3 - 2 parte.

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Desde mi intuición, supe que el hermano de Dexter era el muchacho que estaba junto a él esa noche en el callejón.

— Tienes la ropa en esa silla roja. — Señaló Dexter esa misma, en una esquina de la habitación.

Al cabo de un instante me vestí con la ropa que estuve usando los últimos días; jeans grises, camiseta blanca, botas negras al ras de los tobillos y una chaqueta de cuero negro. Todo seguía oliendo a tabaco y vainilla.

Para mi sorpresa, había mucha gente en el cementerio. Sara y Dexter estaban devastados por la pérdida del chico, y sí, era el chico que le dispararon. Octavia, la madre de ellos, era quién lloraba apretujando un pañuelo blanco y recibía los «Lo siento mucho» de las personas.

Yo por otro lado, estaba en una esquina bajo la sombra de un árbol, viendo la triste escena de esa familia. Se me contraía el pecho en angustia y tenía el estómago retorcido por presenciar nuevamente una muerte en tan poco tiempo.

Pensé en Jade. En mi madre. ¿Qué habrá sido de ellas? ¿Obtuvieron una digna sepultura o fueron incineradas con desprecio? El hecho de no saberlo me torturaba la mente.

Todos se formaron en una ronda para ver el entierro, había un pastor vestido con una vestimenta bastante peculiar y algo parecida a la que se utilizaba en el pueblo dónde antes vivía. Caminé a la multitud y me puse a un lado de Dexter, él se veía agotado, sus párpados se notaban caídos y los ojos estaban notablemente rojos de lágrimas. Quise decirle algunas cosas pero decidí callarme y no decir nada.

Sara no lloró, pero se veía triste por la pérdida del chico. Ella llegó y decidió ponerse a un lado mío, y quedé entre medio de los dos hermanos. Se notaba a leguas que había una tensión agobiante entre ellos dos, los había oído discutir fuerte mientras me cambiaba de ropa. Al parecer Sara tenía algo que ver con la muerte del muchacho, y eso era algo que quería averiguar.

El Pastor frente al ataúd comenzó a decir algunas oraciones hacia el fallecido, todos estaban en silencio, portaban con ellos algunas flores que luego lanzarían adentro del agujero donde estaba el cajón.

— Gracias. — Susurró Dexter en mi oído. Me giré a mirarlo extrañada.

— ¿Porqué? — Pregunté.

— Por salvarme, mamá no hubiese aguantado con tanto dolor. — Dijo él, con la cabeza baja, y la voz temblando.

No supe que decir. Me había tomado por sorpresa eso.

— Es lo que cualquiera haría, no tienes que agradecer.— Me limité a decir.

Error. De hecho, en Atens, las cosas funcionaban diferentes.

Una señora con capelina negra volteó y ojeó por detrás mío, y junto a ella voltearon otros más. Los murmullos se acentuaron y ya nadie prestaba atención al frente, sino más bien, algo que pasaba lejos nuestro.

— ¿Qué pasa? — Pregunté al pelirrojo.

— No. Puede. Ser — Exclamó Sara, con asombro.

Entonces volteé junto a Dexter y ahí supe que estaba pasando.

Los Koller.

De hecho ellos volvieron a pasar, los mismísimos Koller. Al principio creí que era una ilusión mía y que estaba imaginando cosas, pero no fue así, eran reales, estaban en Alemania, estaban en Atens, ellos mágicamente estaban en todos lados.

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⏰ Last updated: May 18 ⏰

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