Prefacio

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Bajé la última caja del auto y eché un suspiro al aire; estoy exhausto y sudoroso. 

Pero por lo menos me estoy mudando a un lugar genial; el complejo privado para deportistas estrellas del entrenador Cox es muy exclusivo, si logré estar aquí es porque soy bueno. Eso lo sé, me he dedicado a esto desde que era muy joven, gané este lugar aquí con todo mi esfuerzo y estoy orgulloso de eso, a pesar de que tengo claro que los chicos que ya llevan tiempo aquí son mucho mejores que yo.

Evan, uno de los chicos que se acaba de mudar conmigo, me quita la caja de las manos amablemente y la lleva adentro por mí. Yo me recuesto a un lado de la camioneta aparcada en frente de la casa del entrenador, el complejo está detrás de esta. La casa es bastante grande, oí que la esposa del entrenador es una mujer de negocios muy exitosa, así que todo esto no es solo mérito de él.

Al parecer tiene un solo hijo pero él no habla mucho sobre él a pesar de que tiene su foto enmarcada en su escritorio, no sé qué edad tiene aun así, la foto es vieja y parece muy pequeño en ella. Él ha dicho que lo veremos bastante por aquí, espero llevarme bien con él y con cada uno de los jugadores, solo quiero una estancia pacífica aquí. Mudarme a este complejo me vino como anillo al dedo, ya no soportaba a mi compañero de cuarto fanático de la limpieza.

Yo pienso en como presentarme delante de los chicos; no soy bueno con las palabras y me han dicho que es parte de la iniciación hacer una presentación en la cena de bienvenida una vez que llegas al complejo. Hay otros tres chicos viviendo aquí ya, Evan y yo somos los nuevos, entramos apenas el año pasado a la universidad.

Siento el sudor correr por mi cara mientras pienso y levanto mi camiseta para poder limpiar mi frente. Escucho un silbido viniendo de la parte de arriba de la casa; hay una ventana abierta en el segundo piso pero no puedo ver muy bien quien está allí, las cortinas no me dejan. Escucho unas risitas y luego las personas paradas detrás de las cortinas se alejan. Yo sonrío. Tal vez el entrenador tiene más de un hijo después de todo, estoy seguro de haber escuchado a una chica reírse.

—¡Bras! —Evan me saca de mis pensamientos, llamando mi nombre mientras cierra la puerta de la maletera con fuerza—. Vamos adentro, tenemos que arreglar todo en nuestras habitaciones antes de la cena.

—Bien —yo asiento y lo sigo por el camino de grava hacia la parte trasera de la casa.

El patio trasero de la casa es bastante grande; tienen una piscina incluso, que viene excelente para este calor inmenso que hace. Hay una mesa de jardín y tres sillas playeras alrededor de la piscina. Tiene una puerta corrediza que me imagino que da con la cocina. Sin embargo, la parte donde viviremos está después de la cerca de reja baja con una puerta que da hacia el complejo. Pasamos por allí hacia donde están los anexos; son un grupo de habitaciones, tres contiguas de cada lado. Entro en la mía, que es la última a la izquierda, Evan está justo en frente; las habitaciones son espaciosas, tienen baño privado, lo cual es genial y agradezco mucho, la cama es individual pero no extremadamente pequeña como la de mi dormitorio, ya hay un escritorio, un mueble para poner el televisor, un gran armario, incluso un pequeño sofá en el fondo.

—Es un sueño —suspiro, echándome de espaldas en la cama.

No más espacios pequeños.

Sentía que estaba ahogándome en los dormitorios, es una tortura para un hombre tan grande como yo con una leve fobia a los espacios cerrados y reducidos. Encima con mi compañero paranoico sobre mis nervios no podía calmarme a gusto. No que él fuese desagradable por completo, al menos yo tenía que limpiar, pero era demasiado para mi, simplemente no el tipo de persona con el que desearía vivir.

Arreglé lo mejor que pude y luego fui a darme una ducha; el baño es pequeño pero si dejo la puerta abierta no me siento mal, es suficiente para mí.

Besar a un ángel en la oscuridad |BL|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora