Capítulo 11

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ALANA

Escuché la voz de Sam en la sala, charlaba con Alejandro y esperaban al anfitrión de la noche. La casa parecía volver a la normalidad, aunque estaba consciente de que esa normalidad solo duraría unos días.

―A mi Luis, le encanta comer mi lasaña ―dijo Cristina, ella había formado parte de mi vida luego de la muerte de mamá. Alejandro la había contratado para encargarse de la cocina y de seguro para mantener los ojos sobre nosotras. Con el paso de tiempo Sam y yo aprendimos a manejar bien la cocina y el trabajo de Cristina se fue escanciando. Hasta aquella noche que Alejandro la había contactado para que prepara una cena especial.

El timbre sonó y supe que el novio de mi hermana ya había llegado. Cristina siguió platicando, pero dejé de escucharla cuando Sam comenzó hacer las presentaciones.

―Papá ―dijo Sam―. Él, es Logan Franco.

«Logan Franco»

El nombre retumbó en mi cabeza, una y otra vez. Estaba más que segura de quien se trataba. No le veía la cara, pero su rostro lo concia perfectamente bien. Entonces mi memoria viajó a unos años atrás, en el cumpleaños de Dave.

―Dime, Cariño ¿Cuál es tu nombre?

―Alana Coleman ¿El tuyo es...

―Logan Franco...

¿Por qué de pronto el mundo se volvió tan pequeño?

Aun recordaba el día que le conocí y claro que no le había conocido por Ethan. Una chica me lo había presentado, una chica que esa noche se convirtió en una amiga y gran compañera de fiestas. «Noriel»

―...pero para ti soy Franco, preciosa.

Me despedí amablemente de Cristina, bajé de la silla donde me encontraba en la pequeña isla. Salí de la cocina y contemplé al hijo de pu... que no tuvo las bolas suficientes para decirme en la cara que estaba saliendo con mi hermana.

¿Por qué no le hice la pregunta a mi hermana? Era tan sencillo haberle preguntado, ¡Oye, Sam! ¿Cómo se llama tu novio? Entonces, ella me lo habría dicho y me había ahorrado este momento. Tal vez hubiera enfrentado a Franco y saber cuáles eran sus verdaderas intenciones con mi hermana.

―¿Así que tú eres el afortunado? ―no pude evitar soltar la pregunta, mis pies caminaron por si solos hacia donde se encontraban, Alejandro, Sam y Franco. Si no le conociera podía jurar que no le había afectado mi pregunta y en el tono en que la había mencionado.

―Tú debes ser Alana ―dijo tan indiferente, como si jamás en su vida me hubiera visto. Le miré a los ojos y me debatí entre decir la verdad o no. Estaba segura que mi hermana no sabía que yo conocía a su novio.

―Sí ―dijo Sam―. Ella es mi hermanita Alana.

Sam estaba derramando Flores y mariposas, que no se dio cuenta de las miradas que le brindé a Franco. Mientras Sam se sumergía en su burbuja de amor con su novio, pude fijarme en la vestimenta de Franco: camisa de manga larga azul cielo, pantalón negro desgatado por las rodillas y Converse negros. Si mi padre mirara debajo de la camisa y viera los tatuajes que había debajo, seguro y le daría un infarto.

Una parte de mi quería creer que se estaba tomando enserio la relación con Sam, pero la otra se negaba y era consciente del porqué: a él le conocía de hace años. Sabía de sus relaciones amorosas ―si a eso se le podía llamar así― y, por si fuera poco, Franco no era nada diferente a su hermano ―por algo era hermanos― los dos llevaban el título de "Chico malo" y con tan solo mirarlos podías decir: ¡oye! ¡Chico malo a la vista!

Llueve Improvisadamente © (#TheAvengersAwards)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora