11-La sonrisa

2K 61 0
                                    

Londres
Aitana andaba desesperada ahora sí que no sabía que hacer, Bruno, Cepeda ¿Juntos? ¿Porque? Habían pasado 8 años, que necesidad tenía ahora de volver.
-Aitana, puedes parar un momento
-No, Marta me está buscando y está en Barcelona demasiado cerca de mi hijo
-Barcelona es muy grande, no tienen porque volver a cruzarse
-ya lo ha visto, Marta no se va a quedar parado
-Aitana, no puedes arrebatarle estás semanas a tus padres con su nieto, apenas lo ven el resto del año, es el primer verano que le dejas ir a España y ¿sin dar explicaciones se lo quitas?- Marta miraba a su amiga, estaba aterrorizada, no recordaba verla así desde el día que llegó a su casa con un test de embarazo positivo.

Julio 2019
-no puede ser Marta, esque solo fue un despiste
Aitana lloraba sobre la cama de Marta, en la habitación de casa de los padres de esta y con ellos a unos metros de ellas, Marta mantenía la calma, necesitaba darle una solución a su amiga y no sabía muy bien cual.
-Aitana ¿Luis lo sabe?- Aitana negaba sin pronunciar palabra y limpiando sus lágrimas- creo que el también te puede ayudar en esto, es algo de los dos
-Marta, ¿Que va a pasar conmigo? ¿Con mi carrera? ¿Con mis sueños?- Aitana miró al techo y suspiro para coger un poco de aire- Luis tiene su vida prácticamente hecha, y yo aún tengo muchas cosas por aprender
-Aiti- Marta rozaba la cara de su amiga con delicadeza, la manera de llamarla tan cariñosa- ¿Tu quieres tenerlo?- había disparado la pregunta clave, ese bebé era fruto del amor de Luis y ella, se querían, llevaban un año de relación, ni siquiera vivían juntos, pero se querían, y es bebé era de ellos dos.

-necesitonrespirar, un poco- dijo Aitana cogiendo su bolso y saliendo de aquel despacho
-Aiti-, piensa que Luis no deja de ser su padre y recuerda que tienes una hija a su lado
Aitana se mordió el labio inferior, Martina llevaba sin verla desde que era un bebé e intentaba no pensar demasiado en ella, le dolía, claro que le dolía, aquella decisión no fue la mejor para nadie y ahora lo estaban comprobando.
Aitana llegó hasta un pequeño lugar, alejado de todo y lleno de naturaleza, se sentó y pensaba, si fuera Luis estaba segura que ya llevaría una cajetilla de tabaco, de los nervios que tenía, ella movía su pierna y pensaba.
Martina ¿Cómo sería? ¿Se parecería a ella? ¿A Bruno? ¿Que es lo que más le gustaba? Tantas preguntas sobre su hija y todas sin respuesta. Volvió a suspirar, Bruno no estaba preparado para eso, nunca había preguntado por su padre y por lo que descifran Aitana siempre que salía aquel tema lo rechazaba. Un suspiro más, solo esperaba que si Cepeda encontraba a su hijo no le soltara la noticia sin anestesia, sin consultarle a ella.

Barcelona
Cepeda sentía nervios antes de tocar al timbre de aquella casa, llevaba 8 años sin saber de ella, demasiado tiempo, tan solo un par de mensajes al año, una felicitación por los cumpleaños, un regalo por correo para Martina en cada Navidad, en cada cumpleaños y la promesa nunca cumplida de verse pronto.
Por fin se decidió y toco, el rostro de ella no tardó en salir, con su sonrisa, seguía igual, su pelo castaño ligeramente ondulado, y un poco de moreno en su piel, se abrazaron, su olor también seguía siendo la misma.
-por fin, te dignas a venir- dijo Amaia, el sonreía con culpabilidad y tristeza. La realidad de tanta negativa a Amaia era sencilla, le recordaba demasiado a Aitana, siempre las había visto juntas, inseparables, con sus locuras, su desorden y una interminable lista de buenos recuerdos
-¿Donde esta tu pequeña?
-con Miriam
-joer Cepeda, quería verla- Amaia le miró estaba igual, alguna arruga en su cara y esa seriedad que le caracterizaba- bueno más bien volverla a conocer, desde que te marchaste con ella cuando era un bebé, no la volví a ver
-lo siento, ha sido........ Difícil- confesó Cepeda, lo sentía de verdad, sabía cómo quería Amaia a la pequeña, y seguramente sí la conociera sabría que se parece tanto a su madre como ella pronosticaba hace años cuando aún no habia nacido.
-espero que la traigas a mi boda- dijo Amaia tendiendole una invitación a Cepeda, "Luis y Martina Cepeda" podía leer en la tarjeta
-¿Te casas?- ella se limitó a sonreir y asentir- nunca pensé que tú te llegaras a casar- Cepeda sonrió por primera vez desde que había llegado
-nos casamos para celebrar lo mucho que nos queremos, al fin y al cabo nuestra vida no va a cambiar
-Alfred es muy afortunado- Amaia sonrió y el también
-Luis, se que no has venido para verme-dijo poniendo una mano sobre la mía, Miriam se había encargado de informarla
-necesito encontrarla,Amaia
-me encantaría ayudarte, pero..... No sé dónde está, desapareció de mi vida como de la tuya
-yo pensaba que tú y ella hablabais
-asi era, durante el primer año hablamos casi todos los días, pero un día no hubo más llamadas y supongo que ella cambio de teléfono y perdimos el contacto, a veces coincido con sus padres y me dicen que están bien, ella y Bruno están bien, pero no mucho más
-¿No sabes dónde está Aitana?- Amaia negó con su cabeza y Cepeda suspiro-¿Y sus padres?
-Luis, ellos siguen en el mismo lugar, su casa no a cambiado
Tras aquella conversación había dejado la promesa de llevar a Martina a casa de Amaia y Alfred alguna tarde y de asistir a su boda, pero la cabeza de Cepeda estaba en otro lugar, sentado en su coche, enfrente de la casa de los padres de Aitana, esperaba, no sabía muy bien qué, verla quizás, no iba a suceder, Martina le había dicho a Bruno que esperaba que su mamá fuese a curarle su herida, Aitana no estaba allí.
Y entonces le vio, salía de la mano de Cosme, en su mano una libreta ¿Que tendría ahí? ¿Dibujos quizás? Aitana amaba dibujar, quizás su hijo también lo hacía, como Martina dibujaba en todas partes, libretas, libros, servilletas, pañuelos. Quizás Bruno también lo hacía, herencia de madre, pensó Cepeda. Y le veía, hablaba con su abuelo, no sabía de qué, seguramente de lo que había hecho y lo más seguro que irían al parque.
Pensó en acercarse, saludarle y contarlo todo, pero Aitana no se lo perdonaría nunca, no eso no, no lo podía hacer, necesitaba encontrarla a ella primero.
Cuando les vio alejarse, salió del coche dispuesto a volver a entrar a esa casa, donde tantas comidas había compartido con los padres y familiares de ella. Suspiro y toco, le temblaban las manos y sentía que en cualquier momento iba a salir corriendo.
-Luis- dijo Belén, seguía igual que hace 8 años, estaba sorprendida de verle allí, no hace falta conocer a una persona para saber cuándo se sorprende- no deberías estar aquí
-lo sé, pero Belén le he visto y necesito encontrar a Aitana
-Luis....... Yo no puedo hacer eso........ Fueron vuestras condiciones
-Belén, por favor- Cepeda estaba desesperado, y un poco roto, necesitaba encontrarla y conocer a su hijo
-lo siento mucho Luis, pero yo no puedo fallarle a mi hija- Belén también estaba un poco rota al verle, pero su hija y su nieto estaban por encima de todo- por favor, mantente alejado del niño, hasta que hables con ella- un poco de esperanza, Belén confiaba en que la encontraría, la conocía y en sus ojos y su débil sonrisa lo pudo descifrar.
Cepeda abrió su cartera, sus manos seguían temblando, miró las fotos que habían en ella y saco una, en ella Martina sonreía a la cámara, era una foto reciente y se podía percibir que la sonrisa de la niña era igual a la de Aitana, Cepeda se la tendió a Belén
-es Martina, tiene muchas ganas de conocer a su madre y estoy seguro que a vosotros también
Belén la miraba, y tocaba el rostro de la niña plasmado en aquella foto, sentía las lágrimas a punto de brotar por sus ojos, Cepeda logro sonreírle débilmente y le dejó su teléfono
-no me acercaré, pero si necesitas algo, llámame.

Llegar a ti Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora