Capítulo 38

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Alana

Después de la charla con Néstor nada iba a ser igual en casa, ahora que sabía la verdad.
¿Que iba hacer con esa información?

Estaba completamente sola, Sam nisiquiera me dirigía la palabra.

Cerré los ojos y metí aire a mis pulmones. Él solo se había quedado quieto, observando mi reacción.

—¿Hace cuánto tiempo que sabes ésto? —le Pregunté a Néstor.

—Hace como unas tres semanas o más —se encogió de hombros—. Conocí a Alexa por facebook y luego a la siguiente semana salimos. Me dijo que sentía sola y no sabía con quién hablar, me contó lo anterior que te he dicho, no sabía que era tu padre, hasta que ví a Alexa en el mismo auto con él.

Solté un suspiro.

¿Cómo podría ser Alexa mi hermana?

                                                      ***

Llegué a casa con un pequeño dolor de cabeza y unas inmesas ganas de ir a la puerta de la habitación de mi padre, quería decirle tantas cosas, pero decidí esperar. Me conocía y sabía que aveces mi carácter me hacía decir cosas sin sentido.

Me metí a mi habitación. Decidí que lo mejor que podía hacer, era darme un buen baño con agua caliente y meterme a la cama.

Un golpe el la puerta provocó que abriera los ojos, me froté los ojos con las manos y me senté, baje los pies de la cama.
Me fijé en la hora en mi celular, marcaba las ocho de la noche con treinta y ocho minutos.

La puerta de nuevo sonó, a regañadientes me levanté y caminé hasta la puerta.
Era mi padre el que estaba justo enfrente de mí.

—¿Que hacías? —preguntó con el ceño fruncido, sin querer bostece—. ¿Acaso estás durmiendo?

Asentí con la cabeza.

—¿Que paso? —le dije dándome la vuelta y regresando a la cama.

Mi padre entro detrás de mí, me tumbe de nuevo en la cama y me cubrí con mis sábanas.

—Te sientes bien? —quiso saber Alejandro, mi respuesta fue un asentamiento de cabeza.

El comenzó a tocarme la frente con su palma de la mano y luego tocó mis mejillas.

—No tengo nada —le dije y me aparte mi rostro.

—Tienes fiebre —Aseguró. Rodé los ojos

—Dejame dormir —cubrí mi rostro con la sábana.

—Baja a cenar —dijo bajando la sabana y dejando al descubierto mi rostro—. Solo tu faltas en la mesa y de paso te tomas una pastilla.

Abrí la boca, estaba apunto de decir todo lo que tenía guardado toda la tarde. Pero, me detuve y preferí sacarlo a relucir en la cena.

                                                    ***

Justo como había dicho mi padre, en la mesa estaban todos, Georgina, Alexa y Sam.
Tomé asiento frente a Georgina, solo porque quería ver su reacción, a mi lado estaba Sam, ella tenía la vista fija en su celular.

No me moleste en cambiar mi pijama y nisiquiera me había peinado el cabello.

Georgina se encargó de servir la comida como toda una señora de casa. Era pastel de papa, la comida favorita de Alejandro.

Nadie dijo absolutamente nada, la mesa estaba sumida en una tensión insoportable, me odié por no haber bajado mi celular conmigo. Sam y Alexa, estaban tan sumidas mirando quien sabe que cosas, que Alexa no dejaba de reírse.

Llueve Improvisadamente © (#TheAvengersAwards)Where stories live. Discover now