Capítulo XIV

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- La idea es que trabajéis juntos para recoger todos los excrementos de los animales de este trozo del bosque. Aquí tenéis un mapa para guiaros. No os iréis hasta que lo recojais todo.

- Pero Hagrid, ¿y las criaturas del bosque? ¿No nos pasará nada? - dijo James, con alguna esperanza de poder irse ya de allí.

- Si no os salís del trozo señalado en el mapa, no hay problema.

- ¿Y si tenemos algún problema? - se preocupó Severus.

- No os pasará nada... Eso espero. - dijo Hagrid. - ¡Era broma! No pongáis esas caras.

Los chicos se adentraron en el bosque y fueron recogiendo todos los excrementos.

- Potter, creo que tenemos que continuar por aquí. Si continúas recto te saldrás del mapa.

- ¿Pero qué hablas? Eres tú el que te vas a salir si sigues por allí.

- Tienes el mapa del revés, Potter.

- Cállate y sígueme.

- Como nos perdamos será tu culpa.

A la vez que avanzaban, la luz iba disminuyendo y había más oscuridad, hasta el punto que les costaba ver.

- ¡Lumos!

- ¡Lumos!

- Oye, Snape. Creo que no es por aquí...

- ¿No me digas? No me había dado cuenta. Por eso no te lo he dicho 500 veces.

- Tú no te das nunca cuenta de nada.

- Era sarcasmo.

- Calla - le ordenó James.

- ¿Y si no quiero callarme qué?

- Cállate - susurró.- He oído algo.

- ¿Qué? - y entonces una flecha le rozó la cabeza a Severus y se clavó en el árbol que tenía detrás.

- Severus, cuando diga tres, corre por donde hemos venido.

- Potter, tranquilízate, vamos a buscar a Hagrid.

De pronto, apareció un centauro detrás de ellos.

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