Capítulo 37

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ALANA

— Lo siento, Alana —susurró Ronald con la voz débil.

Parpardee varias veces para olvidar aquellos recuerdos y volver al presente.
Quité la punta de la pistola de la cabeza de Mauricio, caminé hasta su lado de Ronald y me puse en cuclillas.

—Puedes soltarnos — murmuró—. Llevo mas de una hora en esta posición y no soporto el Sol.

—Vamos amigo —crucé mi brazo alrededor de su cuello—. Sabes que de no haber sido por tus estúpidos celos, no estarías aquí.

—No me volveré a meter en tu vida —habló de nuevo—. Solo suéltame.

—No soportaste la idea de que mi hermana sea feliz con tu mejor amigo —le susurré en su oido—. ¿Crees que así de fácil te vas a librar de mí? ¿Sabes que por tu maldita culpa y tú maldito plan de querer separarlos ya no me habla mi hermana?

—No fue su culpa —Intervino Mauricio—. Fue idea mía.

—Aun así —dije poniéndome en pie—. Si decia ser mi amigo, no tenía derecho a mandar esas fotos.

— Samanta no se merece a ese imbécil que decía ser mi amigo — siseó con rabia Ronald.

—Ni siquiera tú —le dijo franco, miré sobre mi hombro y lo ví con el ceño fruncido—. Ya es hora de irnos.

Fué mi turno de fruncír el ceño y me volví hacia él. Estaba apunto de hablar pero alguien se me adelantó.

—Alana —dijo Mauricio—. Por favor, no nos puedes dejar aquí.

Rodé los ojos.

—Solo dime una cosa —regresé de nuevo a su lado—. ¿Porque has vuelto?

—No te lo puedo decir —Volví a rodar los ojos.

Ethan venía caminando hacia nosotros, me tendió una tijera que tenía en la mano derecha.

—Haz que sufran un poco más —me dijo y luego me guiño el ojo.

Sonreí con malicia.

— Quitales la venda —le dije mientras tomaba la tijera.

Ethan lo hizo, luego caminé y me puse delante de Mauricio y Ronald.

—¿Quieren irse a casa? —Levanté la tijera—. Lo dejo a su disposición de ustedes.

—¿Que haces? —frunció el ceño Mauricio.

—Dejo la herramienta que los liberará —Con la tijera en mis manos comencé a caminar unos pasitos más lejos de ellos.

Había metro y medio, calculadamente entre ellos y la tijera. Dejé la herramienta en el suelo y regresé de nuevo.
Me pare delante de Mauricio y luego me puse en cuclillas, para poder verle mejor la cara.

—De ti depende si te quieres ir ahorita o más tarde —le sonreí y le apreté sus cachetes con mi mano derecha —. Espero no volver a saber nada de tí.

—¡No me puedes hacer esto! —gritó cuando comencé a caminar.

—Solo tienes que llegar a la tijera cariño —le dije a sus espaldas y emprendí mi camino hacia la camioneta.

—¡Alana, por favor! —fue el turno de Ronald.

Negué con la cabeza y seguí mi camino junto con los chicos, si ellos no se hubieran metido conmigo, esto no habría sucedido.
Tenía curiosidad de saber el motivo de su regreso, tal vez sí no hubiéramos terminado mal me habría emocionado con su regreso, pero no fue así, y encima viene con sus planes de seguir jodiendome la vida ¿Que rayos le pasaba?

Llueve Improvisadamente © (#TheAvengersAwards)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora