Capítulo 5

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La policía seguía en el salón. Jack se vistió y estaba de muy, muy mal humor. Sentí miedo.

Llegó al salón hablando en un tono de voz bastante alto estando cabreado cuando de repente se quedó parado al ver a esos polis sentados en su sofá, con cara de tener poca paciencia.

Jack me lanzó una mirada que jamas pude olvidar. Quería salir de esa sala. Lo necesitaba, por otro lado no quería que la policia se fuera, no quería quedarme sola con Jack y su putita.

-¿Puedo ayudarles en algo? - Preguntó Jack juntando las manos mientras miraba a los ojos a esos hombres.

-Venimos a hacerle unas cuantas preguntas. Siéntese y no perdamos mas tiempo.

Cuando terminaron de hablar Jack les despidió con su mejor sonrisa, una que no había visto en mi vida. Cerró la puerta lentamente y se quedó un par de segundos en frente de ella. Sin hacer nada.

A los cinco segundos por fin se dio la vuelta y se me quedó observando. Yo me quedé quieta, él hizo lo mismo.

Poco a poco se fue acercando a mi, yi seguía en el mismo sitio.

En un movimiento lento, sacó la navaja que tenía siempre en el bolsillo derecho de su pantalón de camuflaje.

En un intento rápido yo traté de esquivarle pero me agarró por el cuello, rodeándomelo con los brazos.

Sentía su aliento y su respiración muy cerca y pensaba que en cualquier momento iba a desmayarme.

-No sabes la que me has liado bonita

Me susurró al oido mientras intentaba fuertemente sujetarme. Agarró bien la navaja y la puso sobre mi cuello.

En ese momento vi pasar toda mi corta vida.

Pero decidí que ese no era mi día. No podía morir, me quedaban tantas cosas por hacer que no me creía que ese era mi final.

Reuní todas las fuerzas y la valentía que pude y le di el codazo en el estomago mas fuerte de la historia.

Se encogió y se le cayó la navaja al suelo. Empezó a chillar. Yo huí todo lo rápido que pude. Al llegar al portal, cogí mi bicicleta sin cuidado y me largué.

Me puse la capucha y empecé a pedalear lo mas rápido posible. Una lágrima se escapaba a la vez que el aire azotaba mi cara. Llegué hasta el puerto y dejé la bici tirada al lado de unas rocas.

No me di cuenta de que había un hombre pescando al lado de mi.

-¿Por que lloras? - Me preguntó amablemente sin dejar de mirar al inmenso océano que teníamos en frente de nuestras narices.

-Asuntos personales. -Logré decir al cabo de un rato, secándome las lágrimas con la manga de mi sudadera.

-Los jóvenes consideráis problemas cualquier tontería. No tenéis ni idea, jajaja. - El hombre tendría unos 65 años mas o menos, pero ni siquiera me molesté en discutirle que hace 15 minutos me querían matar. Simplemente me limité a no añadir nada a su ignorante comentario.

-Siento el comentario, todos en algún punto de nuestra juventud hemos tenido serios problemas, solo intentaba quitar hierro a los tuyos.
-Me contestó.

-No pasa nada.

El hombre se quitó las gafas de sol y se giró en mi dirección para coger otro cebo. Al girarse le pude ver la cara a la perfección.

Era ciego.

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⏰ Last updated: Jul 28, 2018 ⏰

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