Capítulo 2

19 0 0
                                    

Estaba sumergida en mis pensamientos cuando de repente caí en algo.

- MIERDA! MIERDA MIERDA MIERDA!!!
- Que pasa???

Ni Mike ni yo nos habíamos dado cuenta que mientras huiamos de esa banda, perdí la mochila con todo el dinero de Jack y lo que me guardé para mi. Estábamos tan concentrados en correr hacia un lugar alejado que ni me acordé que se me cayó la mochila en nuestro bonito pero rápido paseo de 1 kilometro y unos 300 metros.

-No tenemos dinero Mike.
Le dije, mirando toda la bazofia que habíamos pedido.
-Estas de coña no? Dime que si.
-Ojalá...

Estuvimos pensando un rato, intentando idear un plan o algo que sirviera para que no se dieran cuenta de que nos vamos sin haber pagado un duro.
Mientras tanto comíamos todo lo que podíamos.

-Vale ya lo tengo Mike.

Nosotros estábamos tomando la comida en la "terraza" de fuera, desde nuestro sitio podía ver la parte trasera donde hay empleados, las cosas de limpieza y las cocinas.

Me levanté decidida, con paso firme y sin dudar de absolutamente nada. Me quedé un rato observando al lado de la puerta, fingiendo hablar por teléfono.

Fue entonces cuando uno de los empleados se quitó el mandil y lo cogí casi al vuelo. Me lo puse lo mas rápido que pude y me alejé de allí. Entonces busqué alguna mesa en la que ya nadie estuviera comiendo, y de casualidad oí "camarera!" y acudí.

-Les cobro?
-Si por favor.

Ahora la parte difícil venía ahora, ya tenia el dinero para pagarnos la comida, pero tendríamos que salir huyendo porque era cuestión de segundos que nos pillaran.

-Mike mike mike corre levántate sin levantar mucho la atención y salgamos de aquí ya.

Le dije con un cierto tono de nerviosismo. Todo parecía ir sobre ruedas cuando al parecer el encargado del local salió y empezó a gritarnos.

Ahí fue cuando empezamos a correr. Si. Otra vez. Mas bien, huíamos otra vez. El viento nos soplaba en la frente, al tiempo que dejábamos el restaurante atrás, a veces echaba la vista y podía ver de reojo a todo el restaurante levantado, asombrado, observando como desaparecíamos en la lejanía .

Me sentía libre en ese momento, eran esos momentos los que merecían la pena vivir. La adrenalina me invandía tan rápido como la heroína invade las venas de un toxicómano, como cuando llegas a la cima de una montaña rusa, a punto de caer...

Así me encontraba yo. Perdida en una montaña rusa, la diferencia es que voy con los ojos tapados, y no se cuando me tocará bajar. Ni subir.

Volvimos a casa después de una larga mañana y parte del medio día. La bajada de la montaña rusa ya había acabado. La adrenalina ya ha desaparecido. Ahora me toca contarle a Jack porque vengo sin un puto dolar, y porque Mike tiene la cara destrozada. Aunque ya supongo que eso le dará igual.

-Donde coño habéis estado? Se supone que teníais que estar aquí hace dos horas y media. Dos horas y media joder. ¿Qué parte de esa frase no entendéis?

-Jack... Ha pasado algo malo, muy malo. Terrible.

Le intenté calmar, antes de soltarle la bomba, pero fue inútil.

A Jack le importaba una mierda la salud de Mike, ni siquiera le importaba la suya propia a juzgar por todos los botellines de cerveza arrinconados en el balcón, o el cenicero a rebosar de colillas que sobresalían. Y para rematar, se metía rayas de coca cuando las cosas no iban según lo previsto, que era muy de vez en cuando.

La siguiente media hora prefiero no contarla con tantos detalles, Jack había explotado como un volcán, y toda la lava iba hacia mi. No os lo imagináis.

-No te preocupes, siempre le pasa lo mismo, ahora se meterá un poco de coca y todo volverá a la normalidad, ¿vale?

Christian era el único que conseguía tranquilizarme siempre, sus charlas me daban una paz interior que muchas veces se agradecía. Nunca he sabido si considerarle mi mentor, mi referente, mi hermano, mi amigo.. Eran tantas cosas que la cabeza me iba a estallar.

Me tomé una pastilla y me quedé dormida apoyada en las piernas de Christian. Cuando me desperté, vi que me estaba observando, sonreía mientras se fumaba un cigarro.

-Estamos solos.

Me dijo en bajito, y de nuevo, me tranquilizó.

-Donde están Mike y Jack?
Pregunté, un poco aturdida.

-Se han ido al hospital a que le vieran el ojo malo a Mike. Van a tardar un rato.

Me dijo, mientras exhalaba todo el humo, mirando al techo.

-¿Quieres que te prepare algo?
-No gracias, la pastilla me ha hecho bien.

Era increíble el afecto que tenía hacia este chico. Nunca hemos hablado tanto, teniendo en cuenta que vivíamos juntos, pero cuando conversábamos, me sentía como si estuviera en la mejor de las terapias. Christian era claro, tenía las ideas claras.

Excepto por una cosa.
Él siempre dudaba sobre irse algún día, intentar escapar de esta mafia. Casi siempre que le sacaba el tema intentaba cambiar de conversación. Supongo que cada uno tienes sus dudas.

La única cosa clara que teníamos todos es que esa operación podía tratarse de vida o muerte. Y Christian se negaba a tomar dicha decisión.

Dealers [ESPAÑOL] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora