Capitulo 9

843 62 7
                                    

Dulce se acurrucó contra los brazos de Ucker, contra
la calidez de su torso, satisfecha y más feliz de lo que
podía recordar haber estado nunca. Él le dio un beso
en la frente y deslizó las manos sobre su espalda
dejándole claro un mensaje.

La deseaba. Otra vez.

Ella sonrió, ¿Quién iba a decir que estés hombre, un
extraño, pudiera despertarle unos sentimientos tan
increíbles? ¿Que alguien a quien no conocía pudiera
hacerla sentirse tan bella, tan deseada, que pudiera
borrar esos años de duda generadas por Pablo, que la
había hecho sentir que no era suficiente? Ni lo
suficientemente perfecta ni lo suficientemente
adecuada para su estricta vida.

Le había hecho sentir que su deseo de un matrimonio
que satisfacerla sus necesidades era ridículo.

Ucker le agarró de la barbilla para besarla a modo
de anticipo de lo que vendría a continuación: más del
mismo acto de amor apasionado que acababan de
disfrutar. No habían dormido nada en toda la noche,
pero a ella no le importaba.

Solo quería estar con él, disfrutar de esa exquisita
sensación una y otra vez... Algo sonaba... ¿que
demonios era eso?

Dulce se despertó bruscamente y se incorporó,
desorientada al principio.

¿Donde estaba? Ni en la cama del Bellagio, que era lo
que había estado soñando, ni en la cama de su casa en
San Diego.

Oh, Dios mío. Se había quedado dormida sobre la
mesa de la sala de desarrollo e investigación. Tenía
ser resultado de un largo día bajo el sol unido a
su embarazo, que la hacía sentirse cansada y que
disparaba sus hormonas... haciendo que el sueño
resultará extremadamente realista.

El sonido continuaba y Dulce miró a su alrededor,
confundida durante un largo segundo antes de darse
cuenta de qué provenía del ordenador. ¡Anahí! Había
olvidado la video llamada. Las dos habían estado
chateando casi diariamente y manteniendo unas
conversaciones que Dulce siempre estaba deseando
no sólo porque la mantenían en contacto con su
amiga, sino también con su vida en casa. Abrió el
programa, respondió a la llamada y encendió la
webcam mientras se atusaba el pelo y esperaba que
de su cara se hubieran borrado todos los rastros
visuales de ese sexy y detallado sueño.

Con Ucker.

El rostro de Anahí llenó la pantalla.

Dulce: Hola, Anahí. ¡que alegría verte!

Anahí: ¡Lo mismo digo! ¿Cómo estás?

Dulce: Bien, aunque un poco cansada -unos días antes le
había contado a Anahí que estaba esperando un bebé y
su amiga, al igual que Maite y María, se había
mostrado eufórica con la noticia, aunque también
preocupada por ella.

Dulce se recostó en la silla de la sala contenta de que
Roy ya se hubiera marchado a casa y que tuviera la
habitación para ella sola. Ahora mismo lo único que
quería era estar sola. Habían pasado dos horas desde
que habían vuelto del lago Mead y desde entonces no
había hecho otra cosa que evitar a Ucker.

Le había mentido sobre lo de reunirse con sus amigas
y lo había hecho porque él se había acercado
demasiado y ella no sabía cómo reaccionar ante eso.

Anahi?: ¿Cómo van las cosas con el padre del bebé? -
pregunto Anahí, a quien podía ver con Rocky sentado
sobre su regazo.

Dulce suspiró mientras jugueteaba con el diario del
bebé, que seguía tan en blanco como siempre.

Dulce: Es complicado.

¿En serio había creído Dulce que podía trabajar para
Ucker, el hombre con el que había compartido esa
increíble noche, y no recordar constantemente el
tiempo que había pasado en sus brazos? ¿De verdad
había pensado que ser su empleada le permitiría
obtener acceso a su vida personal? ¿Que él se sabría a
ella, como si fuera su mejor amiga?

Embarazo en las vegasWhere stories live. Discover now