#6 El chico a mis espaldas

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Gracias a mi torpeza, conocí al chico del autobús.

Caminar sin prestar atención en el camino, es algo que precisamente no se me da muy bien. Y creo que a el tampoco... En fin, la torpeza a veces es necesaria en determinados momentos ¿cierto?

No sabia si describir la sensación como extraña, o interesante. Pero desde aquel día, cada vez que subo al autobús, el chico que me había ayudado debido a mi torpeza, se sentaba detrás de mi y me observaba.

Tomábamos el mismo autobús tres días a la semana, pero cada vez coincidíamos mas y no sabia si estaba bien alegrarme por ello. Siempre sentía su mirada sobre mi desde los asientos de atrás. 

Era como si intentara acercarse a mi, como si quisiera decirme algo. Pero también había algo que se lo impedía, como si a una parte dentro de el se le dificultara dirigirse a mi.

Pero a pesar de todo eso, sentía que me cuidaba.

Las semanas transcurrían, y yo esperaba a que se acercaran los días en el que viajara en autobús, para así después de esperar tantas horas, podría compartir unos minutos con el. Esos minutos eran tan lindos que se convertían en segundos.

Hasta que un día, me habló.


Ese día decidí que la torpeza era lo que mas amaba de mi.

Como era ya costumbre, el había entrado mucho antes que yo al transporte, y se sentó en el mismo lugar de siempre. Yo, al querer hacer lo mismo unos segundos después, me tropecé en la mitad del pasillo. El chico del autobús camino apurado hacia donde me encontraba y me ofreció su ayuda. No sabia si aceptarla o no. No quería montar un ridículo debido a mis nervios.

Pero tomé su mano igualmente.

Me sentó al lado de su asiento. Me sentía una privilegiada, estaba sentada en el asiento que se encontraba a su lado. Recuerdo que una vez una chica había ocupado ese lugar y me había agarrado una furia terrible el pensar que el estaría al lado de ella.

-¿Te duele?- pregunto. Al fin había escuchado su voz, era hermosa, quería escucharla otra vez.

-E-esta... esta bien.

Apoyo con delicadeza mi pie en el suelo. Luego de eso se acomodo en su asiento y comenzó a observar a las personas, pero esta vez no me podía observar a mi.

No pude resistirme a la pregunta:

-¿Por qué observas las espaldas de las personas?- solté sin mas. Luego creí arrepentirme.

-La espaldas dicen mucho de las personas- contestó sin despegar la vista de la espalda de una anciana.

No sabia si quedarme o huir... ¿Acaso era normal observar así a las personas? Un escalosfrío se apodero de mi espalda.

-Entonces... ¿Qué dice mi espalda de mi?

-¿Disculpa?

-Se que me has estado observando... por meses- comento.

-¿Acaso eso te molesto?

-¿Debería molestarme?- pregunto evadiendo la suya.

Este se incorpora nuevamente y resopla.

-Creo que eres una persona insegura. Le temes tanto al mundo que dejas que pase de ti, y tu como respuesta solamente lo ignoras y te limitas a hacer solo lo que parece bien para ti. 

Me aparto un poco de el... en cierto sentido, era cierto. Pero... ¿Por qué me molestaba que esa verdad salga de la boca de una persona? O peor... del chico del autobús.

-Además...- agrega.

-¿Además?- pregunto impaciente.

Se toma su tiempo nuevamente, dudando si decir las siguientes palabras o no.

-Además esperas a que las cosas te lleguen, no vas a buscarlas.

Ahora si me había molestado.

-¿Y tú qué sabes?

-Te enojaste- dice serio.

-Claro que no.

-¿Entonces por qué estas temblando?

Mierda, era cierto. Cuando me ponía nerviosa, comenzaba a temblar descontroladamente. 

-¿Acaso te enoja saber la verdad de ti?- pregunta con una sonrisa. Definitivamente, la mas linda que he visto jamas.

-Me tengo que ir, la próxima parada es la mía.

-La mía también es la del hospital- coíncide.

No sabia si alegrarme o molestarme al respecto. Quería seguir estando a su lado, pero al mismo tiempo... me producía dolor de cabeza.

Dirigo mi mirada a la ventanilla para observar el paisaje, luego la lleve hacia sus ojos.

-Esta bien- suelto- es cierto. Espero a que las cosas sucedan, no voy a buscarlas. Pero...

Este me mira, finalmente.

-Tu tampoco fuiste a hablarme... ¿esperabas que yo me acercara a ti? Si sabias que era una persona insegura del mundo... ¿Por qué no me hablaste? ¿Por qué no me diste una mano? ¿Por qué me ignoraste?

En ese entonces, logre que del chico del autobús, brotaran lagrimas de tristeza y melancolía.






매끄러운 - Smeraldo BTSWhere stories live. Discover now