T R E I N T A Y C I N C O

140 12 0
                                    

Annabelle

Puse una de mis manos encima de mis ojos, cubriéndolos del brillante sol, para mirar el edificio que se alzaba frente a mí

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Puse una de mis manos encima de mis ojos, cubriéndolos del brillante sol, para mirar el edificio que se alzaba frente a mí. Estaba nerviosa e insegura con respecto a sí debía entrar ahí o no. Antes de que todo se saliera de control, había estado buscando estudios de baile a los cuales inscribirme para retomar mi vida y así hacer lo que más amaba en esta vida a excepción del tocino, claro está. Las sesiones de fisioterapia estaban dando resultados maravillosos, y aunque no podía bailar Ballet de nuevo por su complejidad y el esfuerzo monumental que suponía, había otras infinidades de baile que podía hacer y en los cuales podía destacarme.

De todos los lugares que visite, tres estudios llamaron mi atención. Pero el más estupendo de esos tres que me cautivaron, Millennium Dance era el que se llevaba el premio. Así que aquí estaba, de pie junto a mi auto estacionado frente al estudio y sin saber qué hacer a continuación. Me sentía tan entusiasmada pero a la vez me sentía muy asustada. Quería probarme a mí misma, ver hasta dónde podía llegar, pero tenía un miedo horrible de forzar mi pierna demasiado y dañarla.

¿Arriesgarme o no arriesgarme?

Santa galleta de chocolate, estaba a punto de desmayarme.

Me abaniqué con ambas manos y practique varios ejercicios de respiración. La ansiedad estaba consiguiendo sacar a relucir lo peor de mí y no podía conseguir suficiente oxígeno. Como odiaba tener estos ataques de ansiedad, los cuales habían reaparecido después de que, bueno, saliera de esa fábrica del mal. Los episodios que había estado sufriendo no eran tan fuertes como antes, pero aun así sentir que te faltaba el aire, que tú visión fallaba y todo tu cuerpo se bloqueaba, no era bonito en lo absoluto.

Hurgando dentro de mi bolso por mi teléfono hasta encontrarlo, marqué los números con dedos temblorosos, necesitando algo en que concentrarme a parte de mis miedos.

—No puedo hacerlo —dije apenas escuché la llamada conectarse.

—¿No puedes hacer qué, Tinkerbelle? —la voz de Kellan sonaba divertida y sin aliento y me pregunte qué estaba haciendo.

—No puedo entrar al estudio —respondí y señale como una idiota al edificio como si él estuviera frente a mí.

Kellan era el único que sabía lo que estaba haciendo justo ahora así que llamarlo era mi única opción. No lo sé, simplemente no quería contarle esto a nadie por si todo salía mal y así evitarme sus miradas de lástima, algo que Kellan jamás hacía y ese era uno de los motivos por el cual lo amaba tanto.

—Claro que si puedes hacerlo. Recuerda que puedes hacer cualquier cosa si te lo propones. ¿Quieres bailar de nuevo, Annabelle?

—Sí —cerré mis ojos con fuerza y me apoye mi cadera en la puerta del auto, los sonidos de los autos al cruzar Ventura Boulevard casi ahogando mi voz cuando confesé—: Lo deseo con todo mi corazón.

PURGATORIO |Souls Fractured #2|Where stories live. Discover now