8. Acción de gracias con los Cox [Parte 2]

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Esta es la cena de acción de gracias más incómoda de mi vida y eso que tengo a alguien como la tía Diana en mi familia. Pero yo daría todo por estar hoy solo con la tía Diana y sus reclamos sobre mi pelo, mi postura y mi falta de hijos a temprana edad que aquí, con este incómodo silencio entre todos los miembros de esta cena, excepto Evan y el tía de Jerome que hacen lo posible por conversar sobre futbol.

—La cena está deliciosa, mamá —dice Jason, el hermano de Jerome en un algún momento cuando Evan el hombre dejan de hablar—. Te esforzaste.

—La hicimos papá y yo —Jerome rueda los ojos—. No hay ningún mérito de mamá aquí.

—Jerome... —su padre dice su nombre con un tono de advertencia.

—Excepto traerme al mundo, tal vez —agrega el chico, con una sonrisa.

—Eso explica por qué está delicioso —murmura Jason—. Entonces... ¿Bras, verdad? —él está sentado frente a mí y me mira directamente con una sonrisa algo forzada—. ¿De dónde eres?

—Oregon —respondo.

—Ya pero... —él hace un gesto vago con su mano, refiriéndose a mi apariencia supongo—. Ya sabes.

—No puedes ser más estúpido —Jerome resopla bajo su aliento—. Nació en Oregon. Es de Oregon.

Entiendo que su hermano está preguntando de donde viene mi familia, es una pregunta común cuando la gente me ve, ya que mis genes latinos son bastante evidentes. Pero yo nací aquí. No es que me molesten demasiado esta clase de preguntas, sin embargo, tengo que darle la razón a Jerome, se escucha un poco estúpido.

—Mamá es de Ecuador, papá de Brasil —respondo entonces—. Supongo que a eso te refieres.

—¿Has estado allí? —interroga él—. Yo sí, son lugares preciosos.

—Sí, he estado ahí, algunas navidades y vacaciones de la escuela —me encojo de hombros—. Te doy la razón, son lugares muy bonitos.

—¿Hablas los idiomas, Bras? —me pregunta la señora Cox.

—Sí, desde luego —asiento—. Mamá y papá suelen mezclarlos y crecí escuchándolos, además, es necesario para comunicarse con la familia.

—Oh, no sabía que hablabas más idiomas, que sexy —Jerome me sonríe—. Deberías hablarme en brasileño, dime algo.

—¡Jerome, deja a Bras en paz! —su madre lo reprende—. ¿Qué es esa clase de conducta?

—Es su conducta normal ¿De qué hablas? —Jason se ríe.

Y no puedo estar más de acuerdo con él. Me quitó las palabras de la boca. Jerome, por otro lado, rueda los ojos y de repente, debajo de la mesa, siento un toque leve y dejo abajo mis cubiertos para intentar ver disimuladamente. Descubro que es Jerome, que está sentado a mi lado, subiendo su pierna sobre la mía. Yo lo miro de reojo mientras tomo agua y él sonríe, aunque tiene su mirada en su plato.

—Disculpa a nuestro hijo, Bras, no sabe cómo comportarse a veces —me dice la mujer, con una sonrisa en los labios.

—Eso dice más sobre ti que sobre mí —él murmura.

—Jerome —su padre baja sus cubiertos—. Respeta a tu madre, es una cena familiar, por favor —le susurra a través de la mesa con las venas de su cuello resaltando, como si estuviera evitando saltar sobre la mesa y ahorcar Jerome como Homero a Bart Simpson—. Solo un momento de paz en esta casa pido, solo eso. |

—Está bien —Jerome hace una mueca y continúa comiendo.

A pesar de todo, no trato de mover su pierna y creo que él entiende eso como un permiso para pasar sus dedos sobre la parte de mi brazo que está cubierta por la mesa. Lentamente, haciendo que mi piel se erice hasta el cuello. Él sabe exactamente lo que está haciendo, lo veo en su media sonrisa sagaz y traviesa.

Besar a un ángel en la oscuridad |BL|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora