Así es como he decidido llamarlo, el chico que dibuja. Al menos hasta aquel día en el que decidí preguntarle el nombre. No la había pasado bien, me distingo por ser muy tímida, ni siquiera creo distinguir.
-Jungkook- me respondió sin quitar la mirada de la hoja, aquel día utilizaba un lápiz negro y su dedo para crear sombras.
En este momento nos encontrábamos en la misma sala, pues desde aquel día en el que le pregunte su nombre, surgió una charla. Gracias a esa charla ahora compartimos momentos.
-Quiero que me enseñes a dibujar- le comente mientras observaba sus dibujos. Sostenía uno en mis manos de un cuervo al que le había dado cierto cariño.
-Es tuyo si lo quieres- dijo mirándome. Me puse algo nerviosa, pocas veces Jungkook dejaba sus obras a mitad de camino para mirarme, o mejor dicho nunca.
Su mirada se sostuvo.
-¿Por qué me miras?- pregunto ya incomoda.
Tarda en responder.
-Porque entre tantos dibujos, te has detenido en el que mas me ha gustado.
-¿También es tu favorito?- pregunto alzando las cejas.
Este asiente con la cabeza y comienza a realizar trazos nuevamente, pero esta vez con un lápiz diferente, es de color morado y lo utiliza con mas delicadeza. Arriba del chico que dibuja, puedo observar el caño de su suero, idéntico al mio.
En ese momento lagrimas salen de mis ojos.
El me mira con los ojos bien abiertos y luego de unos segundos hace un esfuerzo para levantarse de su silla de ruedas y se coloca a mi lado.
-Te dije que no vale la pena llorar- me susurra.
-¿Y que quieres que haga, entonces?- pregunto algo frustrada.
Silencio.
-La operación saldrá bien...- Jungkook me toma de la mano y su mirada se congela en la mía, esta vez mas intensa.
-¿Cómo estas tan seguro?
-Lo se- pronuncia lentamente.
La sala en la que estábamos era fría, pero solo con su presencia la podía notar cálida. Pasa su brazo por encima de mis hombros y apoyo mi cabeza en su pecho.
Así nos quedamos, por un largo rato. Eso era lo que hacíamos a veces, yo lloraba y el me consolaba.
No había mejor persona en el mundo, como el para consolar.
Mis lagrimas caducaron, y el me da un beso en la frente.
-¿En que estabas trabajando?- pregunte señalando el dibujo.
-Oh... es algo nuevo... nunca había dibujado algo así antes, tan vivo...
Me tiende la hoja y la tomo con suavidad.
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-Y esto es...
-Una flor- completa mi frase.
-Es muy bonita- insisto- ¿En que te has inspirado?
-¿Acaso me tengo que inspirar en algo para dibujar?- pregunta confuso, creando una de esas tiernas caras que hace cuando no entiende algo.
Me encojo de hombros.
-La mayoría de los artistas se inspiran en algo...- adquiero.
-¿Me crees un artista?
Por primera vez puedo ver una sonrisa formarse en esos labios. Quería que volviera a sonreír, se veía hermoso.
-Solamente dibujo lo que recuerdo- me explica enseñándome un pétalo que saca de su bolsillo, este es del mismo color de la flor que había dibujado.
-Que extraños colores tiene- opino.
-Lo extraño a veces es lo mas interesante.
Me sorprendía por las frases que decía en el día, eran diferentes a las que solía escuchar de otras personas, esa era otra razón para amarlo.
Su mirada se dirige al suelo, noto desanimación.
-Aun no logro recordar nada...- confiesa.
-Yo se que lo harás...
-En mi cabeza solo se repiten esos vidrios rotos- me interrumpe- Una y otra vez...
Silencio. El solo pensar que vivió un accidente que le hizo perder la memoria, me provoca un escalofríos en la espalda. Vuelvo a mirar la flor que Jungkook había dibujado.
-¿Y si esto es una pista?- pienso en voz alta.
El chico que dibuja me observa con ojos grandes. Siento su pulso acelerarse y su piel calentarse. Tal vez, algo había recordado después de todo.
