#3: Quiero escribirte una canción.

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Otro día había comenzado en la ciudad de Manhattan California, los roces de los árboles con el dulce aire veraniego empezaba a retumbar en los parques de la ciudad. Sin embargo, el menor no estaba en la ciudad, de hecho, no estaba ni en una parte de Manhattan. Su vivienda se encontraba en las afueras de la ciudad, ubicada con fríos bosques llenos de matorrales verdosos, y por supuesto los árboles de abedul también abundaban. Éste tenía que ir a su habitual horario en la secundaría. Y, toda la residencia se estaba despertando, como toda la urbanización que se encontraba allí. El rubio Niall horan, estaba decidido de hacer algo hoy, estaba dispuesto a cambiar algo de su vida hoy. Y sería, llegar a su hogar, y comenzar a escribir su primera canción. Tal vez no era algo mucho de qué cambiar en su aburrida vida, pero, si sus padres caprichosos escucharan esa canción aún no existente, quizá le dieran una oportunidad y lo inscribieran en una escuela de música. Lo que a él, le parecería una grandiosa idea. 

—¿Hmn?—El rubio despertó somnoliento, con sus cabellos desordenados apuntando a cualquier dirección y con los ojos cerrados. Había escuchado un gran portazo en la planta baja de su vivienda. Éste decidió seguir durmiendo, pero luego escuchó una gran risa de su madre a tan bajas horas de la mañana. Miró su teléfono y vio que no era tan temprano como pensaba, ya eran las siete y cuarto. Faltaba media hora para entrar a su respectiva institución, lo que a él, le daba mucho fastidio. 

Con sus ojos pesados se levantó de su cama, dejó todas las sabanas como estaban; desordenadas. Y se dirijo al baño para restregar su cara con agua fría. Después de cepillarse los dientes, se colocó sus pantuflas y salió de su habitación. 

Soltó un suspiro, no quería lidiar con nadie hoy. 

—Oh, hijo. Eres tan gracioso ¡cómo te extrañábamos!—Dijo la rubia entre risas, la madre de Niall. 

—Yo también te extrañaba hermano.—Dijo el rubio con fatiga y cruzado de brazos se dirijo a su hermano. Era él, estaba con una gran mochila en su espalda y tenía su gran y egocéntrica sonrisa. Él siempre viene a mitad de estudios escolares para visitarnos. Pero, cada vez que lo hace es un infierno. 

—¡Hey!—Gritó con una gran sonrisa y seguidamente ya estaba tomando de hombros a el menor. 

Su madre los veía con un par de lágrimas en los ojos, ambos ya estaban mayores. Claro, el rubio aún seguía con ellos, pero sólo le quedaba un año para que comenzara la universidad. Lo que hizo que la madre rompiera en llanto al ver a su hijo mayor. 

Niall fingió una sonrisa al ver a su madre sollozar, pero por dentro moría de risa por saber que lloraba por algo como eso. Sin embargo, el mayor sólo se acercó a su madre y la abrazó tan fuerte que casi se escuchaban sus huesos romperse. 

De pronto, llegó su padre. Y con una sorpresa se encaminó a la madre sollozando. Todos como una familia, pero el rubio sólo se encontraba en la escalera sentado. Al verlos así, decidió marcharse a su habitación para terminar de arreglarse. De pronto, recordó; tendría que compartir habitación con su hermano mayor ¿¡Ahora cómo haría la canción!?

Decidió no pensar mucho en eso, y sólo se concentró en ducharse y arreglarse para ir listo a la secundaría. 

***           

No pasó mucho tiempo cuando el rubio estaba con su almuerzo ya listo, con su cabello despeinado hacía el frente y con su mochila con sus respectivos libros de estudio. Tan sólo estaba viendo como pasaba el auto que conducía su hermano, viendo rápidamente las casas que se abandonaban de su vista. 

—Así que...—Habló James mirando a Niall desde el espejo retrovisor del auto, claro, al mismo tiempo mientras que miraba la calle.—¿Aún no tienes novia?—Soltó sin más y con una sonrisa, volvió a ver a Niall desde el pequeño espejo para ver su reacción. 

Cigarros agridulces- Ziall Horalik. [Pausada.]Where stories live. Discover now