Capítulo 31:

487 27 0
                                    

NARRA AMAIA:
De pronto desperté, pensé que estaba, en otro mundo, pero no, me acorde de lo que había ocurrido. Mire a mi alrededor estaba en una especie de riachuelo. Mi vestido blanco, estaba empapado y con arañazos. Enseguida me acorde de Alfred, me había tirado tras él. No estaba, así que me levante y comencé a buscarlo.
-Alfreeeeeddd!-grite varias veces.
Nadie respondia.
Fui caminando, y empecé a pensar en él porque Miriam había hecho lo que había hecho, pero no lo sabía, lo único que sabía es que después tendría que hablar con ella.
Cuando andaba por las piedras escuche un ruido cercano, una voz.
-ayu-da- decía una voz, que yo no conocía, entrecortado y ahogada.
Fui lo más deprisa que pude para ver qué ocurría.
Era un chico que estaba tumbado en el suelo, más bien estaba atrapado porque tenía una roca encima y no podía salir.
Le mire y dije:
-ahora mismo te ayudo.
Me devolvió la mirada, muy asustado, aunque parecía aliviado por saber que alguien había llegado para ayudarle.
Con todas mis fuerzas intente levantar la piedra, era muy pesada. Casi lo conseguí, pero no podía, pesaba demasiado.
-no puedo- le dije al chico.
-no te preocupes, moriré aquí...- dijo bajando la voz.
Le volví a mirar su cara llena de arañazos y conteste:
-no. no te puedo dejar aquí.
Me regalo una pequeña sonrisita.
-gracias-dijo con la boca seca.
Tras varios intentos y varias horas conseguí quitarle la piedra de encima.
Se levantó, me dio un fuerte abrazo.
-gracias, muchas gracias, pensé que no iba a volver a ver la luz.
Estaba muy agradecido y yo me sentía muy bien por haberle ayudado, aunque seguía preocupada por Alfred.
-como te llamas- me preguntó.
-Amaia- respondí con una simpática sonrisa.- y tu?
-Soy Rodolfo.
Nos miramos y mutuamente nos sonreímos.
-quieres que haga algo por ti?- me preguntó-para agradecerte que me has salvado la vida.
-pues mira ahora que lo dices si, ayúdame a buscar a mi novio.
-de acuerdo, que ha pasado?
Le expliqué todo , y también como era físicamente Alfred para que pudiese buscarlo.
Estuvimos un rato los dos juntos intentando encontrarle, y después cada uno por separado, pero no hubo manera, no aparecía.
Anocheció, Rodolfo y yo acampamos en el bosque, y cuando estábamos cenando unos peces que habíamos cojodo del río, me pude a llorar pensando en Alfred.
-no llores Amaia, te prometo que lo vamos a encontrar, y yo te voy ayudar.-me dijo Rodolfo.
-gracias, pero tú tendrás cosas que hacer, yo hasta que no aparezca no me moveré de aquí, no volveré a casa-respondí yo.
-no tengo nada más importante que hacer te ayudaré. Además me has salvado la vida- contestó Rodolfo.
-te estarán esperando en tu casa, estarán preocupados por ti.- le dije
-no-respondió entristecido.
Nos callamos y terminamos de cenar.
Rodolfo era un hombre que aparentaba unos sesenta años, con el pelo blanco y un bigote negro, por lo que había hablado con el, era muy amable...
Más tarde, pusimos unas toallas en el suelo, que tenía Rodolfo, ahí nos tumbamos y nos dormimos.
CONTINUARÁ....

El destino|ALMAIA💞Where stories live. Discover now