Prefacio y Advertencias.

228 32 32
                                    

[ADVERTENCIAS]

LA HISTORIA CONTIENE:

Lenguaje obsceno, escenas de violencia explícita y contenido para mayores de 18 años de edad (+18). Pueden haber escenas con descripción explícita de violencia, asesinatos, acoso, humillación, golpes, manipulación, obsesión y venganza.

Historia dirigida para público adulto, debes ser mayor de 18 años para poder leerla. (+18). Queda bajo tu propia responsabilidad leerla.

NO ES NOVELA INSPIRADORA NI JUVENIL.

LOS HECHOS Y/O PERSONAJES DE ESTA HISTORIA SON FICTICIOS.

ES UNA NOVELA DISTÓPICA, SOBRENATURAL, DE CIENCIA FICCIÓN Y FANTASÍA.

Sin más, bienvenidos a Atens.

Sin más, bienvenidos a Atens

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

[Prefacio]


Derribé una de sus fichas.

Me observó con detenimiento, cada movimiento, cada gesto. Él sólo se limitó a sonreír, con sus facciones perfectas, con sus ojos verdes, con su aire de grandeza me dijo:— Es una lástima todo lo que arriesgas, ésto te costará tú vida, y la que no es tuya, también.

Me hervía la sangre, lo sentía en mi apellido, tenía ganas de partirle la tabla de Ajedrez en la frente, decirle que él no estaba a un paso delante de mí, sino que yo tenía una jugada muy grande debajo de la manga, pero me contuve.

El último caballo que le quedaba por mover, lo movió. Sonreí, porque me había dejado el paso libre para hacerle Hacke.


— No te apresures — Comencé a decirle. Si el muy imbécil tan solo supiera que cualquier cosa mínima que hiciera, su cabeza volaba en mil pedazos —. ¿Sabías que la Reina proteje al Rey cuando está en Hacke? — Finalicé y moví otra ficha, pero no hice Hacke, quería esperar, porque si movía perdía yo.

Pasó una mano por su desenfadado cabello y clavó por nueva cuenta sus ojos en mí, lo hacía para intimidarme, para ver si estaba nerviosa o estaba muy segura de lo que hacía. A ésa altura de mi vida, nada podía intimidarme.

— ¿Debo tomar eso como una indirecta? — Preguntó él. Y yo sólo me encogí de hombros —. De ser así, tú serías algún extra, un peón que el Rey utilizaría, no serías la Reina.

— ¿Por qué no? — Le incité.

— Porque una Reina no pone en peligro a sus fichas, o en tu caso, a tu familia, — Levantó la mano y la puso arriba de la tabla, dudando sobre cual ficha elegir. Yo me límité a rascar mi pierna, por encima de mi jean—. a demás, no te pareces a una, todo se te sale de las manos, todo te sale mal, incluso ahora mismo estás sentado frente a la persona que verás por última vez al morir.— Torció su labio, en un presunto disgusto —. Pudiste haberlo hecho más fácil, pero eres terca.

Movió una. Me había hecho Hacke el muy imbécil.

— Hacke, preciosa.

Ajusté mi coleta, y apoyé los codos en la mesa, y miré fijamente la tabla,  aún así hablé.

— No debes cantar victoria antes de tiempo. — Hablé. Él se apoyó en el respaldar de su asiento y cruzó sus brazos por encima de su pecho —. Te diré porqué soy la Reina en ésta historia y tú el pobre Rey — Comencé—. Primero que nada, los archivos están a mi cargo, cosa que si lo quiero puedo derrumbar todo tu imperio. — Lo ví tensarse—. Segundo; Tengo siete camionetas aguardando por mi con seis tipos dentro de ellas, armados hasta el culo, contando que hay más dentro de la estancia, en cuanto me toques un pelo eres hombre muerto. — Sonreí con satisfacción —. Tercero; yo a comparación de tí, no tengo nada que perder, lo perdí hace mucho tiempo. Así que dime tú, ¿Quién arriesga más?

—Pero...

Lo interrumpí, — Cuarto; todo lo que digas será utilizado en tu contra.

— ¿De qué estás hablando? — Dijo él, frunciendo el ceño, su mandíbula estaba tensa. Se acercó a la mesa y apoyo sus brazos en ella.

— Que has sido grabado todo éste tiempo. — Sonreí aún más, sentía que podía volver a respirar de nuevo, como si todo éste tiempo hubo algo que me lo impedía—. Y por último; Hacke Mate, hijo de puta.

Moví mi ficha, su Rey quedó acorralado. Había ganado. Me levanté de la silla, apoyé mis manos en la mesa y me acerqué hasta quedar cerca de él. — Que no se te olvide que una Reina, por más Reina que sea, puede patear culos también.

Y así sin más, me alejé de ahí.

R E V E N G E ©Where stories live. Discover now