Capítulo 1

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[ si no has leído antes la introducción, te recomiendo leerla antes de empezar el cap 1]

| Año 2018 |

Suena el despertador. Le busco con la mano, intentando abrir los ojos. Todavía es de noche y los demás se están levantando también. Intento no ser muy ruidosa para no despertar a Jack, el jefe de todo esto, y de nuestra vida. Él se encarga de amargarnos, ver la tele, beber cerveza, culparnos de todo y llevarse toda la pasta que ganamos vendiendo la mercancía.
Cuando yo nací, mi madre me dio en adopción al momento, Jack merodeaba por los hospitales, orfanatos y centros sociales para buscar a una tercera persona que unir a su mafia, y esa fui yo. Si, me adoptó, técnicamente es nuestro padre, llevo 17 años conociendole y aunque haya confianza, sigo teniéndole algo de miedo.

-Buenos días, dice Christian bostezando con un vaso de zumo de naranja en la mano. Christian es el mayor, lleva aquí desde que sus padres murieron en un accidente de tráfico, cuando él tenía apenas 10 años. Ahora tiene 23. Su pelo rubio oscuro estaba despeinado, y sus ojos azules se adaptaban a la media oscuridad del apartamento. Eran las 5:30 de la mañana.

Me puse unos pantalones negros algo ajustados, con muchos bolsillos, una camiseta negra, una sudadera negra, de cremallera blanca y unas botas militares, negras también. Todos íbamos así, del mismo estilo, así que no era de extrañar que la gente se nos quedara mirando raro cuando salimos por el día.

Mike ya estaba vestido y listo. Era el mas torpe de los tres. Tenía el pelo bastante alborotado, pero no de dormir, sino que su pelo era así. Es de mediana estatura y es un año mayor que yo. Ambos salimos al balcon a tomar aire fresco, vivimos en un apartamento desastroso, las vistas no eran muy buenas pero tampoco muy malas, teniendo en cuenta que vivimos en la peor parte de Seattle, esa parte de la ciudad que siempre intentas evitar, esa de la que todo el mundo habla mal y en la que no puedes soltar la cartera de tu mano. Desde nuestro apartamento podíamos ver un poco el mar, y si mirabas abajo podías ver peleas en vivo y en directo.

-Voy a Denny way a entregar esto a ese hombre, no se cuanto tardaré.
Dije mientras que me ponía la mochila y cogía las llaves.

-Mike a ti te toca hoy con los niñatos esos que ilusión eh.
Soltó Christian en un tono sarcástico pero amable.

Cerré la puerta con cuidado y me dirigí a la primera boca metro que vi, tuve que coger unos 3 trenes hasta llegar allí. Habíamos quedado en un sitio algo escondido dentro de Denny way. Terminé rápido y me quedé con unos 15$ para mi. Jack no sabe que siempre me quedo alguna propina de lo que gana, casi siempre se fiaba de mi y no contaba el dinero por pereza, así que a lo tonto llevaba bastante dinero ahorrado, pero no veía el momento de hacer uso verdadero de él.

Al llegar cerca del edificio donde vivimos, oigo gritos. Era una paliza sin duda. La verdad es que ni me inmuté, pero cuando fui a coger las llaves para abrir la puerta de abajo me fijé en que se trataba de Mike. Nuestro Mike.

Los niñatos le estaban pataleando la tripa, las piernas, los brazos... En fin, por todo el cuerpo.

- EH EH EH! Que coño hacéis?!
Grité, intentando abrirme paso entre esa escoria, de entre 15 y 20 años. Todos con cara de gilipollas y de no haber visto un libro en su vida.

-Pero mirad quien ha venido! La niñera de Mikey. Dijo el cabecilla del grupo, mientras daba un paso al frente, lanzándome una mirada desafiante.

-Estas bien? Le pregunté a Mike.

Estaba echado en el suelo, yo agachada intentando ayudarle. Estábamos rodeados por los matones. Parecía que no había escapatoria.

Me encendí un cigarro, le di una calada y le ofrecí a Mike, todo esto mientras que los matones nos observaban.

-Aguanta un poco amigo, te voy a sacar de aquí.
Le susurré como pude, ya que prácticamente teníamos a esos paletos encima.

Me levanté, cigarro en mano, decidida a salir de ahí con la cara y las piernas intactas.

Me acerqué al "líder" de esa escoria de grupo, y me quedé mirandole, con la mirada fija, seria. Mis ojos no decían nada, no transimitían nada, en ese momento estaban vacíos.

Y justo, en el minuto y segundo adecuado, le metí el cigarrillo en todo el ojo derecho.

Corrimos. Vaya que si corrimos.

Corrimos todo lo que pudimos y mas, hacia ninguna parte, sin mirar si nos perseguían o no, como si estuviéramos solos en la ciudad, sin cuidado de nada. Supongo que la gente nos miraba y alguno nos gritaría sinvergüenzas.

Pero al fin y al cabo corríamos. O más bien huimos. No es nada nuevo para nosotros, y en cuanto nos dimos cuenta de lo lejos que estábamos ya y que no nos iban a encontrar, buscamos algún sitio barato de comida basura para ahogar las peleas y heridas en hamburguesas y en coca colas de grifo.

-Gracias Amanda, sinceramente hubiera acabo en el hospital si no fuera por ti.

-No me des las gracias, eres como un hermano para mi.

Me fijé mas detenidamente en su cara y vi que tenia un ojo morado y el labio inferior partido.

En ese momento te das cuenta que la vida no es dura solo cuando eres adulto, puede ser injusta, cruel, la vida siempre es dura.

Dealers [ESPAÑOL] Where stories live. Discover now