24

1.4K 63 7
                                    

Llegamos al estudio de baile, que queda cerca del hotel, y entramos a éste, a paso rápido.

— Hasta que llegan — dice una chica, con voz de fastidio.

No sé quién es, por lo que me impulso un poco con la punta de mis pies, ya que está siendo tapada por Justin, Nick y el chico moreno —que, aún no me sé su nombre—.

Es una chica de estatura pequeña, su cabello es largo y castaño, el cuál está tomado en media cola, y es morena.

Y si, es Ariana Grande.

— ¿Es Ariana? —me pregunta con incredulidad, Elysandra.

— Sí, es ella —respondo, perpleja.

¿Es la mismísima Ariana Grande, siendo fastidiosa?, wow.

— Vamos —dice y tira de mi brazo, acercándome a ellos—. Hola.

— Hola —hablo, al llegar.

Ella no mueve su rostro, ni hace ninguna expresión. Sólo nos mira a ambas y “suelta” un hola.

Ambas le sonreímos.

— Qué bueno que llegan, ahora podemos empezar —dice Nick.

Nos separamos, cada uno por su lado, y me saco el chaleco para comenzar. Antes, cojo una botella de agua y tomo, para luego posicionarme junto a el resto de bailarines.


En una hora ensayando nuestra parte, piso a Justin por quinta vez.

— Los problemas que tenemos, déjalos fuera, Leah —espeta, teniendo mi mano entre la suya.

— Esto no estaría pasando sino fueras un estúpido —digo, molesta.

— Tampoco estaría pasando sino fueras tan terca —frunce el ceño.

— ¿Yo, terca? —entrecierro los ojos, señalándome—. Tú eres el que me da razones para no estar contigo.

— ¿Entonces si es que yo no fuera un estúpido, estarías conmigo?

— Exacto, ¡eso mismo! Eres un completo estúpido, un egoísta.

— Ahora resulta que soy un egoísta —ríe, amargamente —. Cada vez me tienes más insultos, ¿qué otro?

— Imbécil.

— Se más original —rueda los ojos, divertido.

Y eso me molesta más.

— ¡Idiota! —el ríe.

Quiero matarlo.

— ¡No te rías!, ¿te causa gracia ser tan estúpido? —siento mi cara roja de la rabia—. No todo es un chiste, ¿si? Por primera vez en tu vida, toma algo enserio, porque de eso tú si que no sabes.

Él borra esa sonrisa de su rostro y, con la mano que me está agarrando, me acerca hacia él, tanto que siento su respiración en mis labios.

— Si tú no fueras tan terca —vuelve a sonreír.

Y, yo sin esperarlo, junta nuestros labios de golpe, dejándome casi sin respiración. Nuestros labios se mueven tan sincronizados, que en mi estómago comienzo a sentir cosquillas. Con mi brazo desocupado, me sujeto en la parte de atrás de su camiseta, para no caerme —ya que estoy inclinada—.

Luego de unos segundos, nos separamos rápidamente, tomando una distancia prudente. Y yo, por instinto, tapo mis labios con la mano que me estaba sujetando.

— ¿Ya ensayaron? —habla Nick, entrando en donde estamos—, porque es tarde. Debemos irnos.

Ambos asentimos, con nuestras respiraciones aceleradas.

Famous ➸ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora