, y el tercero y el mas grande con forma de calavera y con unas inscripciones grabadas en un idioma que no me resultaba familiar. Parecían jeroglíficos. Aquel ultimo me dio mala espina, pero curiosidad a la vez. 

-Bien chicos, ya estamos todos. Hoy me ocupo de la clase B, es decir, los adolescentes entre diez y dieciocho, que soy vosotros- dijo Karl desde el centro de la sala- Por lo que veo, hoy somos muchos. Bien, aparte estos dos chicos- dijo señalándonos a mi y a Robin- Los demás habéis tenido tiempo de sobras para decidiros, unos más que otros. Empezaremos por los que han llegado antes- se sacó una lista de nombres del bolsillo y empezó a nombrar.

 -Adela Drake, diecisiete años, Madrid.

- Si señor- dijo la chica.

-Opción-mencionó Karl con tono imperativo.

-Resurección, señor- dijo una una voz decidida.

-Bien, pues atraviesa el espejo rectangular que tienes a tu derecha si  miedo, el cederá a tu paso, una vez lo cruces, ya no hay marcha atrás,¿ entendido?.

-Si señor- dijo con una voz nerviosa, y con mucha prudencia fue acercando la mano hacia el espejo, y cuando esta lo tocó, se formaron unas pequeñas ondas expansivas, y la mano empezó a penetrar el centro del espejo como si hubiera metido la mano el el agua. Poco a poco fue entrando su brazo y cuando llego al hombro se dijo a ella misma en voz baja.

- Adiós Adela- y se adentro en las profundidades del espejo como si un monstruo se la hubiera comido. 

-Y el siguiente es Carlo Bravo, 11 años, Barcelona- dijo Karl con tono monótono. Aquel niño estaba agarrado a una chica unos años mayor que él y lloraba como un descosido, como si el mundo se hubiera acabado. Y la verdad, es que que no le faltaba razón. Aquellos lloros me sobrecogieron y me hicieron reflexionar; yo no quería acabar con mi mundo, mi vida. Estoy de acuerdo que no fue justamente una vida ejemplar, ni mucho menos, pero había sido mi vida, y no tenia ningunas ganas de acabar con ella, no podía acabar así. 

Mientras el niño se despedía de quien parecía ser su hermana, yo empecé a pensar seriamente en la decisión que iba a tomar. Ni siquiera me planteaba elegir el juicio, pues sabía de sobra que el resultado no sería beneficioso. Y después de ver a la chica cruzar el espejo me había dado cuenta de que no quería terminar con mi vida, al menos no si tenía la oportunidad de conservarla, aunque estuviera muerto.

Lamentablemente eso quería decir que solo me quedaba la ultima opción, la puerta de la calavera, la Búsqueda del Noséque que tan peligrosa era según Karl, por suerte el peligro nunca me había echado atrás .

Crónicas De Mi MuerteWhere stories live. Discover now