Capítulo I (sueño 1)

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2018

Cristina

Parecía un ambiente agradable, una boda como cualquier otra con una pareja que prometía estabilidad y prosperidad a un futuro personal. Eso pensé cuando fue el día de mi boda, pero esta vez no era la mía. Tania se veía reluciente, hasta daba la impresión de ser una novia inocente, tomada dulcemente de la mano de mi ex- marido, Eduardo. A él ya no lo veía con esa mirada especial que delataba la ilusión de una mujer acomplejada y muy bien acompañada, era algo más como una ligera sensación de asco hacia Eduardo, pero no puedo hacer nada en contra de mis pensamientos impulsivos que se lanzan desesperadas en busca de una solución lógica para calmar mis demonios de dramas urbanos. Por lo que sigo furtiva observando detrás de un empobrecido arbusto decorativo fuera de la iglesia, al pendiente de que los demás invitados no me vean, no fui invitada por la amante de mi ex, así que deduzco que no sería muy bien recibida. Siendo sincera, no tengo la menor idea de por qué me encuentro en dicho evento, no me favorece en nada, y ya no podría perder nada más, pero no vine por despechada ni mucho menos, todo se trata de la perfecta estrategia de investigación a la que llevo meses dedicándole mi whisky y pequeños trabajos de periodismo hechos por una escritora de segunda y ex alcohólica, al menos soy tan positiva de no considerarme alcohólica. Tenía la perfecta locura planeada, yo sabía algo que Eduardo no, yo sé de algo que los invitados no saben y tampoco se lo esperan. Mi único plan en ese instante era desmentir a Tania, al no tener aliento de bebida "curadora", me di cuenta de que no era ninguna idiotez, era perfecto. No lo pensé más.

Me decidí a caminar directo a la ceremonia, directo a la nueva pareja, debo admitir que sentía un tambaleo en cada paso, en el fondo estaba verdaderamente nerviosa por lo que estaba a punto de hacer frente a un gran público, pero era más mi coraje por cobrar justicia el que me hacía avanzar. La gente comenzaba a girar la mirada, siguiéndome y murmurando, provocando eco en los rincones de la iglesia. Notaba mi postura orgullosa con un poco de inseguridad, no tenía la más mínima intensión de detenerme, de dar media vuelta y huir, tenía una actitud provocativa de mil batallas que aún no empezaban. En mi imaginación solo me veía con poder, engrandecida en el escenario con una sombra naciente de mis pisadas, apartando en automático a los curiosos que olían mi drama a distancia; con un color que se tornaba a rojo en el ambiente, anunciaba la ira y angustia que iba a sembrar. Cuanto más me acercaba a ellos, menos controlaba una sonrisa de satisfacción para completar el único objetivo de crear equilibrio en las fuerzas contrarias.

Eduardo me miraba con desprecio, decepción de ver en lo que me convertí poco a poco en consecuencia suya, y ella, creo que Tania podría ser llamada de todo menos tonta, también esperaba el momento, tenía sed de mis insultos. 

  –  Espero haber llegado en el mejor momento, tengo un buen monólogo preparado para ustedes.

   – Cristina, no sé que es lo que pasa por tu mente, pero te pediré que abandones la iglesia por el bien de la poca paz que nos queda.

–  Tranquilo, no tardaría nada, es solo un pequeño aviso sobre la madre de tu futuro hijo, que salta a la vista que saldría de inmediato del disgusto, más que un aviso, será la marca de Tania que la seguirá día y noche dentro de su conciencia.  – Aparto al cura del altar para tomar descaradamente el micrófono, era intocable del momento, y ya había captado la atención de todo mundo.  – Quiero que sepan que la mujer a la que tienen delante suyo es un auténtico fraude para la sociedad, detrás de ese rostro joven y su sonrisa ensayada, se esconde lo más repugnante que origina el cáncer de nuestras calles. Muchos podrán pensar que estoy ebria pero créanme, en especial tú, Eduardo, que nunca había estado tan cuerda.

Tania comenzaba a impacientarse y sudaba fácilmente gracias a su personalidad nerviosa, quería hablar pero no habría defensa alguna.

  – Sólo estás haciendo el ridículo, es inútil de tu parte pensar que lograrías sacar algo de tu circo de despechada frente a toda mi familia. Haz el favor de irte antes de que termines de haber pisado hondo.

  – La única cosa  que está hasta al hondo es el cuello de tu novia, no eres capaz de imaginar el mundo que se esconde tras su espalda. Espero puedan escucharme perfectamente porque no repetiré las palabras, no existe esa necesidad. Tania Luna Carrasco, quien forma parte de la lista de principales sospechosos acerca del secuestro de Alondra Pérez, es actualmente buscada por las autoridades mexicanas junto a su cómplice Mario Medina, la protagonista de hoy tuvo la gran idea de esconderse en nuestro país como una rata y utilizarte para limpiar su nombre de cualquier insinuación criminal a su persona, quedando así, libre de sospechas al presumir su embarazo, símbolo de una falsa inocencia, ha sido la mejor actuación que verán alguna vez.

Todos comenzaban a asustarse, era increíble lo que recién escucharon, boquiabiertos con ojos que saltaban de sus órbitas, tantos datos muy precisos volvían la situación desagradable y confusa, pero no para ella, su gesto fue la perfecta interpretación de que su negocio tenía fin por ahora. Furiosa, a nada de escupir fuego.

  – Tengo muchas preguntas para ti, tantas cosas que tal vez ni entraron a tu cabeza como la buena psicópata que eres ¿Has podido dormir durante estos 5 años cuando te robaste el aliento de una inocente? 

Se escuchaba las clásicas onomatopeyas de sorpresa en los invitados, cada vez mas temerosos de lo que se había montado.

– Ese no es tu asunto, no tienes idea de lo que hablas, Cristina...

– ¿Quieres decir que es verdad, Tania?

Podía percibir como el mundo de Eduardo se derrumbaba a su alrededor, las lágrimas de mi ex-suegra la hacían dudar sobre si yo fui la buena en el cuento todo este tiempo, a ver si resultaba ahora una buena nuera. Muchos se veían demasiado sensibles para soportar más de lo que venía y optaban por irse.

 –  ¿ Tenías al menos la habilidad de sonreír como si nada hubiera pasado? Lo que te diferencía de una loca cualquiera, es que tienes en tu memoria perfectamente grabada cada acción y seguías con tu mentira, lastimando además de tu futuro marido, a una familia que está a miles de kilómetros destrozada por tu avaricia, hay una niña que posiblemente no se recupere por ti.

Su expresión final fue insensible, de aburrimiento, recogió la cola de su fino vestido y salía molesta de la iglesia, como si en automático abortara la misión y en el trayecto estaría pensando en una nueva alternativa de fuga sin hacer mencionar de nuevo su nombre. Pero antes de salir, subí el tono de mi voz.

–  Tengo una pregunta más para ti ¿Sabes que fue de Alondra?

Se detuvo en frío, sin moverse. Puedo jurar que esperaba ver alguna señal de arrepentimiento en su rostro, solo noté el miedo en el brillo de sus ojos, convirtiéndose el regreso de Alondra en su nueva pesadilla, oscurecida por su pasado y un futuro incierto que fluirá poderosamente en el caprichosamente débil destino de Tania. Supe de su miedo por la pregunta que hizo a continuación.

  – ¿Sigue viva?











Una pregunta másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora