#1: Intentar.

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—¡Niall James Horan!—Gritó una voz femenina desde la planta baja de la especiosa y grande casa. 

El rubio hizo caso omiso a su llamado, y se colocó los audífonos de nuevo. No quería ver a su madre esta mañana. 

De pronto, un sonido directo desde la puerta de la habitación del menor sonó con unos pequeños "tocs", haciendo que él tuviera que levantarse de su asiento y abrir la puerta. 

—Niall, tenemos tus calificaciones.—La voz grave de su padre lo hizo ponerse algo nervioso, y claro, preocupado. Él ya sabía que había dejado unas cuantas materias este lapso de secundaria. 

—¿Y qué?—Respondí en seco y seguidamente una bofetada quedó en mi mejilla, fue una sensación horripilante, quería hacerle lo mismo al mayor en frente de mí. 

—¡Greg! ¡Te dije! ¡No más golpes en esta casa!—La voz femenina de la planta baja comenzó a subir las escaleras para tratar de defender a su hijo. 

El menor comenzó a llorar, y mientras que su padre seguía reprochando su infelicidad debido a esas bajas notas éste decidió cerrar la puerta de su habitación y mantenerse allí un buen rato. Así lloraría, pero en paz, y sin ser molestado por nadie. 

No tardaron en llegar los insultos de mi padre de nuevo, reclamando que abriese la puerta. Pero ambos sabíamos que eso no iba a suceder.

El rubio no podía más, quería largarse de allí, quería deshacerse de toda la maldita mierda que lo hacían pasar. Y bueno, no podía más, quebró en llanto mientras aún sus padres lo regañaban por sus bajas calificaciones. Se sentía un imbécil por no estar prestando atención a las clases de la profesora de Ciencias, por estar besando a algunas chicas o hablando con su mejor amigo Harry, quien por suerte tenía buenas calificaciones. 

—Greg, déjalo solo, hablaremos con él en la cena ¿sí?—Se escuchó la voz de su madre, y más tarde sus zapatillas sonaron por todo el pasillo. Pero, al parecer su padre seguía en la puerta

—Espero que bajes, sino te sacaré a patadas James.—Después de sus frías palabras se fue de ese lugar dejando una sensación fría y desolada por el pasillo. 

Niall resopló, secó sus lágrimas de sus mejillas y comenzó a escuchar música nuevamente. No sabía por qué, pero le encantaba escuchar música hasta que sus oídos dolieran, en especial las canciones tristes que hablaban de sexo, drogas y de fumar. Y por alguna razón, no le gustaban mucho esas últimas canciones, a pesar de que veía a muchos jóvenes de su edad haciéndolo, nunca le llamó la atención. 

Sus parpados pesaban, llorar mucho no le hacía bien a su cuerpo, hasta podía llegar a perder el apetito por algunas comidas. Sin embargo, algo lo hizo sacarlo de sus cabales. Un camión gigante se veía por la ventana, luego recordó la casa de al frente; estaba en venta. 

Se quitó los audífonos de sus sonrosadas orejas y vio a través del cristal de la ventana esperando que fuera alguna chica guapa o tal vez un chico con el cual podrían ser buenos amigos. No le agradaba mucho la última idea, ya que era un poco antisocial, pero prefirió no adentrarse mucho en sus pensamientos en ese momento. 

Se asomó un poco por el marco de la ventana, y vio una figura femenina, su subconsciente gritó un fuerte ¡sí! en su mente. Mientras que en realidad no le prestaba mucha atención a su cuerpo o figura. De pronto, una figura masculina salió del gran camión y besó a aquella chica, aquél chico llevaba una capucha negra con unos jeans negros y, claro, zapatos negros. Parecía que quería cavar un hoyo para enterrarse a él mismo allí. Cuando giré mi mirada a otra parte vi a lo que parecía ser su madre quien se notaba contenta por su nueva casa. 

Resoplé y me recosté nuevamente en mi cama. Esta vez, si estaba dispuesto a dormir un largo rato.

O eso pensaba.                       

8:08 PM

Un fuerte grito hizo que me despertara, era mi madre nuevamente. 

Quería dormir más y de verdad estaba dispuesto a pasar todo el día en la cama para no ver la cara de sus padres hoy, pero algo llamó la atención del rubio cuando lo volvieron a llamar. 

  —¡James Horan! ¡Tenemos invitados, baja en este instante!—Gritó esta vez su padre con su voz grave y fuerte. No tenía elección, debía ir. 

Me coloqué unos jeans grises y mis zapatos blancos como de costumbre solía llevar. Una capucha con rayas negras en las mangas y completamente gris fue elegida, y me quedaba bien para la cara de insomnio que llevaba en mi rostro. Froté ligeramente mis ojos y di un bostezo antes de abrir la puerta de mi habitación. 

Al bajar las escaleras supo que algo andaba mal, habían más voces de lo que él creía. Y llamó la atención una voz femenina clara que venía de la cocina. 

Pude presenciar todo lo que sucedía, los nuevos vecinos nos estaban visitando. 

—Hijo, estos son nuestros nuevos vecinos. Espero que te lleves bien con ellos—Dijo su madre, que cargaba una sonrisa fingida como si nada hubiera pasado esta mañana. 

El mismo chico, la misma chica que llamaron mi atención hace algunas horas estaban ahí en frente de mí. Le intimidaba la mirada extraña del chico de ojos miel, que de vez en cuando ponía una rara mirada en mí, algo así como si juzgara mi apariencia. 

No respondí a lo que dijo mi madre, y solo me senté cerca de mi padre, para esquivar estar al lado de ese chico. 

—¡Qué encantadora eres Perrie!—Decía mi madre mientras reía frecuentemente ante los chistes de aquella rubia. 

La rubia llamada Perrie Edwars, era muy presumida. En toda la cena hablaba solo de ella misma, y cada vez que lo hacía era para contar sus raras experiencias de exploradora scout cuando era niña. 

En cambio, el otro chico del otro lado de la mesa se encontraba callado en toda la conversación, de vez en cuando mostrando una mirada de fastidio cada vez que todos en la mesa reían menos él y yo. 

—¿Y tú Zayn? ¿Eres el novio de Perrie, cierto?—Comentó mi padre con gran entusiasmo. 

—Lamentablemente sí.—Dijo con desagrado, pero mis padres lo tomaron como un chiste y comenzaron a reír, mientras que notaba la mirada de la rubia algo ofendida.

Jugaba con los guisantes de mi plato, tratando de fingir que es una competición entre guisantes. Me reía para mí mismo ignorando todo lo que ellos decían, y de vez en cuando miraba de reojo a ese chico...Zayn Malik. No sé por qué me intrigaba tanto

—¿Y qué estudias?—Preguntó mi madre con ánimos. Y allí llamó mi atención su comentario ¿estudia? ¿significa que ya es mayor de edad? pensaba que aquél chico tenía mi misma edad, pues se veía completamente juvenil.

—Psicología, señora.—Comentó mirando a todos, y inclusive mirándome a mí unos cuantos segundos. 

Luego de unos cuantos minutos y de miradas incomodas, pasé desapercibido en la larga conversación, no es que quisiera hablar con ellos, o hablar de mí. Pero agradecí de que nadie notara mi presencia. 

Revisé mi celular antes de acostarme nuevamente, al no tener nada. Comencé a dormirme, me esperaba un largo día mañana...

              

Cigarros agridulces- Ziall Horalik. [Pausada.]Where stories live. Discover now