Segunda parte de la novela "EL PRECIO DE UNA TRAICIÓN" Es necesario haber leído la primera parte para poder entender esta.
Un nuevo lugar, nuevas personas y una nueva vida. A veces empezar desde cero es lo mejor. ¿O no?
Tras encontrar a Jake, su nov...
—¿Te han gustado? —me pregunta Joaquín mientras me quedo atónita viéndolas.
—Son muy bonitas, gracias.
—No me refería a las rosas. —se acerca un poco hacia mí— Sino a esta semana, a estas... vacaciones si así podemos llamarlas.
Sonrío.
—Si, supongo...
—¿Supones? —ríe— Vamos a comer, mejor.
—Lo siento Joaquín, estoy algo agotada. Además, recuerda lo que me dijo la doctora antes de venir, nada de esfuerzos ni mucho menos alteraciones nerviosas, podrían hacerle daño a la bebé.
—Lo sé, pero vamos Clarissa, es nuestra última noche aquí en Barcelona, debemos de aprovecharla.
Si bien tenía razón yo no me encontraba dispuesta a salir ni a caminar por los lugares de la ciudad estaba agotada y tenía que reposar si no quería que el embarazo se me adelantara como me explicó la doctora. Tenía casi ocho meses y necesitaba total tranquilidad, y reposo.
—Tengo una idea. —digo sonriente— Compra algo y yo cocinaré hoy, te haré una cena.
—¿Cena? ¿Aquí? —dice mirando el piso que ha alquilado esta semana— Por mí está bien.
Se va hacia la tienda y a los pocos minutos regresa con comida lista para ser preparada. Aquí es cuando le agradezco a mi amiga Alexia por sus clases de cocina, sino todo estuviera ardiendo entre llamas y eso no sería nada bueno.
—Delicioso. —dice Joaquín terminando su comida y dándome un pequeño beso en los labios.
He intentado corresponder a los besos de Joaquín toda esta semana pero se me hace realmente imposible. No logro sentir ni un cosquilleo y eso es realmente malo, parezco una máquina que besa por inercia, no por amor.
Llegué a pensar que esta semana fue una muy mala idea, pero mañana regresaremos a la normalidad y espero que toda esta actuación de "la pareja perfecta" acabe pronto.
Lavamos los trastes en total silencio, el ambiente estaba en tensión, y la incomodidad se podía sentir a kilómetros de aquel piso.
