Sus dedos tocaban las teclas de una manera tan especial que parecía ser el primero en descubrir la magia del piano. No conocía a nadie que tocara el instrumento con tanta facilidad.
Pero entre tanto talento, siempre hay algo que lo estropea.
Siempre, después de tocar tres veces la misma melodía, toma su caja de cigarros y su encendedor. Estaba cansada de eso por que lo decidí interrumpir esa rutina.
Tomo su encendedor blanco y un bolígrafo del estuche de mi guitarra. El me toma de la mano.
-¿Qué haces?- pregunta alzando la voz.
No le respondo nada, solo sacudo mi mano para librarme de el y escribo en el encendedor una letra de mi nombre. Ya no le pertenecía mas a el chico que fuma, sino que ahora pertenecía a los dos.
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Lo termine colgando en mi guitarra, no quedaba mal.
-¿Por qué fumas?- pregunto suspirando.
-¿Por qué crees que fumo?- me evade la pregunta con otra, y con el cigarrillo aun en la boca.
-Porque te falta algo...
Hago con silencio.
-Te falta amor- termino la frase.
-No necesito esa mierda- contradice. Siempre contradecía.
-Crees que es una mierda porque nunca lo has experimentado.
-Claro que lo he experimentado, pero lo he dejado de sentir hace tiempo- dice bajando la cabeza.
-¿Desde cuando exactamente?- pregunto.
Tarda en responder.
-Desde que murió un amigo.
No sabia que decir ante aquello. Me quede en silencio un rato largo, cuando no me pude aguantar mas.
Me paro del suelo y me siento a su lado, con el piano en frente nuestro. Decido abrazarlo y este hunde su cabeza en mi hombro, puedo sentir sus lagrimas en mi piel, estaba llorando en silencio.
En ese momento me comienza a tocar el cabello.
-¿Qué estás haciendo?- le pregunto con una sonrisa. Saca algo de mi cabello.
-Es un pétalo de flor Smeraldo- dice lentamente.
Lo miré sorprendida... ¿Qué hacía un pétalo en mí cabello?
-¿De dónde lo has sacado?- el latido de su corazón comienza a acelerarse y se separa de mi alterado.
-¿¡Qué sucede!?- me paro de mi asiento ante su repentina acción.
-¡SOLO DIME! ¿¡POR QUÉ TIENES ESTE PÉTALO EN TU CABELLO!?
-¡¡YO QUE SE!!- de repente me da miedo estar cerca de el, nunca se había alterado de aquella forma.
Este comienza a arrojar los papeles que estaban sobre el piano, a esto le siguen gritos mezclados con sollozos, no sabia si eran de tristeza o... felicidad.
Antes de que lograra lastimarse lo agarre por la espalda para contraer la fuerza de sus brazos. Comencé a derramar lagrimas también, no quería imaginar lo que estaba pasando por su cabeza en este momento.
-Yoongi... Yoongi... ¡Yoongi MIRAME!
Este me mira son los ojos rojos y vidriosos, sus manos estaban sudadas.
-¿Qué sucede?- pregunto tranquilamente. No quería saber la respuesta, pero quería ayudarlo. No lo iba a dejar atravesar por esto solo. Mi cuerpo comenzó a temblar cuando abrió la boca para responder.
