Capítulo 2... Yoonmin...

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Hoseok estaba apostando como de costumbre. Reía y bebía con los demás chicos, en el clandestino casino que también poseían ahí. 

YoonGi sabía que mientras jugaran sólo entre trabajadores de su padre, no había apuestas tan grandes pero si bastante diversión. Además de que Jung se mantenía practicando lo suficiente para estafar a un verdadero millonario en un juego real.

Suga se llevó un cigarrillo a los labios, negando con la cabeza y sonriendo cuando su mejor amigo, camarada de misiones, le sonrió desde la mesa y siguió apostando.

Era un maldito bastardo, estaba haciendo trampa, aunque al menos YoonGi podía confiar completamente en él. Afuera siempre se cuidaban las espaldas.

—El jefe le está buscando, señor —uno de los chicos que sumisamente atendía el bar, se acercó a avisarle, con un vaso de cerveza como ofrenda al hijo del cabecilla.

—Está bien, gracias —asintió negando la bebida, soltando el humo hacia otro lado, ya que no le gustaba humillar a los omegas del bar, ni a ninguna persona en general.

Muchos de los omegas que no salían en la venta, se quedaban a ayudar en el bar por un poco de comida y techo. Algunas veces quedaban tan drogados que perdían la memoria de su vida pasada, la esperanza de salir o simplemente se volvían dependientes de las sustancias, por lo que terminaban sus vidas ahí. Otros, en el peor estado, eran simplemente aniquilados.

Los trabajadores de su padre abusaban de ellas y ellos, les humillaban y trataban tan mal para hacerles sentir peor, diciéndoles que nunca fueron lo suficiente valiosos para ser vendidos y que lo mejor que podían hacer era atenderles en todo lo que necesitaran.

Suga no estaba de acuerdo con ello pero eran los chicos que mantenían el negocio a flote, arriesgando sus vidas, así que debían mantenerlos felices.

Cuando llegó a la pequeña oficina de su padre, entró sin avisar odiando por completo la escena que presenció en ese momento. Una jovencita tenía las piernas abiertas en el escritorio y su padre se movía en medio de ellas.

Era repugnante, aunque el hombre se la pasara diciendo que jamás olvidaría a su madre, siempre le encontraba en los momentos menos oportunos faltando su memoria.

La chica salió corriendo y Suga tuvo que inhalar una gran bocanada de humo para tranquilizarse, a esas alturas ya todo lo que veía y sabía, le daba igual.

— ¿Querías verme? —preguntó alejado del escritorio. No se acercaría en meses.

—Claro que sí, hijo mío —el hombre se acomodó los pantalones y se sentó en la silla principal como si nada pasara—. Necesito que me ayudes a supervisar la nueva entrega de omegas. Acabamos de obtener muy buenas adquisiciones y un pedido sumamente valioso. Recuérdame recompensar a nuestros hombres por haberlo obtenido.

Suga se limitó a encogerse de hombros accediendo a la petición, era una rutina, así que no podía negarse.

Caminaron con dirección a dónde las entregas se realizaban en la bodega. Un enorme camión estaba estacionado justo en la entrada y alrededor de él los trabajadores de su padre haciendo sus labores. Las cortinas metálicas estaban abiertas de tal manera que varios omegas fueran bajados del camión, como si se trataran de cualquier otra mercancía, aunque los más despiertos eran obligados a caminar. Seguro se les acabó todo el sedante en el camino y no pudieron inyectarlos de nuevo.

Su padre sólo quería que lo ayudara en caso de que la policía estuviera vigilando la entrega y fuera una treta, también era porque deseaba mostrarle cómo se hacían las cosas con sumo detalle antes de que él se fuera de la cabeza.

Habían hablado bastante al respecto, la policía tarde o temprano lo atraparía debido a que la red había crecido demasiado y se había hecho muy famosa. Su viejo alfa era conocido por todo el mundo y estaba fichado, había noticias de él en televisión todas las mañanas, y más ahora que la trata de omegas aumentó. El incógnito era muy difícil de mantener y por ello se trasladaban de guarida muy seguido.

Él decía que quería retirarse pronto y que por tanto, Suga debería hacerse cargo de la red; de tal forma que se iniciaría de nuevo en otro punto, con otro nombre y la policía perdiera rastro absoluto de todos dentro. Sería un excelente cambio aunque Suga no se sentía preparado para ello.

A veces pensaba que nunca quiso entrar, que fue uno de sus más grandes errores. Suponía que al final quería regresar a la universidad y estudiar lo que realmente deseaba: música. No obstante, tampoco se quejaba, ese trabajo era divertido y emocionante. Con una paga sumamente grande.

Distraído entre sus pensamientos el alfa joven no se dio cuenta cuando uno de los trabajadores dejó caer a un omega cerca de él. 

Maldición.

El chico estaba tan drogado, olía a demasiados fármacos al igual que a enfermedad.

Tenía miedo que vomitara en cualquier momento o hiciera algo asqueroso sobre sus lustrosos zapatos.

—Tengan más cuidado —espetó mientras ayudaba a ese inútil omega a levantarse.

Era el niño más bonito que jamás haya visto en su vida...

Tenía los ojos tan bonitos y somnolientos.

Unos hermosos labios carnosos, de aquellos que daban tantas ganas de morder en un caliente beso o hacer que estuvieran alrededor en una buena mamada, formaban un bonito puchero.

Estaba tan drogado que casi no podía mantenerse sobre sus pies, ni oponerse al fuerte agarre que Suga ejercía. Al sostenerlo de la cintura cuando casi se desmayó y apretarlo cerca, se dio cuenta de que incluso tenía una bonita figura, que estaba en buen estado físico y que poseía ropa fina, la cual le dejaba sentir lo suave que era. 

Si ese chico no salía a la venta, estaría muy dispuesto a conservarlo sólo para él; así como muchos trabajadores con algún otro omega lo hacían. El era el hijo del cabecilla, nadie podía oponerse.

—Oh, qué bueno que lo levantaste. Este es el chico del que te hablaba —se acercó su padre acariciando la suave mejilla del omega. Después de lo que vio en la oficina, Suga sentía que incluso su padre era demasiado impuro para poder tocarlo—. Este es el Omega por el que nuestros compradores de Busan están pagando varios millones. Deben encontrarlo en perfecto estado o no podremos completar el trato —eso último lo dijo más como reprimenda a sus trabajadores descuidados— ¿Es muy bonito, no es cierto? —el pálido discretamente tragó saliva y se obligó a asentir con seguridad y desinterés—. Nos costó mucho capturarlo, lo hemos estado vigilando desde que era un cachorro. No tiene mucho que se presentó como omega —aventó al hermoso chico a sus trabajadores, después de arrancarlo de los agarrotados brazos de su hijo.

Suga miró como el pequeño se iba bastante mareado y mantenía un ceño fruncido, junto con ese seductor puchero que nunca borró.

— ¿Cuál es su nombre? —preguntó sin poder mantener su curiosidad dentro de sí.

Su padre le observó confundido, sorprendido por el repentino interés en las entregas de parte de su hijo.

—Se llama Jimin, señor. Park Jimin y lo quieren comprar los Kim de Busan. —contestó un hombre.

Maldición. Ese niño jamás sería suyo. 

Illicit -Yoonmin-Where stories live. Discover now