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Holaaa!!! He aquí la 5a parte. Perdón la demora, pero queda tan poquito de la historia que no quiero que se acabe >.<

Como siempre, muchas gracias por su apoyo y lindos comentarios de amors. Un beso!


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La alarma sonó y retumbó fuerte en sus oídos, le dolía un poco la cabeza, pero no lo suficiente como para no poder recordar todo lo que había pasado la noche anterior.

Deseaba salir de su propio cuerpo para apalearse con las ganas que se merecía, y lo peor de todo es que aún no resolvía ninguno de los problemas en los que se había metido, o mejor dicho, en los que alguien lo había metido. Y al pensar en ello, lo recordó. Samuel giró sobre su cuerpo para verlo, pero no sabía por qué pensó que aun estaría ahí. El lugar a su lado estaba vacío, Guillermo ya no estaba.

– Joder...

Bufó sonoramente, estaba solo en eso y por muy placentera que haya resultado su efímera visita, lo había dejado peor que antes, sin información y con toda la noche perdida ocupándose en él en vez de buscar los benditos anillos. Aunque debía admitir que no se arrepentía de nada.

Sacudió la cabeza para deshacerse de una tonta sonrisa que se le había puesto en los labios y se apresuró a levantarse, desactivó el reloj digital antes de que su segunda alarma sonara y caminó desnudo hasta el baño para tomar una ducha. Era muy temprano aún, de seguro habría algo que podría hacer, lo primero era estar presentable para ir a la joyería, llamar a Fargan y rogar a los dioses que escucharan su oración.

Cuando salió a la iluminada calle el sol lo noqueó. Se apresuró a entrar al auto y a dirigirse a la joyería donde compraron los anillos anteriormente, que de seguro tenían las medidas de los anteriores o algo en lo que lo pudieran ayudar. Atravesó las calles como un relámpago, dio gracias de que por la hora aun no hubiese tanta gente.

Luego de unos minutos al volante llegó al fin al lugar, una enorme tienda ¿Blindada? No recordaba que lo estuviera, al menos no de día, sólo en las noches cuando no estaba abierta... ¡Cuando no estaba abierta!

Corrió hasta la puerta, y casi se le sale el alma del cuerpo al ver el letrero colgado "Cerrado hasta próximo aviso". Si había un buen momento en toda su vida para morir, de seguro era ese. No lo creía, no quería creerlo, estaba seguro de que toda la mala suerte en su vida se había concentrado en ese momento, se llevó las manos a la cabeza para pensar qué más podía hacer.

Dio un golpe molesto a las gruesas capas de hierro que cubrían la tienda y se lamentó después por el dolor. Caminó hasta su auto y con ambas manos en el volante lo meditó una y otra vez, le dio tantas vueltas que ya se sentía mareado. ¿Cómo iba a explicarles que el meticuloso y responsable padrino de bodas había perdido los anillos de los novios y no los recuperó a tiempo por encamarse con el tipo que se los robó? Debería ponerlo en mi discurso, bufó.

Decidió que ya poco podía hacer, al menos no solo, tenía que llamar a Fargan y explicarle lo que pasaba para que juntos salieran de eso, dejaría que lo golpeara después. Así que se dispuso a llamarlo...

– ¡Me cago en todo lo cagable!

Volvió a maldecir en voz alta, golpeando con su propia cabeza el volante varias veces, con todo el embrollo había olvidado por completo que hasta sin móvil lo habían dejado, y ¿quién en estos tiempos se sabe de memoria los números de sus amigos? Él ciertamente no, así que ahora y más que antes, estaba solo.

Dejó de golpearse cuando comenzó a dolerle la frente, y quizás por el zarandeo de neuronas o por la desesperación en la que se encontró, se le vino una sola idea a la cabeza. Era su última opción.

Bribonzuelo - WigettaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang