Capítulo 10... Yoonmin...

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Adoptaron un ritmo con Taehyung y J-Hope viviendo con ellos. Normalmente era V (el pupilo finalmente se había conseguido un apodo), el encargado de casi todo en la cabaña. No era un experto pero mejor y más eficiente que los demás, sí.

La primer noche, YoonGi estaba muy dispuesto a dormir en la sala como de costumbre, sin embargo, Hoseok lo detuvo tan pronto notó las intenciones de su amigo.

—Oye, oye... ¿Qué haces? —sin dejar que el pálido bajara las mantas de sus brazos, lo hizo retroceder—. No irás a creer que dormirás en la sala con nosotros, ¿cierto?

—Hoseok, estoy cansado... —suspiró el mayor, deseando dormir en su incómodo sofá lo más pronto posible—. No estoy para bromas.

—Esto no es una broma, amigo —lo tomó por los hombros y lo guió de regreso a la recámara de donde había salido—. Puedes dormir en la silla dentro del dormitorio o en el suelo... pero por tu privacidad y la nuestra, cada pareja debe ocupar una habitación.

—Esto podría contar como una sola y gran habitación, si no te has dado cuenta. Todo está conectado —se quejó, poniendo resistencia a la guía de su amigo.

—Hablo en serio YoonGi. Te ves como la mierda y debes hacer algo para mejorarlo —lo empujó dentro del dormitorio—. Buenas noches, hermano.

YoonGi suspiró cansado. No quería comprobar si J-Hope hablaba en serio sobre la privacidad y no quiso arriesgarse, así que podría acomodarse en el suelo (que era más amplio) puesto que Jimin ya estaba dormido sobre toda la pequeña cama.

Por supuesto que a mitad de la noche sentía frío, el suelo no era nada cálido y hasta la madera se sentía un tanto húmeda, quizá por eso era así de barata toda la cabaña.

Jimin se despertó a mitad de la noche porque alguien se estaba quejando. Era como si una persona estuviera muy enferma. El verdadero problema radicaba en que normalmente dormía solo y sonaba aterrador.

Miró al blanquecino en el suelo, dormía profundo pero sabía que algo dentro de sus sueños lo inquietaba. Seguro una pesadilla, por eso se la pasaba gruñendo y con pequeños espasmos. Intentó moverlo para despertarlo y todo resultó inútil.

Cuando YoonGi despertó por la mañana, el pequeño Jimin estaba entre sus brazos, dormido y acurrucado contra su pecho.

Diablos, su cuerpo se endureció de inmediato.

Comprendió entonces que ese olor maravilloso, le pertenecían al omega y que de alguna manera, lo había mantenido tranquilo durante toda la noche. No hubo pesadillas aquella vez, sintió un enorme alivio y descanso en el cuerpo. Tenía mucho que no dormía así de bien.

De todos modos, ¿En qué momento se había acostado a su lado? El suelo era frío, incómodo o al menos ahora que el cachorro estaba con él, ya no. ¿Por qué cambiar la comodidad de la cama para estar a su lado? ¿Lo obligó durante la noche?

Quería despertarlo, regañarlo por estar haciendo todo más difícil pero cuando el pequeño se movió suave; sus instintos le gritaron que no, que lo estrujara entre sus brazos y disfrutara lo más que pudiera de esa confortable compañía.

Quería dejarse llevar, frotarse contra ese bonito cuerpo y tomarlo ahí mismo.

El cachorro se restregó ligeramente con un puchero contra su pecho, como si tuviese comezón en la mejilla. YoonGi gruñó frustrado, era el momento oportuno para alejarlo; de despertarlo en esa pequeña transición de inconsciencia al optar una nueva posición. No lo hizo.

Sujetó el mentón del menor entre sus dedos y lo besó. Apenas un roce.

Jimin despertó en cuanto sintió la respiración ajena acariciarlo pausadamente. Se asustó al percibir sus labios juntos.

YoonGi lo miró durante varios segundos, esperando una reacción del pequeño aunque cuando éste no hizo nada para rechazarlo; no pudo resistirlo y profundizó el beso.

Jimin abrió los ojos aún más sorprendido; sin embargo, al reconocer el dulzor del blanquecino, su cuerpo reaccionó por si mismo y se apretó más contra el cuerpo cálido que lo abrazaba.

Sus dedos se hicieron puños sobre la delgada camiseta del mayor, arruinando la tela entre ellos. Gimió bajito, cuando su lobo omega se sintió complacido.

—Hyung... —gimió entre sus bocas, tan pronto YoonGi succionó su labio inferior dándole un momento para respirar. Apenas podía conseguir llevar oxigeno a su sistema. Incluso pensó que había olvidado cómo respirar—. Oh, Hyung... —se arqueó en el momento que el blanquecino decidió jugar con un poco de piel en su cuello. Lo succionó despacio.

Fue un gesto tan íntimo, tan sensual. Dejaría una marca, estaba seguro. Nunca nadie se había acercado a su cuello, ni siquiera sabía que podía ser tan sensible en esa zona.

YoonGi no lo había mordido pero se sintió muy similar a ello, como el irremediable deseo de querer hacerlo. Jimin quería eso, que lo marcara y pudiese pertenecerle. No obstante, Suga se alejó asustado, tan pronto sus intimidades chocaron.

No es que el mayor jamás hubiese estado con otro chico, si no que ese maldito cachorro debía llegar intacto o de lo contrario, podría morir si los Kim no lo encontraban casto. Además, sabían que no fue rescatado por la policía durante la caída de la mafia, su familia le seguía buscando.

—No, no... —suplicó el menor, con esos ojos de cachorro y esa expresión en especial. Había oscuridad en ellos, esa profundidad que la excitación causaba y sabía perfectamente que el omega estaba excitado.

—No puedo... —susurró sin pensar. La expresión de Jimin se quebró como un cristal, parecía totalmente desilusionado y herido—. No eres tú, pequeño... —su lobo alfa le obligó a consolarlo. No podía lastimar a un omega, no era nada en especial con ese niño.

Colocó los antebrazos a cada lado de la cabeza de Jimin cuando éste no lo dejó alejarse

— ¿Por qué no puedes? —cuestionó el cachorro con los ojos más cristalinos— ¿Acaso no me deseas? —¡Maldita sea, sí!

—Más de lo que debería.

Jimin se sorprendió. Se mareó un poco ante aquella respuesta y se cuestionó porqué estaba besando a su secuestrador con tanta necesidad y deseo.

¿Por qué su lado omega actuaba tan ansiosa y desesperada por un simple roce con aquel chico? ¿Acaso no podía percatarse que era peligroso? Ni siquiera era su comprador y porqué se sentía tan desilusionado por ello. ¿No debería tener miedo? ¿Por qué este chico le producía seguridad?

Jimin miró totalmente decepcionado a Suga cuando éste detuvo sus manos, que tan desesperadas estaban por levantarle la camisa, impidiéndoselo. Suga no lo deseaba como él.

—No, pequeño. Vamos a tratar de entregarte lo más intacto posible... —quiso refutar algo pero YoonGi ya le había bajado los calzoncillos hasta los tobillos y de la nada, inclinado a besar su masculinidad.

Las mejillas de Jimin se sonrojaron. Su cuerpo se arqueó y sintió un cosquilleo extraño que se extendió por todo su cuerpo como fuego. Llegó demasiado rápido con un par de lamidas solamente y se avergonzó demasiado. Había ensuciado la mejilla de su Hyung y se asustó por ello.

YoonGi se hincó un tanto serio y sin expresión. El cachorro esperaba ser regañado; hasta que notó cómo el blanquecino se limpiaba con los dedos el rostro y luego los chupaba.

Su intimidad volvió a erguirse ante aquella imagen y al momento en que el mayor rió con suavidad, se derritió por completo.

YoonGi se dijo que si lo iba a entregar a los odiosos Kim, al menos lo dejaría preparado para los servicios en los que, probablemente, iba a ser usado. Jimin aprendería lo suficiente para complacer a sus verdaderos dueños y le fascinaba la idea de ser quien lo instruyera.  

—No te preocupes, cachorro. Apenas estamos comenzando...

Illicit -Yoonmin-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora