XLVI

2K 75 1
                                    

Miércoles 13 de septiembre del 2017.

Llegamos al restaurante y tomamos asiento en una mesa para dos personas. Marco toma el menú entre sus manos y lo observa detenidamente. Su rostro aún detona preocupación. Él levanta su mirada y cuándo se da cuenta de que mis ojos están clavados en él me regala una tierna y forzada sonrisa que provoca que mi corazón se encoja de la impotencia.

—¿Sabes que puedes confíar en mí, verdad?—le recuerdo en forma de pregunta. Él me observa por unos segundos. Sus ojos no transmiten esa calidez y tranquilidad de siempre. No brillan con esa intensidad característica de Marco Asensio. Extiende su mano sobre la mesa para que yo coloque la mía encima de la de él. Cuándo lo hago, las entrelaza.

—Lo sé, mi vida. Lo sé.—responde dandome un leve apretón en la mano antes de llevarla hasta sus labios y besarla.—Y te agradezco.

—¿Me agradeces? ¿Por qué?—inquiero confundida y un tanto intrigada por la razón.

—Te agradezco por ser la mejor novia del mundo.—la dulzura en su tono de voz es evidente y me estremezco. Mi corazón late rápidamente y no puedo evitar sonreír.

—No soy la mejor novia del mundo. Sólo una novia que quiere lo mejor para su novio.—digo realizando un encogimiento de hombros. Marco sonríe.

Ruego a todos los santos que esa sonrisa no desaparezca jamás.

—Mi novia. Y la mejor.—reafirma haciendo énfasis en mi. Es el hombre más maravilloso que existe sobre la faz de la Tierra.—¿Qué vas a ordenar?—pregunta cambiando de tema y se echa en su silla volviendo a observar el menú. Yo lo imito en su acción en busca de una opción correcta de almuerzo.

—Creo que pediré un cocido madrileño. ¿Y tú?—pregunto despegando mi vista del menú para posarla en Marco. Él sonríe y agradezco eso, ya saben que su sonrisa es absolutamente preciosa.

—¡Mesero!—llama Marco. Éste se acerca hacia nosotros con su libreta y bolígrafo en mano.

—¿Qué desean ordenar?—pregunta amablemente, listo para anotar nuestros pedidos.

—Dos cocidos madrileños, por favor.—ordena por ambos. El mesero asiente y se retira. En ese momento mi celular vibra y me entra una llamada de un número desconocido.

—Ya regreso cariño, voy a contestar una llamada.—le informo a Marco mientras me pongo de pie.

—No te preocupes, aquí te espero.—me responde y es ahí cuando me encamino hasta el baño de chicas del restaurante. Entonces, descuelgo la llamada.

—¿Hola?—saludo dudosa a la persona del otro lado de la línea. Quién quiera que esta sea.

—Hola preciosa.—esa voz... la he escuchado antes.—¿Me extrañaste?

—¿Quién habla?—inquiero con curiosidad y mucha duda, rogando que no sea quién estoy pensando.

—¿Acaso ya no te acuerdas de mí? Claro... lo olvidaba. Como estás saliendo con el tal Marco Asensio ya no te acuerdas del que llegó primero a tu vida.—responde en un tono arrogante y tratando de hacerme ver como una egocéntrica y creída.

—Imbécil.—es todo lo que puede salir de mis labios en estos momentos. Contengo las ganas de colgarle al muy estúpido y lanzar el celular por el inodoro porque sé que mi celular no tiene la culpa de que este ser tenga acceso a mi número.

Mi mejor jugada eres tú ||Marco Asensio||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora