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Holaaaa! Penútima parte lista! 

Lo sé, fue cortito u.u, pero en realidad la historia era simple, y no daba para mucho más. Y aún queda la última ¿qué pasará con este par? xD

En fin, no tengo mucho que decir, solo que muchas gracias por el apoyo y por sus comentarios, me rio tanto con algunos xD.

Espero les guste y entretenga.

PD: nunca había narrado escenas de pelea-acción, así que no se qué tan mal quedó xD


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Samuel se había convencido de que, si existía un mal día para ser él, debía era ese.

El duro agarre en su brazo izquierdo dolía, el matón que lo llevaba dentro del local debía tener bastante fuerza para hacerle sentir ese dolor a pesar de sus tonificados brazos.

No podía decir cuántos eran ¿Unos ocho o diez? No estaba seguro, estaba nervioso y que Guillermo no dejara de pelear ni quejarse no le ayudaban para nada a pensar. Cuando estuvieron en la mitad de la pista de baile, ahora vacía, el tipo a su lado lo lanzó con fuerza hacia adelante, dio unos pasos y gruñó molesto.

– Los encontramos afuera, señor – dijo el hombre que lo empujó.

– Junto a la rata que anoche robó su reloj, señor – escuchó a otro guardia, al momento que lanzaba también a Guillermo a su lado, quien, por la fuerza del matón, cayó al suelo.

– ¡Oye! – reaccionó Samuel ante la innecesaria violencia y se le acercó para levantarlo.

– Sí, a él lo recuerdo – un muchacho alto y delgado caminó hasta ellos desde la barra con una copa en las manos, Samuel notó que no era mucho mayor que él, de hecho, parecía menor ¿Él era el dueño? – Pero a ti no – señaló al Samuel – ¿Estás con él?

– ¿Yo? Eh, sí, digo, no... es decir – dudó mientras balbuceaba – Soy Samuel, y mira, Rubén... ¿Puedo llamarte Rubén? – el aludido arqueó una ceja, pero asintió y Samuel supo que tenía que explicarse ya – Es algo complicado. Anoche yo estaba aquí, en tu discoteca. Él me robó también – señaló a Guillermo – y cuando tus matones... guardias lo atraparon, se llevaron eso que me había quitado. Y la verdad es que es muy importante, lo necesito de vuelta. Por favor.

Rubén se quedó en silencio observándolo fijamente, bebió de su vaso y lo dejó en una mesita que tenía cerca. Miró a Samuel y a Guillermo intercaladamente, como si intentara comprender lo que acababa de oír. Al cabo de unos segundos que parecieron eternos, Rubén sonrió e hizo un gesto con la cabeza, inmediatamente uno de los guardias tomó los brazos de Guillermo y lo inmovilizó por la espalda.

– ¿Qué? – gritó Guillermo ante la brusquedad – ¡Suéltame, animal!

– ¿Eso es necesario? – Samuel sonó un poco más molesto al observar la escena.

– Él te robó también, Samuel – dijo Rubén algo divertido – ¿Por qué te importaría lo que pase con un pobre ladrón? – Samuel no encontró palabras, muy a su pesar, el dueño tenía algo de razón – Eso pensé – hizo otra señal.

Otro hombre se acercó a Guillermo y lo golpeó una vez en el estómago, Samuel apretó los puños, impotente y enojado, sabía que el chico podía haber cometido algunos errores, pero así mismo sabía que ese castigo era injusto, Guillermo era como un mondadientes al lado de esas enormes bestias.

– Mis hombres me trajeron esto – Rubén volvió a llamar su atención, cuando Samuel lo vio, estaba sacando la pequeña caja morada del bolsillo de su pantalón – supuse que debía ser otro botín de la rata esa ¿Es lo que buscas?

Bribonzuelo - WigettaWhere stories live. Discover now