En medio del terror que le tiene a su kosei y la angustia que le provoca su pasado, Akane quiere usar sus habilidades para ayudar a las personas.
Ella debe cumplir la promesa que hizo de niña y demostrar que un quirk no te define.
Con una particul...
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"Recuerdos"
La felicidad que siento en este momento es tanta que no puedo expresarla con palabras, todo se ve borroso y luminoso al mismo tiempo. No logro reconocer a élniñoque me hace cosquillas y provoca carcajadas, pero el vislumbrar su cabello blanco me trae nostalgia, me alejo confusa.
—¡Onēsan, te ríes muy raro!—dice riendo a carcajadas.¿Acaso lo conozco? Bueno que importa sino lo conozco, el me hace feliz ¿no?
—¡Pequeño demonio!, ¡¿Cómo te atreves a reírte de tú hermana mayor?!—digo de repente haciéndome la enojada, ya no soy yo la que controla mi cuerpo —¡La diosa de las cosquillas va a castigarte ahora!—me abalanzo hacia el, pero se aleja corriendo de mí.
Vuelvo a mi cuerpo y de repente ya no estamos corriendo, sino sentados debajo de un árbol. La incomodidad es reemplazada por alegría y empiezo a disfrutar del momento. Ya no veo nada-¿Ahora tengo la venda?-, pero no importa, siento tanta tranquilidad.
—Nēchan, nīchan me contó que tienes unos ojos muy bonitos—dice emocionado.
—Onīsan siempre exagera las cosas—digo avergonzada.
—¡Muestramelos! Yo te diré que tan bonitos son—.
De pronto la felicidad se esfuma de nuevo y comienzo a entender lo que sucede. No otra vez...
—No—digo seriamente e intentando levantarme, pero no puedo moverme.Al menos en mis sueños, permíteme arreglar...
Mi respuesta le molesta e insistie muchas veces, intento ignorarlo.
—¡Muestramelos! ¡Muestramelos! ¡Muestramelos!...—algunas palabras no logro escucharlas claramente, empiezo a sentirme más lúcida, quiero despertar. Sabía en qué consistía su Quirk y no hice nada...—Nēēēchan, vamos, ¡Mues-tra-me-los!—una sensación extraña empieza a recorrerme y mi cuerpo se mueve solo—¡Sí! Al fin.
Con horror siento como mi mano se mueve-no otra vez- sola hacía la venda, mi respiración se agita, poco a poco, centímetro a centímetro. Alguien despierteme...por favor...
—¡Toshio! ¡Haz que se detenga! ¡Toshio!—grita Yamato desde algún punto del-ahora inmenso-patio, escucho sus pasos apresurados en el cesped.
—No, no es justo que tú los veas y yo no—.
Quito la venda y no puedo cerrar los ojos hasta que el los ve, después de todo era una orden dada usando su habilidad. Esta arrodillado enfrente de mí, abre la boca con asombro y sonrie emocionado.
