Capítulo 3

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Me desperté sobresaltada sobre las 3 de la mañana. Fuera había demasiado jaleo. Mas de lo normal.

Me levanté y fui al balcon, allí vi a Jack observando el panorama que teníamos en frente.

- ¿Que pasa ahí fuera?

Pregunté medio dormida.

- Unos policías han desalojado la discoteca. Al parecer han encontrado droga.

Mi cuerpo se congeló en ese mismo instante. Me quedé paralizada al oír las palabras de Jack. Cabía la posibilidad de que los matones de ayer se llevaran mi mochila cuando se me cayó sin apenas darme cuenta. Llevaba el dinero que gané y casi medio kilo de coca para lo que sería el próximo cliente, sino fuera porque tuve que rescatar a Mike de esos impresentables. No podía ser cierto.

Me giré lentamente con la intención de volver a la cama, pero Jack me agarró del brazo.

-Shh shh... Vamos a hablar tu y yo... Amanda...

Empecé a sudar, no sabía como reaccionar. Mil escalofríos recorrieron mi cuerpo en menos de 1 segundo.

-Bueno... Espero que no tengas nada de que ver con esto...

Me dijo mirándome fijamente a los ojos, a las puertas del balcón , con las luces de la policía impregnando el salón entero.

-Y-yo ... Puedo darte una explicación pero ya la sabes.

- No necesito ninguna explicacion, lo último que necesitamos es tener a la policía dando paseítos por nuestro rellano. Mañana hablamos.

Su voz sonó mas ronca y grave de lo normal, muy sombría.

Volví a mi cuarto, mirando a un punto fijo, sin saber lo que pasará al día siguiente. Ojalá el tiempo se detuviera a las 3:09 de la mañana. No me apetecía averiguar lo que iba a pasar...

No pude dormir nada en lo que quedaba de noche, porque a las 5:30 sonaría el despertador y tendría que estar preparada para lo que viniera.

Christian fue el primero en levantarse, es el mas responsable de los tres, preparó su mochila como siempre, se peinó y se fue. Por dentro estaba gritando que se quedara, no quería estar sola en esos momentos.

Así que decidí que yo también debería de actuar normal. La normalidad no levanta sospechas y es lo que nosotros pretendíamos. Estuve lista en unos 10 minutos, cogí mi mochila, esta vez llena de caballo y maría, y me fui.

Irme de ese apartamento era una de las mejores sensaciones del día, eran las seis menos cuarto, por lo tanto todavía no había salido mucho el sol. El cielo estaba oscuro, pero conforme iba andando sola, por las calles mas temidas de Seattle, poco a poco el cielo se aclaraba. Era un azul grisáceo que personalmente me encantaba, como cuando se avecina una tormenta de verano.

Eran las 6:30 cuando llegué al sitio acordado con el cliente, se lo di y él me pagó. Me enfundaba unos 200$ casi todos los días, teniendo suerte en algunos casos, pero todo iba para Jack. Bueno, casi todo. Exactamente 185$ fueron para Jack ese día. Puede parecer que ganando unos 200$ por persona al día puede ser mas que suficiente, pero gran parte de ese dinero lo gastábamos en comprar mas droga , por lo tanto si lo piensas bien, tampoco ganamos tanto.

Volví a casa sobre las 8, desayuné fuera. Al llegar, vi a unos cuantos inspectores acompañador por varios policías, y el café se me vino a la boca. Se me quedaron mirando y efectivamente, me siguieron hasta mi piso. Maldije no haber usado la puerta de atrás.

-¿Buenos días señorita, vive aquí?

Me preguntó uno de los polis, mientras buscaba las llaves para abrir la puerta del apartamento.

Me pensé un rato la respuesta, pero opté por decir la verdad.

-Si.
Dije súper rápido. Apenas podía sujetar las llaves y atinar a encajar la llave correcta.

-¿Podemos pasar a hacerle unas preguntas? Es por un incidente que ocurrió anoche, no es nada personal no se preocupe, solo estamos interrogando a los vecinos que vivís aqui, al lado de la discoteca donde sucedió.

Mientras me lo preguntaba él me se enseñó su placa y asentí sin añadir nada mas.

Estaba sudando, no sabía si avisar a Jack de que había llegado. Dejé la mochila a un lado y les ofrecí algo de beber pero se negaron. Y con razón, yo tampoco me fiaría.

-Esperad aquí un momento voy a buscar a mi... ehmm padre. Si, a mi padre. ¡Papaaa! ....

Definitivamente no me iba a comer yo el marrón de hablar con la policía, y legalmente Jack era mi padre.

Le busqué por todo nuestro pequeño apartamento hasta llegar a su habitación. Cuando abrí la puerta añadí otro trauma mas a mi vida. Jack estaba con una prostituta en la cama, en pleno acto.

- ¡JODER AMANDA! ¿QUÉ COÑO QUIERES AHORA?

Los gritos se oyeron desde el salón, y no me quería imaginar la cara de ese policía e inspector en esos momentos.

- Tenemos visita...

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