Capítulo 20

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Capítulo 20: "No soy bueno para las despedidas"


No había sido su mejor semana. Sentía nostalgia y el apego emocional hacia lo que dejaría no la disminuía. Sus sentimientos estaban a flor de piel y no lo dejaban despedirse tranquilo de la vida que dejaría atrás una vez que cruzara el océano.

La fiesta que Zayn le había organizado le recordó sus inicios en la universidad. Sus primeros amigos, su primera borrachera, su primer novio, su primera vez. Harry.

Todo volvía a él.

Fue consciente de lo dependiente que solía ser a su piel, su voz, a su cruel ilusión de amor. Sentado en el borde de la cama viendo sus cosas empacadas, el espacio antes ya vacío ahora le parecía mucho más grande, y le hacía falta el calor de su amante a su lado.

Una latente necesidad de llamarlo crecía con cada segundo transcurrido. Tenía que irse y estaba justo ahí, esperando tener el valor para hacerlo. No dispuesto a ceder ante los caprichos de su corazón evitó cualquier contacto con Harry durante días.

Evitar que Harry conociera la situación del castaño era crucial para su ida, de lo contrario todos sus esfuerzos hubieran sido vanos. Sabía que con tan sólo un ruego de él, su corazón y mente hubieran colapsado, echaría a la basura sus planes y sus muros de contención flaquearían. Caería nuevamente a los pies de Harry, lastimándose con las espinas de su amor. Estaba indefenso.

Su principal preocupación ahora es llegar al aeropuerto.

El momento de la verdad llegó. La despedida evitada desde el principio, el encuentro pospuesto, los miedos encerrados bajo llave en un baúl estaban a punto de ser liberados. Louis caminaba a paso paciente hasta el departamento del rizado que hasta hace poco era el causante de sus suspiros y sonrisas, lágrimas y dolor. El día relativamente gris reflejaba perfectamente lo que sentía el de lapislázuli mirada en estos momentos mientras se acercaba irremediablemente a su destino. Su ansiedad aumentaba y la cobardía se abría paso en su mente. Las ganas de retroceder sobre sus pasos y huir tampoco disminuían.

Decidió ignorar sus sentimientos. Se dijo a sí mismo que lo único que necesitaba para quedarse era la certeza de no volver a sufrir. Hasta el momento, día tras día y noche tras noche, el recuerdo de Harry había sido un calvario eterno y sentirlo cerca abre las heridas, escuetamente cerradas con bisturí quirúrgico, sin compasión alguna.

La edificación se alzaba sobre él, imponente, justo como Harry. Entró en la residencia y fue hasta el departamento cuyo número recordaba a la perfección y aún conservaba la llave. Su corazón se aceleraba a medida que sus pasos avanzaban a la puerta del departamento que solía compartir con rizado por tres años y que abandonó hace tan solo meses, creyendo no tener nunca más la necesidad de volver.

Una vez frente a ella, sus manos sudaban y sentía a su corazón salirse del pecho. Su alma pendía de un hilo y sus piernas temblaban de anticipación.

Se armó de valor y tocó la puerta. Una, dos, tres veces, no hubo respuesta. 

Sabía que no debía hacerlo, pero era algo que tenía que hacer por paz mental. Así que tomó la llave que continuaba siendo parte de su llavero y que después de ese día no la tendría más. Metió la llave en la cerradura y suspiró alto al girarla. La puerta se abrió de inmediato revelando el desastroso interior. Las botellas vacías rodando por el vinílico piso, ceniceros repletos de colillas, ropa tirada sobre los muebles y el suelo, demostraban el desastre en el que Harry se había convertido al igual que él. Las cortinas estaban cerradas provocando un escenario mucho más caótico. Louis frunció el ceño, Harry nunca había sido desordenado.

Sweet Sweet Revenge |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora