Singing For You [D.M] #3

Segunda Canción

La figura femenina caminaba rápidamente sobre el caminito de piedra que conducía a la puerta principal de la vieja y deshabitada mansión, o eso era lo que creía. La sombrilla mágica que la cubría de la lluvia finalmente se cerró cuando llegó al umbral de la puerta principal y justo cuando iba a tocar la puerta, esta se abre dejando ver al de capa negra.

—Nadie sabe que estas aquí ¿cierto?— la voz del hombre la hace estremecer, no había escuchado esa voz en años pero incluso antes, aquel hombre la ponía nerviosa. Por eso no pudo resistirse a su petición de venir a la vieja mansión Riddle.

—Nadie.— asegura desviando la mirada.

El hombre la deja pasar a la espaciosa sala de estar, la chimenea estaba encendida y una botella de licor descansaba sobre la mesita de estar.

—La razón por la que te llamé aquí es por que hay algo con lo que no puedo lidiar. Tú eres mamá así que supongo que debes saber algo.— comienza a decir mientras la conduce por un corredor, Narcisa no puede evitar sentir calós fríos a medida de que se alejan de la sala. Se detienen frente una puerta asegurada con varios encantamientos, la mujer inmediatamente piensa que algo horrible está por detrás de la puerta, sus piernas tiemblan cuando la idea de que el señor tenebroso podría estar detrás de la puerta.—¿Recuerdas el proyecto que el señor tenebroso tenía en mente tiempo después de que me le uniera?.

—¿Acabar con los Potter?.—pregunta ella indecisa. Ella no participó mucho en las actividades de mortifaga como su marido, ella sólo lo seguía a donde se le pidiera.

—No, la niña.— le recuerda él quitando el último encantamiento.

—Pero.... Apolo y su esposa la escondieron, nunca la encontraron.— dice ella muy desconcertada a medida que bajan los escalones de piedra.

—Me tardé un poco pero la encontré. La he estado entrenando por mucho tiempo, cuando el señor tenebroso regrese al poder, estará satisfecho con mi trabajo.— sonríe mientras caminan por otro corredor más lleno de puertas.

—¿Tienes a la niña aquí encerrada? ¿Tu propia... ?— tuerce los labios con horror al ser callada abruptamente por él. Verdaderamente él era la persona horrible que aparentaba ser.

—Guarda silencio, ella no lo sabe.— espeta rápidamente dirigiéndole una seca mirada. —Creo que está enferma, no lo sé. Sólo échale un vistazo para que podamos seguir entrenado.

Al llegar a la última puerta, quita más encantamientos que mantienen la puerta cellada. Todo está en oscuro y en silencio, inmediatamente Narcisa se abraza a sí misma por el gélido frío proveniente del lugar, con un movimiento de varita por parte de Asher, todas las velas de la habitación se encienden dejando ver un horrible panorama.

Hay gran manchas de sangre sobre suelo, algunas secas, otras recientes. Una silla con cintos frente a una mesa con un balde lleno de agua levemente rojiza a causa de la sangre. Hay muchas marcas de quemaduras a causa de encantamientos sobre las paredes al igual que manchas de sangre, pequeños dedos que resbalaban hasta el piso y formaban un pequeño charco de sangre. Pero finalmente, en la esquina más alejada había un colchón sobre el suelo con un pequeño bulto cubierto por una delgada manta. Se podía apreciar la larga cabellera rubia esparcida sobre el colchón y la manera en la que la niña temblaba.

Narcisa apresura el paso para llegar a la pequeña, se arrodilla a su lado y toca ligeramente su hombro. La niña salta del susto y rápidamente se aleja de la mujer hasta chocar contra la pared. Narcisa observa aquellos pequeños ojos amatista llenos de miedo y pánico, en su interior el corazón se le rompe en mil pedazos al verla así. Tiene un ojo morado, y un gran moreton sobre su mejilla izquierda. Su cabello está despeinado pero sorprendentemente limpio. Viste unos pantalones y blusa color negro algo viejos, puede notar varios agujeros y partes quemadas, causa de hechizos. Su piel es tan blanca como la de una muñeca de porcelana e inmediatamente nota que no ha sido alimentada correctamente al observar sus delgados dedos y muñecas.