Q U I N C E

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Kellan

Decir que estaba furioso era poco en comparación con lo que verdaderamente sentía retorcerse en mi interior

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Decir que estaba furioso era poco en comparación con lo que verdaderamente sentía retorcerse en mi interior. La ira pateaba mi estómago con fuerza y apreté la mandíbula para dejar de sentir su sabor amargo.

Primero sentí fue la más absoluta incredulidad que me invadió, seguido de la sorpresa, desconcierto y confusión, y luego la más cegadora furia me envolvió. Jamás consideré la más mínima posibilidad de que este día llegaría. Cuando David y yo huimos de casa, simplemente borre de mi mente todo recuerdo doloroso; incluso los recuerdos de mi madre en los cuales ella era solo un fantasma caminando alrededor de la casa debido a su depresión, los escondí en el fondo de mi mente. Conserve los recuerdos buenos, por supuesto, aunque fueran pocos. Conserve solo los recuerdos en los que aparecía mi mamá, mi hermano y yo, como una familia. Me convencí a mí mismo de que, al ella morir, mi hermano y yo nos convertimos en huérfanos. No teníamos a nadie, excepto nosotros mismos y los recuerdos de mamá.

No había un padre. Nunca lo hubo.

Sin embargo, aquella red de memorias buenas que tejí se deshizo al ver a mi padre justo en mi puerta. No estaba seguro de si debía llamarlo de esa manera, porque ciertamente él en el pasado nunca hizo méritos para llevar aquel título. Anthony. Su nombre era Anthony, me recordé. No pude evitar que un estremecimiento me recorriera al pronunciar su nombre en mi mente. Había pasado una eternidad desde que escuché, pronuncie su nombre. Mi garganta se sentía apretada cuando encontré sus ojos tan parecidos a los míos, excepto por la heterocromía, claro. Eso había sido algo dado por mi madre, creo. Sí, recuerdo que sus ojos eran de un café profundo y bonito, como el color del chocolate caliente.

Anthony abrió su boca para decir algo pero pareció pensarlo mejor y continúo en silencio. Annabelle miraba entre nosotros como si estuviera presenciando un partido de tenis, la sorpresa hacía que su boca estuviera abierta en una perfecta O y sus ojos estuvieran muy abiertos.

–Hijo – el hombre en la entrada dijo, y esa sola palabra me sacudió con tal fuerza, que sentí como sí hubiera tirado de la alfombra debajo de mis pies.

No pensé que tuviera tanto efecto en mí esa palabra, o su presencia, pero lo hizo y no me gusto. Así que, para que no dijera eso de nuevo, me obligue a salir de mi estupor. Hice mi camino hasta donde Annabelle se encontraba e hice que ella estuviera detrás de mí, ignorando su mirada interrogativa. No la quería cerca de él. Él había golpeado a mi madre, me había golpeado a mí cuando era un niño indefenso, así que tenía mis razones para desconfiar de sus intenciones. Parecía sobrio, pensé al analizarlo con más detenimiento. Ese hecho fue toda una revelación. No recuerdo haberlo visto en este estado de sobriedad durante mi niñez. Jamás.

La mirada de Anthony se ensombreció al ver como ocultaba Annabelle de su vista, y supe que había comprendido la razón detrás de ello, probablemente trayéndole recuerdos a la superficie de su mente. Dio un paso atrás, escondiendo sus manos detrás de su espalda. Bien, entre más lejos este, mucho mejor.

PURGATORIO |Souls Fractured #2|Where stories live. Discover now