14- Familia feliz.

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—Lamento haberme ido sin decir nada y nunca haber llamado para que supieran que estaba bien —estábamos sentados en el jardín, pero alejados de todos los demás—. Pero, sólo lo hice porque pensé que quizás intentarías algo para separarnos, porque tú nunca has querido que estemos juntos y no sé por qué si Javier es un buen hombre y me ama.

—Eso no lo dudo —abrió los ojos sorprendida al escucharme decir eso.

—¿Por qué no lo haces?

—Porque siempre se le ha notado, siempre lo supe, pero quería algo mejor para ti y no es que lo menosprecie como persona ni nada por el estilo, porque sabes que lo aprecio, es sólo que siempre he querido mantenerlos a ti a Diego lejos de este negocio.

—Lo sé, pero hay cosas que no podemos controlar, así cómo yo, cuando quise olvidar a Javier, con Daniel. Simplemente no pude, porque lo amo, lo amo demasiado —sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas.

—Tranquila, mi amor —la atraje hacia a mí y le di un fuerte abrazo—. Prometo que no voy a hacer nada para intentar separarlos —sonrió.

—Gracias —volvió a abrazarme—. Javier tiene algo que decirte y necesito que me prometas algo —fruncí el ceño.

—¿Acaso es acerca de ese golpe que tienes en la cara? —señalé su mejilla.

—Sí —asintió y apreté los dientes—. Pero no es lo que crees, no fue él, sería incapaz de golpearme —asentí—. ¿Me prometes que antes de hacer algo vas a escuchar todo lo que tiene que decirte? —aparté la mirada—. Rafael, tú siempre dices que primero recurres al diálogo y sólo si eso no funciona usas la violencia, ¿no?

—Así es —bufé—. Te lo prometo —dije viéndola a los ojos.

—Te quiero mucho —me abrazó una vez más—. Vamos a continuar con la fiesta, luego le diré a Javier que te cuente todo —asentí—. Por cierto, Benjamín es idéntico a ti —pasé un brazo por sus hombros— y es un niño maravilloso.

—Lo es —sonreí orgulloso.

—Vinieron a tiempo porque Ben ya quiere partir su pastel —Diego lo tenía cargado.

—¿Es cierto, bebé? —estiré mis brazos y se abalanzó a mí.

—Shi, papi, patel.

Susan encendió las velas del pastel, este era cuadrado y en forma de granja, tenía todos los animales que a él le gustaban, era como una maqueta o algo así. Quedó muy bonito, mejor de lo que imaginé.

Todos empezamos a cantar el feliz cumpleaños y Benja lo único que hacía era vernos a todos y sonreír. Cuando terminamos de cantar y le indicamos cómo soplar las velas, lo acerqué al pastel y con algo de dificultad logró apagar las dos velitas.

—Juntense para la foto —todos nos pusimos cerca del pastel y Diego tomó una selfie—. Ahora sólo ustedes —todos se apartaron y nos dejaron a nosotros cinco solos.

Valentina tenía a una bebé cargada al lado izquierdo, yo otra al lado derecho y a Benjamín lo estaba cargando del lado izquierdo para que quedara en el centro. Diego, Tavo y Lorenzo, nos tomaron como quince fotos cada uno y luego nos las enseñaron, en todas nos veíamos bien, como toda una familia feliz, porque a pesar de todo eso éramos, una familia feliz.

—Quiero que me envíen todas las fotos —pidió Valentina.

—Por supuesto —Tavo asintió.

—A comer pastel —Alejandra con ayuda de Sheko y Susan, partieron el pastel.

—Patel, papi —señaló el pastel y asentí—. Papi, ebe mí —señaló a la bebé en mi brazo, tenía los ojitos muy abiertos y lo estaba viendo.

—Tu hermanita te está viendo —negó—. ¿No te está viendo?

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