Capítulo cuatro.

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"¿Me seguirás viendo de la misma manera?

¿Un caballero no debe ofender a las damas?

¡¿Acaso estás jugando conmigo?!"

Capítulo cuatro (penúltimo capítulo).

— Ah... sus fluidos han manchado mi nuevo vestido, tendrá que pagar más por el servicio. — Decía la castaña mientras arreglaba su cabello después de "la acción". — Estas últimas "sesiones" han hecho que me acostumbre a su ritmo, eso es bueno, ¿no es así?

— Si, eso creo. — Respondía con desgano mientras abrochaba los botones de su camisa.

— ¿Qué sucede? — Se acerca por detrás del rubio; abrazándolo por el cuello. — Antes eras más caballeroso... ah, ya entiendo, al conseguir lo que había anhelado ahora ya le parece aburrido, no pensé que usted fuese de esas personas.

— No es eso. — Hablaba en voz baja.

— ¿Entonces? — Acariciaba el cabello de su cliente con mucha cautela. — También puedo escuchar sus problemas, viene incluido en nuestros servicios. No sólo somos maquinas sexuales, si eso se lo ha preguntado. — Dejando de hacer aquellas caricias, se posiciona a un lado del rubio para estar sentada y escuchar lo que este tenga que decir. — Escucho.

Quiero que me ames. Poniendo a la castaña una trampa con palabras, el rubio sólo atinó en decir eso para no seguir con la conversación.

— Oh, con qué era eso. — Recarga su cabeza utilizando una de sus manos. Puedo devolverte esas palabras con una sonrisa, pero, ¿estaría bien para usted que yo haga eso?

— ... — Terminando de vestirse, se levanta de la cama y camina en dirección a una de las ventanas. — Esperaba esa respuesta, sinceramente. — Viendo a la ventana, continúa hablando. — Y no la culpo en realidad, es su trabajo dar pasiones, pero no dar amor. Tampoco es su culpa que sus clientes habituales lleguen a sentir algo por ustedes, aunque eso he de suponer que no es algo normal, nosotros, los clientes, sólo venimos a calmar nuestro deseo.

— L-Lamento por lo que está pasando, yo... — Sin saber que decir, permanece en silencio.

— He decidido no regresar a este lugar. — Gira la mitad de cuerpo para ver a la castaña; ese rostro sorprendido... le partía un poco su corazón. — Así que hoy es nuestra despedida.

— E-Espere, no habla en serio, ¿verdad? — Por primera vez, le preocupaba las palabras del rubio.

Asiente. — Si, mi linda Chii.

Chii se había quedado sin palabras, su garganta se cerró; esa decisión tomada por Ukyo fue inesperada. Por alguna razón, algo en ella le confundía, no conocía aquel sentimiento que le carcomía por dentro. Esa despedida causaba una punzada en su pecho; un vacio que le atemorizaba por aquel adiós.

— A-Asahina-san... yo. — "¡Habla, ¿por qué es tan difícil?!" Esta noche seré más astuta y tímida, como a usted le gusta. — Observando con impaciencia lo que se encontraba en la habitación, se pone de pie para sostener el champan preferido de su cliente. — ¿P-Por qué no bebe una copa y hablamos con más calma, sí? — "Si el coctel se derrite al beberlo, entonces aquí será nuestro adiós". — V-Vamos, no me deje así, es de mala educación no tomar la bebida de la persona que se la ofrece.

— Lo siento. — Su voz se escuchaba como un susurro. — No puedo.

Sin decir nada más, Ukyo se acerca a la frente de Chii para depositar un casto beso. Sonriendo con falsedad, Ukyo saca de su cartera el dinero – y un poco más – de los servicios dados y los deja en las manos de su anterior acompañante, esperaba que algún día ella encontrase a otro cliente el cual la apoyase como una vez él lo hizo. Ukyo salió de la habitación, dejando a Chii completamente sola.

— Él se pierde de una buena compañera de citas, cuando se arrodille ante mí para pedir mi atención, haré que suplique delante de todos para que comprenda el error de su decisión. — Con furia, lanza el dinero dado por el rubio a la cama. — ¡Es usted un idiota! — Gritaba eso último; las lágrimas que bajaban por sus mejillas arruinaban su maquillaje, aunque esto no le importaba a la castaña. Al final, lloraré sola.

...

— Me alegra escuchar que Kyo-nii siguió mis consejos, esa mujer veía sólo su cartera, no estaba interesada en nada más. — La reacción hecha por el rubio le hizo pensar que no era buena idea seguir hablando de ese tema.

— Tenías razón todo este tiempo, Hikaru. — Bebe un sorbo del la taza de té que sostiene con sus manos. — Aunque no quiera admitirlo.

— Kyo-nii... — Ver a su hermano mayor con el corazón roto, le recordó en ese tiempo cuando su novia de la universidad terminó su relación, y como si esa memoria fuera un chiste cruel, esas dos mujeres que había amado el rubio lo habían utilizado de la misma manera. Una de ellas quería poder, y la otra quería dinero; las mujeres que se acercaban a él lo veían para ser un juguete que podían utilizar a su antojo. — ¿estarás bien?

— Si. — Respondía sin rodeos.

Hikaru se acercó con lentitud al lugar donde se encontraba Ukyo, sin decir nada, abrazó el cuerpo de su hermano mayor; Ukyo no correspondió aquel gesto, lo único que él hacía era mojar el hombro izquierdo de la chaqueta de Hikaru con sus lágrimas.

"No podía seguir con esto.

No quiero seguir sufriendo por aquellos sentimientos que no son recíprocos."

『Cherry Hunt.』[Brothers Conflict - Fanfic]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant